Cloc-Vía Campesina: contra la violencia y por la tierra

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El movimiento latinoamericano de agrupaciones campesinas e indígenas se reunió en Buenos Aires para compartir experiencias, plantear desafíos y realizar propuestas. Su consigna: “Contra el capital y el imperio, por la soberanía de nuestros Pueblos, América lucha”.

Por Felipe Deslarmes

Ante más de doscientos delegados de organizaciones campesinas, estudiantiles y políticas del país y de América latina que llenaron el Auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional en Buenos Aires, se concretó el acto de la Secretaría Operativa de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo-Vía Campesina (CLOC-VC), la mayor organización de campesinos indígenas y criollos, latinoamericanos y caribeños.

La Coordinadora es un movimiento continental integrado por organizaciones campesinas e indígenas, de afrodescendientes, de pescadores y de mujeres, fundado en 1994 en Lima, Perú, que nació en el marco de la Campaña Continental 500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular. Realiza su Congreso Continental (la instancia máxima donde se formulan sus definiciones políticas) cada cuatro años. Allí se solidarizan y comparten experiencias.

En el Congreso que se realizó en el año 2010, en Quito, Ecuador –que consagraba el lema Contra el saqueo del capital y del imperio, por la tierra y la soberanía de nuestros pueblos, América Lucha–, se resolvió, entre otras medidas ratificadas por más de 1500 delegadas y delegados campesinos indígenas de todo el continente, el traspaso de la Secretaría Operativa de la CLOC-VC a cargo de la Federación Nacional de Organizaciones Campesinas e Indígenas (Fenocin), de Ecuador, al argentino Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI).

Un colectivo en lucha. En los seis días previos al encuentro, fueron llegando a Buenos Aires los delegados de Paraguay, Brasil, Uruguay, Nicaragua, México, República Dominicana, Ecuador, Venezuela, Cuba, Colombia, Perú y Honduras. Sus reuniones los ocupaban de 8 a 20 en las instalaciones del Instituto Superior Evangélico de Estudios Teológicos (Isedet), en el barrio porteño de Flores.

Los primeros llegaron antes de las 10 e instalaron en el hall mesas con libros, revistas y productos de producción propia. De a poco se sumaron otros de sus compañeros con banderas, remeras y gorras rojas y verdes con los símbolos de las agrupaciones, mezcladas con las celestes de la argentina Los Pibes.

A las 11, cuando habían llegado casi todos y mientras circulaba el mate, seguían compartiendo sus experiencias en la charla. Pero ya los invitaban a ingresar a la sala. Con la consigna de Contra el capital y el imperio, por la soberanía de nuestros Pueblos, América Lucha, el acto empezó media hora después. Una mezcla de emoción y determinación marcó el clima del encuentro. Se escuchaba el tema “Latinoamérica”, del grupo puertorriqueño Calle 13.

De Colombia. Luego de la presentación y la mención de adhesiones, tomó la palabra Nuri Martínez, delegada de la Federación Nacional Sindical Unitaria Agropecuaria (Fensuagro), de Colombia. Martínez comenzó por describir el complejo escenario de la coyuntura latinoamericana en un contexto de crisis del capitalismo. Al hablar de su país, observó que se encuentra en medio de un proceso de diálogo por la paz, pero a la vez que advertía que sin ese elemento no puede existir una democracia verdadera, afirmó: “Ni el gobierno nacional ni los sectores de ultraderecha quieren la paz”.

Agregó que, desde su punto de vista, “Colombia está arrodillada ante el imperialismo norteamericano, que tiene una estrategia de invasión y de impedir el avance de los gobiernos progresistas en América latina, sobre todo en Sudamérica”. Y remarcó casos de otros países de la región, como Paraguay, donde “el imperialismo ha cambiado los métodos de intervención; esta vez, dio allí un golpe institucional”. Alertó también sobre las acciones desestabilizadoras en Ecuador y Bolivia. Lamentó la muerte de Chávez y saludó e invitó a apoyar a Nicolás Maduro para dar continuidad al proceso venezolano. También advirtió sobre las violaciones a los derechos humanos que se padecen en Centroamérica, sobre todo en Guatemala y en Honduras, “donde frecuentemente aparecen asesinados decenas de líderes campesinos”.

