Carta de la VIII Jornada de Agroecología de Bahía

Idioma Español
País Brasil

Con las bendiciones de nuestros mayores
y mayoras y de los más mayores de nuestros mayores.
Con respeto a los vientos de la libertad,
Por respeto a los niños y a nuestra juventud,
Respeto a la fuerza de las mujeres,
Por respeto a la gente de las periferias de nuestras ciudades.

Salvador – 2 de febrero de 2025

En vísperas del día de Jemanjá, nos reunimos en el territorio Abaeté, en Salvador, la primera capital de Brasil, donde nuestro país obtuvo su independencia formal mediante la lucha popular en 1823. Sede de grandes rebeliones contra el poder colonizador, como la de Búzios. La revuelta de 1798, la revuelta de Malês en 1835, la huelga negra de 1857 y muchas otras, desde las más antiguas a las más recientes, como la revuelta de Buzu en 2003.

Nuestro tema principal en esta reunión fue la necesidad de crear una alianza rural-urbana para combatir el hambre y la pobreza. No podemos, en el año 2025, seguir culpando del hambre que aún persiste a los gobiernos pasados, ya sea a nivel federal o estatal. El hambre no es un problema específico sino estructural. Las estrategias políticas que se reducen a paliativos, a través de la asistencia social, pueden funcionar temporalmente, pero no abordan el mayor flagelo del país, que es el hecho de que somos campeones mundiales en concentración de tierras.

La persistencia del hambre en un país como Brasil, campeón mundial en la producción de supuestos alimentos –en realidad, materias primas para alimentar la especulación financiera–, es un poderoso recordatorio de que es necesario discutir muy seriamente y en profundidad la necesidad de una verdadera democratización del acceso a la tierra, que incluye sobre todo a la gran masa de negros, indígenas y trabajadores de las periferias de las ciudades.

El gobierno actual celebra la creación récord de empleo y la reducción de la pobreza y el hambre, pero no recuerda que, sin un cambio real en el acceso a la tierra, en poco tiempo el fascismo puede destruir fácilmente años de trabajo. Hemos visto esta película antes y sabemos que sin un trabajo serio puede volver a suceder.

No podemos permitir que la asistencia social necesaria en la lucha contra el hambre se convierta en un instrumento para debilitar y neutralizar las luchas populares por la tierra y el territorio.

Mientras no podamos abordar radicalmente esta cuestión, el agro, que es simplemente el nombre más moderno del antiguo latifundio colonial, sigue prevaleciendo en el país. En medio de la crisis ambiental y de precios de los alimentos que vivimos, el gobierno celebra el récord del Plan Safra, con 400 mil millones de reales destinados a las grandes explotaciones agrícolas, mientras que la agricultura familiar recibe apenas 76 mil millones. Mientras sobra dinero para los latifundios, para las reformas del Congreso y para el pago de intereses, los tecnócratas proponen recortar los derechos de los trabajadores para financiar sus “ajustes fiscales”.

Este dinero no sólo generará cosechas abundantes de materias primas que alimentarán la especulación financiera y se convertirán en alimento para animales en otros países. También financia la formación de agromilicias que han atacado violentamente nuestros territorios, como ocurrió hace un año, cuando fue asesinado nuestro querido chamán Nega Pataxó el 21/01/2024.

Este dinero maldito también alimenta la guerra que el agro ha estado librando contra nuestros biomas. Los incendios que atacan la Amazonia, el Cerrado y el Pantanal no son sólo un síntoma del calentamiento global. Los incendios que quemaron 11 millones de hectáreas en el país en 2024 son el resultado de la codicia de los terratenientes y acaparadores de tierras por crear cada vez más granjas, solo para generar más y más ganancias para sus bolsillos, mientras la situación ambiental para la población se deteriora año tras año. Sofocan ciudades enteras con el humo de los incendios y matan a millones de seres vivos quemándolos, como se ve en el Pantanal, porque saben que, en pocos años, podrán conseguir abundante financiación pública para seguir expandiendo sus negocios.

Es urgente que el desequilibrio de la naturaleza, causado por los abusos del capital en los dos últimos siglos de la Era Industrial, sea el blanco de nuestra atención. A medida que grandes áreas arden, las fuertes lluvias pueden devastar estados enteros. Hemos recibido informes de nuestros hermanos y hermanas que han venido de zonas afectadas por desastres recientes, como las tormentas en Rio Grande do Sul. Nos hemos dado cuenta de que esta nueva realidad, de intensificación de eventos extremos, trae grandes amenazas y desafíos para comunidades, y sólo con un trabajo meticuloso de preparación y prevención, podremos minimizar algunos de los problemas en esta nueva era. ¡Esta es otra situación que resalta la urgencia de la agroecología!

Vivimos tiempos en los que respiramos aliviados por haber derrotado momentáneamente al fascismo en las urnas, pero persisten grandes dificultades, no podemos engañarnos. Seguimos indignados por la negligencia de los llamados gobiernos populares, que no han enfrentado al fascismo con la debida firmeza, manteniendo a la población despolitizada y evitando enfrentar los flagrantes ataques de las milicias a los movimientos sociales. Para empeorar las cosas, todavía hay momentos en que organismos públicos que deberían dedicarse a defender nuestro medio ambiente deciden atacar a nuestra gente, como se vio recientemente en Chapada Diamantina.

