CONACAMI: una organización nacional enfrentando a las multinacionales mineras del Perú
Si a menudo sociólogos e historiadores han puesto en cuestión la unidad del objeto “Latinoamérica” en vistas de la indudable heterogeneidad de realidades que el continente contiene, hay ciertos fenómenos que por su recurrencia parecen contradecir esa visión. En los últimos años, en varios países latinoamericanos se ha desarrollado un mismo tipo de conflicto: el que opone a comunidades organizadas con multinacionales que en su afán de lucro ponen en peligro el medio ambiente
Como testimonio vivo de este fenómeno, en la sexta edición del Foro Social Mundial se hizo presente una compacta delegación de la Coordinadora Nacional de Comunidades del Perú Afectadas por la Minería (CONACAMI). Esta delegación, compuesta por unos 25 peruanos y algún europeo residente en Lima y miembro también de la organización, no sólo se hizo visible en la marcha de apertura del Foro –a través de una bandera y aportando el colorido de los atuendos típicos de las comunidades indígenas andinas-, sino que además organizó uno de los cientos de talleres que, sin las estridencias de las grandes figuras políticas e intelectuales, construyen el Foro Social Mundial como espacio real de los movimientos sociales y de las organizaciones de la sociedad civil. Choike se hizo presente en el taller de CONACAMI, que tuvo lugar el 27 de enero.
La actividad se inició con una canción típica del norte peruano interpretada por Miguel Tabla, músico y militante de la organización. A continuación, el vicepresidente de CONACAMI, Mario Palacios Pánez, y tres participantes de la entidad de muy variadas regiones del Perú, dieron testimonio de las características de la lucha que los mancomuna.
Perú, no sólo un país minero
Fue Palacios Pánez el encargado de iniciar las alocuciones y brindar los lineamientos generales de la problemática así como un bosquejo general de la historia de CONACAMI. Según narró, fue en los años ´90, en el contexto de la política económica impulsada por el ex presidente Alberto Fujimori, cuando se asistió a la privatización de empresas mineras y a la puesta en marcha de ambiciosos proyectos de inversión y modernización de la actividad a cargo de las multinacionales más poderosas dedicadas al rubro. “CONACAMI surge entonces –destacó-, como una respuesta a los efectos del neoliberalismo y la globalización”.
Según detalló Palacios Pánez, hoy casi todas las grandes empresas mundiales dedicadas a la minería operan en Perú. “En los últimos cinco años se ha multiplicado por siete el número de hectáreas concesionadas; hoy más de la mitad del valor de las exportaciones peruanas proviene de la minería”, señaló. Ciertamente este proceso, que arrojó grandes ganancias a las empresas que lo impulsaron, estuvo lejos de dejar un saldo socialmente justo y ecológicamente sustentable. “La minería es una actividad tremendamente contaminante, que por sus pautas de producción no sólo altera dramáticamente los ecosistemas, sino que ha tendido a reestructurar la vida de las comunidades indígenas que en gran número se han visto afectadas”.
Es frente a este fenómeno presente tanto en la costa y en la sierra, como en la zona amazónica peruana, que surge CONACAMI, una suerte de federación de grupos y movimientos de diversa índole que hoy está presente en 19 regiones de Perú. “La respuesta ha sido organizarnos –contó Palacios Pánez-, y a la vez defender nuestra identidad. Nosotros hablamos de defender no el medio ambiente, sino la Pachamama, porque históricamente nuestras comunidades indígenas y campesinas se consideran hijas de la tierra, y han vivido en armonía con ella”. Una de las preocupaciones de CONACAMI es salir a contradecir el discurso que postula que Perú es un país eminentemente minero. “Nosotros decimos que no, que nuestro país es un país agrario, o por lo menos un país de la diversidad. El Perú tiene todos los climas, todos los ecosistemas. Las ganancias económicas de unas pocas empresas no pueden imponernos a todos los efectos de una actividad tan poco remunerativa para el conjunto de la población”, subrayó el vicepresidente de la entidad.
