Costa Rica: consultas sobre apertura a maíz transgénico fueron enviadas al MAG

Las consultas iban contenidas en una carta que mandó, este jueves 13 de diciembre tras la ausencia de la Ministra a la sesión que se le había convocado, el diputado del Partido Acción Ciudadana, PAC, Claudio Monge.

A continuación el contenido de la interpelación

Solicitud presentada por la Empresa de Semillas del Trópico y DPL Semillas ante la Unidad de Organismos Genéticamente Modificados del Servicio Fitosanitario del Estado, para que se apruebe la siembra de 35 hectáreas de variedades de maíz transgénico (Maíz MON-88017, Maíz MON-89034, Maíz MON-603 y Maíz MON-00863-5) en la provincia de Guanacaste.

La Ministra asegura que este maíz es solo para la siembra y no para el consumo humano, hablan de que no existe un riesgo de contaminación de otras siembras por polinización, argumentando que el radio de dispersión del polen es de entre 30-100 metros; sin embargo el Decano de la Facultad de Agronomía tiene un modelo de dispersión de polen de hasta 2km y esta advertencia fue hecha a la Comisión de Bioseguridad. ¿Qué opinión le merece esto?

¿Qué mecanismos está utilizando el MAG para respetar rigurosamente la autonomía de los gobiernos locales? ¿Se han hecho las debidas consultas?

La Ministra dice que no hay estudios suficientes sobre los efectos de los transgénicos en la salud humana. Sin embargo, basta hacer una búsqueda rápida para ver que así existen estudios incluso avalados por la Organización Mundial de la Salud. ¿Qué opina de esto? ¿Se están tomando en cuenta estos estudios?

Hablan de que con controles estrictos no existen riesgos de fuga de transgénicos. Sin embargo tenemos en nuestro país un caso con el cultivo de algodón transgénico, donde por más controles de las autoridades, se dio una fuga de carácter antropogénico (la misma gente robaba las semillas y las sembraba) ¿Se ha analizado este precedente?

Los datos que arroja la Comisión de Bioseguridad sobre posibles impactos en ecosistemas, son basados en estudios de impactos en la biota de otros países, pero faltan estudios en el país sobre el posible riesgo de estas toxinas ¿No parece irresponsable tomar decisiones sin estos criterios?

Yo me he dedicado a leer todos los criterios que han sido remitidos a la Comisión Nacional de Bioseguridad, y me asusta sobremanera el hecho de que muchas, muchísimas organizaciones e instituciones de alto nivel han coincidido en el rechazo vehemente a la siembra de este maíz transgénico; por nombrar solo algunas han solicitado rechazar la solicitud:

El Consejo Universitario de la Universidad Nacional, el Consejo Institucional Instituto Tecnológico de Costa Rica, la escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica, la Comisión Institucional de Seguridad Alimentaria y Nutricional de la UCR, el PROGAI UCR, la Escuela de Antropología de la UCR, el Consejo de la UNED, las Federaciones de Estudiantes de las Universidades Estatales, la Defensoría de los Habitante, el Ministerio de Cultura, las municipalidades de Oreamuno, Abangares, Grecia, Naranjo, Belén, San Isidro, el Colegio de Agrónomos , la Red Nacional de Coordinación en Biodiversidad, la Mesa Nacional Indígena, la Cámara Nacional de Apicultores, el Movimiento de Agricultura Orgánica, la FECON, Bloque Verde, Coecoceiba, Apreflofas.

Todos coinciden palabras más o palabras menos en el siguiente orden de advertencias (que abarcan campos que van desde afectación agrícola, ambiental, en la salud humana, económico, cultural y más) Este es un problema complejo:

Que los agricultores se expondrían a una mayor dependencia, así como a denuncias legales por parte de los dueños de esta tecnología, como ya está sucediendo con agricultores de los países (México y Perú).

Que podría tener un efecto negativo sobre el valor de la tierra al estar contaminada con este tipo de cultivos. Un campo que haya sido sembrado con transgénicos difícilmente podrá “limpiarse”, especialmente si se trata de cultivos cuyas semillas caen o permanecen en el suelo, como es el caso de los cereales.

Que conociendo las historias de negligencia de varias de las corporaciones involucradas en este tipo de tecnología y similares, no hay razón para depositar en ellas confianza.

En Costa Rica no existe una capacidad regulatoria suficiente para implementar las directrices y protocolos sobre bioseguridad que queramos crear o copiar de otros lugares.

Que estaríamos poniendo en peligro ecológico y genético uno de los recursos más valiosos que tiene nuestro país, su biodiversidad, no solo desde el punto de vista económico, sino también de sobrevivencia para las generaciones actuales y futuras.

Que con la aceptación de los cultivos transgénicos se estarían violentando el Principio de Precaución y el Convenio sobre la Diversidad Biológica, firmados por Costa Rica en la Cumbre de Río en 1992, así como la Ley de Biodiversidad, la Ley Orgánica del Ambiente, y el Artículo 50 de la Constitución Política del país.