Martínez remarcó que el avance sobre Latinoamérica ha sido diferente al que logró el imperialismo en otros continentes, por la resistencia de este pueblo, y convocó a la unión en acciones conjuntas para logra un fuerte impacto a nivel latinoamericano. Para terminar, señaló: “Nuestro enemigo es muy grande y cada vez más poderoso; pero tiene contradicciones y está en nosotros que las profundicemos”.

De Ecuador. Luego tomó la palabra Luis Andrango, presidente de la Federación Nacional de Organizaciones Campesinas e Indígenas (Fenocin), de Ecuador, quien revisó la historia de la Secretaría Operativa de la CLOC desde su fundación en 1994. Hizo referencia a la importancia de la fecha de este traspaso, ya que según el calendario andino, basado en los ciclos agrícolas, el 21 de marzo –el mismo día de la reunión– comienza el Pauca Raymi, la época de florecimiento. “Estamos justamente en la época en que los hombres y mujeres del campo plantaron ya sus cultivos, sus esperanzas y sus sueños.”

Andrango remarcó la importancia de la lucha que plantearon los campesinos y recordó que en 1992, “cuando el neoliberalismo parecía que triunfaba sobre las mentes y la conciencia del pueblo latinoamericano, organizaciones como la CLOC ya veníamos reivindicando la posibilidad de construir otro modelo que no se basara en la acumulación, la explotación y el capitalismo”. Subrayó que desde entonces alertaban que las tesis del neoliberalismo sólo profundizarían la pobreza y la exclusión.

“Hemos logrado desterrar, a través de la CLOC y de la vía campesina, toda la ofensiva de promover en Latinoamérica un área de Libre Comercio, un intento de mirarnos como compradores y no como seres humanos”, agregó. Y recalcó que varios países todavía batallan contra el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas).

De Argentina. Cerraron el acto los representantes del MNCI, los argentinos Deolinda Carrizo y Diego Montón. “Están queriendo desaparecernos desde hace 500 años”, dijo ella, emocionada, en alusión a las denuncias de asesinatos de campesinos en América latina, a mano de fuerzas policiales, de empresarios o de particulares. Remarcó que el desafío consiste en generar nuevos valores: “Hemos impulsado la campaña permanente contra la violencia de género. Necesitamos ser libres e independientes de imperios y sexos. Necesitamos nuevos actores, nuevas místicas”.

Por su parte, Diego Montón recuperó la figura de Artigas, promotor de la primera reforma agraria de Sudamérica, y mencionó una de sus consignas: “La tierra pa’ los naides”. Describió entre las estrategias del imperio la de ligar las transnacionales con las oligarquías locales. Cuestionó la mirada que desde allí se propone mercantilizar la naturaleza. Habló de solidaridad y soberanía; sobre la necesidad de dar respuestas concretas; sobre abastecimiento de alimentos y rescató el reciente informe del INTI según el cual se habían detectado agrotóxicos en la leche materna “y ya no sólo de quienes viven en el campo expuestos a los químicos”: el informe, enfatizó, “hace un análisis en la ciudad de Buenos Aires y demuestra que los químicos están en lo que comemos, afectándonos”.

Próximos pasos. El movimiento tiene previsto realizar en junio la VI Conferencia Internacional de La Vía Campesina en Jakarta, Indonesia, para sellar lazos con países de otros continentes que también integran el Tercer Mundo.

La reunión en la Biblioteca Nacional concluyó a las 13 para seguir en el Isedet dos días más. Mientras los asistentes dejaban la sala, volvía a escucharse el tema “Latinoamérica”, de Calle 13, y una estrofa quedaba repicando: “Esta tierra no se vende”.

“Hablemos de soberanía alimentaria”

Por Felipe Deslarmes

Entrevista. Diego Montón. participante del encuentro campesino. El secretario general del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) habló del peligro de los transgénicos y de producir para el mercado interno y conservar autonomía.