Mirando el escenario internacional, vemos que el mundo parece encaminarse hacia conflictos muy graves, con el rápido ascenso del extremismo de derecha en los países del Norte global, como ocurrió hace 100 años. Cada vez más, los dueños del capital parecen haber perdido toda vergüenza y utilizan los juegos más sucios para apropiarse del aparato estatal a través de sus representantes. Las instituciones de la democracia representativa han demostrado ser incapaces de detener el ascenso de la extrema derecha. Más que nunca, la gente necesita organizarse para enfrentar esta amenaza.

Es importante recordar que esa amenaza está hoy dentro de nuestros hogares, porque los multimillonarios responsables de las empresas que dominan Internet están demostrando cada vez más una estrecha alineación con el fascismo.

Los multimillonarios de las grandes tecnológicas y sus tecnologías de vanguardia están, en esencia, alineadas con antiguas actividades de explotación colonial: para fabricar teléfonos celulares o autos eléctricos, necesitan dominar los territorios de las poblaciones tradicionales de todo el mundo para extraer minerales raros. Nuestros compañeros de Teia de Minas Gerais ya nos están dando noticias de los conflictos que se avecinan en el Valle de Jequitinhonha, que el gobierno estatal ya quiere llamar Valle del Litio. En el Congo, esta sed de minerales ha alimentado un grave genocidio en las últimas décadas. Todo esto sirve para alertarnos sobre lo siguiente: la falsa sostenibilidad que propone el Capital puede servir como excusa para perpetuar viejos ataques a nuestros territorios.

Así, frente a los desafíos globales y las catástrofes climáticas, nos enfrentamos al desafío de profundizar nuestra articulación. Necesitamos alcanzar un estadio superior de autoorganización, más allá de los límites impuestos por el Estado y el Capital. Nos encontramos ante la necesidad de un salto cualitativo en nuestra organicidad como Redes. El conflicto que se avecina no se puede ganar sin una capacidad superior de disciplina y logro.

En este momento, todavía nos preguntamos: ¿cómo podemos ampliar los vínculos con los barrios populares y periféricos de las grandes ciudades, cuando nuestros hermanos trabajadores urbanos siguen presos en su vida cotidiana con sus trabajos –muchas veces con horarios laborales degradantes como la conocido 6 x 1 o en trabajos precarios, gestionados por plataformas creadas por grandes tecnológicas? Este es otro de los retos que hemos detectado durante estas Jornadas y para el que aún no tenemos respuesta.

Reforzamos también esta convicción: nuestra ascendencia, nuestras visiones del mundo, necesitan fortalecer nuestra combatividad. Debemos inspirarnos en los antiguos profetas Karaíba de los Tupi, que iban de aldea en aldea, movilizando a la población contra la iglesia y el estado colonial, de la misma manera que los líderes de oración guaraníes todavía lo hacen hoy, llamando a su pueblo a reclamar sus tierras ancestrales. ¡La espiritualidad debe estar al servicio de la lucha por la tierra! Dejémonos inspirar por la Confederación Kariri, la Confederación Tamoios, la Revuelta de Malês, Palmares, Canudos, Contestado y tantos otros movimientos en los que los líderes espirituales fueron pilares de resistencia.

Mientras realizamos todas estas reflexiones, nuestra articulación continúa expandiéndose. En este Viaje tuvimos un buen número de compañeros venidos de lugares tan diversos como Venezuela, España y México. Además de las visitas de la nueva Tema dos Povos, de Mato Grosso do Sul, recibimos las Redes que surgieron en los últimos años, como Minas Gerais, Pernambuco, Ceará, Rio Grande do Sul, Rio de Janeiro, Distrito Federal, Goiás y São Paulo. Destacamos también la visita de nuestra organización hermana, la Teia dos Povos do Maranhão.

Nuestra tradicional Feria Agroecológica del Pueblo continúa celebrándose, y por primera vez realizamos una Feria Literaria y una Muestra Audiovisual del Pueblo, demostrando que, además de alimentar el cuerpo, nuestras producciones también pueden alimentar el espíritu. Además, nuestra presencia en Salvador posibilitó importantes intercambios con el sector cultural. Recibimos la visita de varios artistas que nos inspiran, entre ellos algunos que son verdaderos antepasados ​​vivos, que siguen iluminando nuestros caminos, como Mateus Aleluia y Mestre Bule-Bule.

Además de continuar nuestras reflexiones sobre temas como la agroecología y la educación, también seguimos avanzando hacia la creación de una Red de Salud de los Pueblos. Es una acción que surge de la escucha y la práctica territorial profunda y ancestral de los pueblos de la Teia desde su origen. Estamos en el camino de fortalecer a nuestros mayores y a los jóvenes que han estado dispuestos a construir cuidados en la lucha por la defensa de la tierra y el territorio.

Con la fuerza de la población de esta ciudad que ha acogido tantos levantamientos populares, seguiremos con el compromiso de preparar nuestra articulación para la Tormenta que se aproxima, buscando la unidad del pueblo en lucha.

Esta es la Palabra de la Teia dos Povos de Bahía.

En memoria de

Nêga Pataxó

Salvio de Oliveira

y los miles de mártires palestinos

¡La lucha continúa y la victoria es segura!

Fuente: Desinformémonos

Temas: Agroecología, Defensa de los derechos de los pueblos y comunidades, Tierra, territorio y bienes comunes

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