Colombia: Referendo al "fracking"
La sequía de este año nos enseñó, de la peor manera, que el agua es nuestro principal recurso natural, al que debemos proteger a nivel social y legislativo por obligación vital, por simple y llana supervivencia de nuestro pueblo.
Cualquier acto legislativo o social que atente contra las fuentes de agua deberá leerse como un atentado contra la sociedad misma y castigarse, en consecuencia, como un crimen de lesa humanidad.
Puede que la ambición nacional quiera pasar de largo por este hecho incontrovertible, pero el agua es nuestro principal activo. No es el petróleo. Es el agua.
No es casual que uno de los escenarios más recurrentes de la ciencia ficción sea un planeta sumido en una cruenta guerra por el agua. No es casual, porque la población crece exponencialmente con los años y el agua decrece exponencialmente con los años. No es necesario esperar un estudio de Harvard para saber que nuestra relación con el agua es inversamente proporcional: a más población más agua se consume; ergo menos agua queda. Y sin agua, todos los sabemos, no hay vida. No hay nada.
El petróleo se puede acabar mañana y la humanidad continuará. Para cuando se acabe el petróleo ya existirán popularmente (como existen hoy en día exclusivamente) fuentes de energía renovables. Pero si el agua se acaba, no habrá nada que hacer. Nada. Creo que todos los colombianos entendemos que nuestra economía depende en buena medida de nuestros yacimientos petroleros. Pero no podemos ser tan cejijuntos o brutos como para cambiar agua por petróleo. Y me estoy refiriendo específicamente al método de extracción por fractura hidráulica, más conocida como fracking.
El fracking consiste en fracturar la piedra a profundidades que superan los dos kilómetros mediante el uso de agua a presión con más de 500 productos químicos. ¿Cuánta agua se necesita para fracturar un pozo? (que se puede refracturar hasta 18 veces): según datos de The New York Times (7 de marzo del 2013), el estado de Texas, durante el 2011, usó 632 millones de barriles (cada uno multiplicado por 42 galones) para producir 441 millones de barriles de petróleo. La relación es como sigue: envenenar un vaso y medio de agua pura para sacar un vaso de petróleo. ¿De dónde se abastecen de agua estos pozos? De las cuencas más cercanas o de aguas subterráneas, para que la operación les salga más económica.
En la Ronda Colombia 2014, la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) ofreció 18 bloques para ser explotados mediante fracking. Un ofrecimiento raro: como si ofrecieran un suicidio a plazos como espectáculo. ¿A cambio de qué? De plata. Y el mensaje para toda la sociedad es el de siempre: hacemos lo que sea por la plata, pisotear a la misma madre, matar a un hermano o autoinfligirnos daño a cambio de unos billetes.
Me parece que la ANH no tenía derecho a hacer semejante ofrecimiento a nombre de todos, sobre todo teniendo en cuenta que están en juego algunas fuentes hídricas, es decir, están en juego la supervivencia, la existencia en el tiempo de muchas comunidades de colombianos. Creo que tratándose de una decisión en donde se juega la vida de muchos, tendría que hacerse por medio de un referendo popular. Que podamos votar a favor o en contra del fracking. No es una potestad de unos cuantos burócratas, es una decisión que debemos tomar entre todos.
Para que se hagan a una idea de lo que significa extracción de petróleo o gas por medio de fractura hidráulica o fracking, les recomiendo que vean Gasland, un superdocumental sobre el tema, dirigido por Josh Fox: Ver Aquí
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Fuente: Agencia Prensa Rural