En el acto de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo-Vía Campesina (CLOC-VC), el encuentro de organizaciones campesinas latinoamericanas que se realizó en la Biblioteca Nacional, participó la agrupación argentina Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI). Su secretario general, Diego Montón, dialogó con Miradas al Sur sobre la dinámica de estos encuentros formales, que se realizan cada cuatro años. En cada reunión, dijo, actualizan la mirada sobre la coyuntura latinoamericana, la dinámica de las transnacionales y los modos de fortalecer los procesos de solidaridad. “Así pudimos actuar para denunciar una masacre reciente en Guatemala”, ilustró. “Gracias a una brigada con campesinos y campesinas de base, se logró primero dar apoyo físico y después romper el cerco mediático y generar un informe para las denuncias internacionales.”

–¿En qué consiste ese cerco mediático?

–Se trata de una situación global, agudizada en América latina: los medios están concentrados y al servicio de la oligarquía y de las transnacionales que montan un enorme relato falso. Lo vemos en Argentina y lo vimos en Paraguay, por ejemplo, en la masacre de Curuguaty, cuando asesinaron a más de diez campesinos y los imputados y procesados son sus mismos compañeros: no hay un policía, un funcionario, un empresario ni siquiera en la lista de sospechosos. Socializamos la experiencia de nuestra ley de medios, pero además fortalecemos una red de radios comunitarias.

–Una preocupación del encuentro fueron los transgénicos. ¿Cuál es el planteo?

–Ser un país libre de transgénicos, como Ecuador, es parte de nuestro modelo. Pero Bolivia es la vanguardia en esos procesos de desarrollo. Cambiar esta idea de “calidad de vida”, que no es sino el nivel de consumo, por la de “vivir bien”. Algo que significa mucho, que habla de un proceso integral con la naturaleza. Pero el tema de los transgénicos no puede plantearse aisladamente. Es una batalla muy dura donde se mezclan las necesidades básicas insatisfechas de nuestros pueblos con las tentaciones y lobbies de las transnacionales. También aparece la colonización cultural de algunas universidades que, bajo el encantamiento de la biotecnología, terminan colaborando con un ensamblado que compromete la soberanía nacional y la democracia.

–Usted habló de “soberanía alimentaria” y puso el contraejemplo de Haití. ¿Por qué?

–Hace cuarenta años, era un país que se autoabastecía de alimentos y hoy depende 100% de lo que envía Estados Unidos. Cuando su modelo empezaba un proceso de industrialización (porque campesino no significa atraso: hay una tecnología y una ciencia, la agroecología), Estados Unidos desarrolló una estrategia para venderle arroz que terminó destruyendo una gran red de pequeños productores. De ahí a la destrucción total fue cuestión de tiempo. Más de 700 mil familias viven aún en campamentos de refugiados. Y el proceso de reconstrucción está en manos de una fundación que dirige Bill Clinton. Pero los campesinos haitianos son conscientes de que eso está en función de los intereses estadounidenses y se están organizando.

–¿Cuáles serán los ejes centrales para oponerse a estrategias geopolíticas como ésa?

–Recuperar la soberanía en nuestras formas de producir alimentos: necesitamos volver a tener la tierra en el marco de un proyecto nacional y social. Por eso hablamos de reforma agraria. A partir de allí, pensar una agricultura para fortalecer el mercado interno. Eso aporta una autonomía que impide que puedan sabotearnos, como ocurre hoy, donde todo el tiempo nos amenazan con que pueden escasear productos. Debemos pensar en los alimentos para abastecer a los pueblos y sólo después pensar en otras funciones, como el intercambio comercial. Hablemos de soberanía alimentaria: pensemos cuál es el sujeto, qué produce, en manos de quién está y cómo reconstituimos la lógica de la distribución, teniendo en cuenta el mercado interno y regulando la exportación en función de un desarrollo nacional. Por eso creemos que ya debe reinstalarse el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI).

Fuente: Miradas del Sur

Temas: Movimientos campesinos

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