Cómo se garantiza el saqueo minero en Argentina
Lo que está ocurriendo en Valle de Uco, Andalgalá, Sta. María, Belén, Agua Rica, Filo Colorado, Río Turbio, o el experimento de colonización del Iberá en Corrientes y en otras 600 explotaciones mineras de Argentina, podría ser considerado el negocio del siglo (de este siglo) para las multinacionales mineras. En Esquel también, pero en menor medida porque la movilización de la población frenó el proyecto, algo parecido a lo que ocurrió en Gualeguaychú por el caso de las pasteras
La magnitud del negocio se mide por los bajísimos costos que les garantizan el Estado y todas las instituciones (incluida la prensa comercial), útiles a las empresas para acumular tasas de ganancia anuales mayúsculas que se están llevando a los ojos de todos.
Con un agregado. Buena parte (imposible de cuantificar) de esa ganancia se llama estafa, estafa directa: las empresas no están obligadas a declarar casi nada de lo que producen, tratan o exportan, a sus centros industrializadores en las metrópolis. Mientras usted lee este artículo, millones de toneladas de minerales mal llamados “descartables” están siendo trasladadas al exterior por los puertos del Paraná medio o del sur patagónico, sin ningún registro.
Son más de 60 elementos minerales “descartables” de alto valor en el mercado mundial, como litio, selenio, vanadio, titanio, niobio, magnesio, cobre, cobalto, entre otras seis decenas más. Después de envenenar las napas y ríos provinciales por donde son trasladados a través de mineraloductos, los destinan a la industria de la informática, la aeronavegación y las comunicaciones telefónicas. Todo gratis, como si fuera sacado de una colonia durante el siglo XVII.
Aquella declaración de Carlos Marx en El Capital, referida a las variadas formas usadas por los capitalistas originarios para acumular capital (saqueo, genocidios, invasiones, colonizaciones, además del uso del tiempo de trabajo de otros, “con barro y sangre”, constituye un método sistémico imposible de separar del modo burgués de entender la vida social y hacer funcionar sus economías.
Las explotaciones mineras en Argentina, como en el resto de los países del continente (excepto Venezuela, Cuba y Bolivia en forma relativa y parcial) tienen carácter de invasión, de enclave, lo más parecido a una colonización, pero en pleno siglo XXI. Las empresas al llegar se posesionan de todo lo existente: escuelas (especialmente sus directoras), manuales de estudio, actos escolares patrios, poblaciones, territorio, bienes escasos como el agua, policía, prensa, diputados, intendentes, concejales, iglesias, jueces, cuerpos de bomberos y hasta las mujeres del pueblo.
Las medallas entregadas en los actos del 25 de mayo de este año, en Andalgalá, Santa María y Belén de Catamarca, tenían dos caras. Por supuesto, esa no fue la novedad. La novedad es que una de las caras de esas medallas lleva repujado el nombre “Bajo La Alumbrera”, la multinacional que está destruyendo los tres poblados catamarqueños, en nombre de la Patria. Estas expresiones “culturales” y “políticas” de la ocupación minera se pueden verificar en las localidades donde están establecidas las explotaciones mineras. Es como si cada pueblito fuera una pequeña patria en la globalización minera.
La diferencia de la actual colonización con las de siglos anteriores, es que esta vez no se colonizan países o partes de un continente, sino las localidades adyacentes a las zonas geológicas donde se establecen las multinacionales mineras. Es como si el ALCA se estuviera aplicando a pedacitos. Algo muy parecido a lo que se practicó en América latina, Asia, Africa y Oceanía hasta el siglo XIX.
En aquellos siglos fueron necesarias invasiones, guerras, ocupaciones, asesinatos selectivos, genocidios, desplazamiento de poblaciones, para imponer situaciones y estatutos coloniales. Esta vez, 50, 100 o 180 años después según el continente, esas tareas sucias no son necesarias, salvo excepciones. Ahora se ahorran esos gastos y riesgos con las denominadas Leyes y Códigos Mineros, todo votado y empaquetado por los Congresos nacionales, las intendencias y los parlamentos provinciales, sin los cuales las multinacionales no podrían adelantar las ocupaciones. Veamos cómo.
Más de 12 regalitos a las multinacionales
La denuncia parlamentaria cita las leyes del Código Minero y el Acuerdo Federal Minero “-todas normas sancionadas por este Congreso- “, recuerda, “...que crearon un marco legal que prácticamente exime a estas empresas del pago de todo impuesto”.
El documento detalla los más de 12 beneficios otorgados por el Código y el Acuerdo Fiscal Minero, que explican el saqueo.
El primer regalito es el derecho a la “estabilidad fiscal por treinta años”. Luego siguen los demás: la doble deducción “de gastos de exploración y la amortización acelerada de maquinaria, construcciones, vehículos e infraestructura”, el derecho a “trasladar el quebranto” indefinidamente hasta que la empresa genere ganancias que permitan liquidarlo, la devolución del IVA “que paguen por las importaciones y adquisiciones de bienes y servicios”, la exención de “aranceles y tasas aduaneras”, la deducción “por gastos de conservación de medio ambiente”. Igualmente, las empresas quedan exentas de pagar “el impuesto a las ganancias y a la ganancia mínima presunta”.
Otra exención que les garantiza el Código Minero es el de los “impuesto a los activos”, pero además les permiten la “capitalización de los avalúos de reservas mineras”, la devolución “anticipada y financiamiento del IVA”, así mismo no están obligadas a pagar tasas “sobre la propiedad minera” y están exentas “de todo gravamen y tasa municipal e impuesto a los sellos (exención a los ingresos brutos, sellos, etc)”.
A esto debe agregarse los beneficios por reembolsos a las exportaciones realizadas por puertos patagónicos que pueden rondar el 10% pero aumenta cuanto mas austral es el puerto de despacho (ley 23.018 y su modificatoria 24.490). En la exención de retenciones a las exportaciones, otras actividades aportan entre un 10 y un 20%.
Las empresas mineras gozan también, de la exención al impuesto al cheque (decreto 613/2001). Las mismas deducen además, el 100% del impuesto a los combustibles líquidos.
Con leyes como estas, la verdad, los capitalistas no necesitan promover ni defender el capitalismo, él simplemente está ahí, esperando para ser usado hasta la saciedad.
“Alguna vez fuimos el granero del mundo, hoy nos estamos convirtiendo en su proveedor de minerales. Este saqueo está avalado por una legislación absolutamente entreguista, que se manifiesta en un Código de Minería redactado al gusto de los consorcios transnacionales que destruyen nuestro medio ambiente, embolsan siderales ganancias, y al cabo de 10, 20 o más años, se van dejando tras de sí sólo saqueo y contaminación.” (Escrito presentado a la Presidencia de la Cámara. Archivo Despacho RedES, Carlos Alberto Tinnirello, 1º junio, 2006)
Modesto Emilio Guerrero (especial para ARGENPRESS.info)
Fuente: ARGENPRESS, 5-7-06