Más específicamente, se hacen advertencias de gran envergadura como:

Dice la Universidad Nacional, sobre el riesgo de contaminar los genes del maíz criollo: “En el "Estudio de la diversidad genética y determinación de flujo de genes histórico entre el arroz cultivado O. sativa y silvestre O.glumaepatula en Costa Rica" (Muñoz y colaboradores, 2009. Proyecto UCR – LAC Biosafety: Bioseguridad en el cultivo de arroz en Costa Rica), se demostró evidencia indirecta sobre la posibilidad de flujo génico entre el arroz genéticamente modificado y el arroz silvestre. Este problema podría ser replicado en el caso del maíz, que al ser una planta de polinización abierta se incrementan los riesgos de que los genes de los transgénicos se mezclen con los del maíz criollo y mejorado que se cultiva en el país”

A partir de los primeros cultivos transgénicos, Rubens Onofre (Revista Perú Med Exp Salud Pública. 2009; 26(1):74-82) afirma que “varias universidades americanas alertaron sobre riesgos ambientales, como son: la creación de nuevas plagas y plantas invasoras, aumento de las plagas ya existentes por medio de la recombinación genética entre la planta transgénica y otras especies filogenéticamente relacionadas; producción de substancias que son o podrían ser tóxicas a organismos no blancos; efecto disruptivo en comunidades bióticas y el desperdicio de valiosos recursos genéticos, seguido de contaminación de especies nativas con características originadas de parientes distantes o de especies no relacionadas; efectos adversos en procesos de los ecosistemas; origen de sustancias secundarias tóxicas después de la degradación incompleta de químicos peligrosos; efecto adverso en los procesos ecológicos y desaprovechamiento de recursos biológicos de alto valor.”

Se advierte en el tema cultural, que el maíz es un cultivo autóctono de nuestros pueblos indígenas, con un legado cultural y alimentario en todo el territorio de Costa Rica, que lo ha convertido en un elemento esencial y de alto valor nutritivo en la dieta de los costarricenses. Actualmente es de mucho interés, tanto para consumidores como para los agricultores, el rescate de las variedades de maíz criollo y mejorado que puedan asegurar una alimentación más natural, saludable y sostenible. Adicionalmente, se reconoce en el maíz a un alimento con una importante herencia de diversidad genética, la cual podría verse contaminada con los genes de los transgénicos, y consecuentemente podría afectar negativamente la inocuidad del maíz y la seguridad alimentaria de nuestros pueblos. Es evidente que en este caso debería privar el interés por los agricultores y consumidores, antes de favorecer intereses particulares de unas pocas empresas.

Eventuales perjuicios económicos para los agricultores locales. La siembra de maíz transgénico y los mecanismos particulares de propagación podría poner en riesgo la mezcla de estas semillas locales, por eventuales reclamos económicos por uso de semillas patentadas por empresas transnacionales.

Los riesgos de afectación de la salud humana por consumo de alimentos transgénicos, reportada en temas como reacciones alérgicas y resistencia a los antibióticos entre otros, (Herbert, M.R. 2003. “Los efectos a la salud del consumo de alimentos transgénicos”. En: Bejarano, F.; Mata, B. (eds.). Impactos del libre comercio, plaguicidas y transgénicos en la agricultura de América Latina. Editorial Futura: Texcoco, Estado de México, México. p. 213-218.). En cuanto a los genes que producen toxinas (Cry) provenientes de la bacteria Bacillus thuringensis (Bt) transferidos al maíz, Sagstad et al. (J.Fish Dis. 2007; 30(4):201-12), encontraron que salmones alimentados con maíz MON-810 presentaron una gran proporción de granulocitos, aumento somático de los monocitos, con una menor proporción de linfocitos; cambios en las actividades de las proteínas de estrés y cambios en las poblaciones de leucocitos asociados con la respuesta inmune”.

Esto, para hacer un resumen breve, entonces quiero preguntar señora Ministra ¿Se están tomando en cuenta estas consideraciones? ¿De qué forma?

La escuela de Antropología de la UCR, el Ministerio de Cultura y la Defensoría de los Habitantes coinciden (y así lo hicieron saber a la Comisión de Bioseguridad) en que la afectación de una contaminación de maíz criollo tendría serias afectaciones de carácter cultural sobre Guanacaste e incluso sobre las costumbres y creencias propias de culturas indígenas. Señalan incluso la necesidad de elevar este tema a una consulta indígena de conformidad con el Convenio 169 de la OIT. ¿Esto se va hacer?

¿Garantizan ustedes que no va haber polinización del maíz criollo?

¿Disponen ustedes de los recursos técnicos y económicos para dar un seguimiento a una eventual contaminación?

¿Le garantizan ustedes a los agricultores costarricenses que ante una eventual contaminación, la empresa Monsanto no va interponer acciones legales contra los mismos?

¿Garantizan ustedes que no se va generar resistencia a la toxina Bacilus thuringiensis en las plagas de maíz que se alimenten de maíz transgénico?

Fuente: El País.cr