Por las regiones del Perú
Tras esta intervención, varios miembros de CONACAMI precisaron el estado de la situación en diversas regiones peruanas. Manuel Alejandro Torres Vivanco, de la Coordinadora Regional de Comunidades Afectadas por la Minería (CORECAMI) del departamento de Apurimac, contó que en esta región desde 2004 se vive un verdadero ‘boom’ minero. “Hasta 2003 éramos una región muy diversa. Hoy en Apurimac hay alrededor de 200 empresas mineras que están destrozando cerro tras cerro. Se están acabando las truchas de los ríos, las llamas y las alpacas se están extinguiendo, los ecosistemas están siendo violentamente modificados. Todo esto bajo un discurso empresarial que habla de minería responsable, que ha prometido crear 80 mil puestos de trabajo que acabarían con el desempleo en la región, etc. Pero nada de eso está sucediendo”, señaló. Torres Vivanco destacó a continuación las tareas de fiscalización y las demandas que su organización lleva a cabo. Según puntualizó, “estamos exigiendo que se nos devuelvan mensualmente 1000 metros de tierra; también estamos exigiendo que se realicen periódicamente análisis de agua”. Finalmente, aprovechó la ocasión del Foro para pedir apoyo en sus reivindicaciones a la comunidad internacional.
Por su parte, Hilda Guamán, de la región del Cuzco, pidió a los presentes que realicen un viaje imaginario a esa zona mundialmente famosa. “Las empresas mineras, desde 1996, han conseguido la expropiación de más de 5 mil hectáreas pertenecientes a los campesinos. Los empresarios firmaron un convenio marco en el que se comprometían a una serie de tareas tales como la participación en un Comité de Vigilancia Ambiental, la posibilidad de monitorear las actividades, la capacitación de jóvenes y la contratación de por lo menos un 70% de la mano de obra de la región, etc. Hoy hay que decir que, gracias a la anuencia de los gobernantes, nada de esto se ha cumplido”. Posteriormente, Guamán hizo alusión a uno de los aspectos más complicados en la vida de los militantes de CONACAMI: el de la criminalización de sus acciones de protesta. “Hoy hay más de 700 personas criminalizadas”. Luego denunció también la presencia de selenio en el agua de los ríos de la región, y otra de las consecuencias negativas que el fenómeno de la gran minería ha traído aparejado: el despojo de tierras de familias enteras, que reciben en compensación tierras en otras regiones, alejadas e inhóspitas.
Finalmente, Mario Tabla dio testimonio de la lucha organizada contra las multinacionales de la minería en la comunidad Yanta, en la región Piura, en la frontera norte que divide a Perú con Ecuador. Dos grandes corporaciones trasnacionales se han dedicado a invertir en la zona: la Newmont, de origen norteamericano, y la Monterrico Metals, de capitales ingleses. Tabla expresó que la actividad de estas empresas viola varios tratados internacionales, como por ejemplo el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que establece que toda actividad económica que potencialmente afecte a una comunidad debe recibir su aprobación. A su vez, destacó que ni siquiera son atendidas las propias leyes sobre minería del Estado peruano.
Tabla narró a continuación los avatares de las comunidades que integra en la lucha contra las multinacionales, subrayando la represión que han sufrido. Según contó, en una marcha en Río Blanco en 2004, un manifestante murió luego de que impactase en su cuerpo una bomba de gas lacrimógeno. “Yo tengo decenas de denuncias penales por daños a la propiedad privada. Por nuestras acciones y marchas nos acusan de terroristas”. A pesar de todo ello, enfatizó cómo las comunidades permanecen firmes contra lo que denominó la “minería del saqueo”.
Un fenómeno latinoamericano
Al momento de las preguntas, pudo constatarse que este fenómeno dista de ser exclusivamente peruano. Un joven argentino presentó el caso de la ciudad patagónica de Esquel, en el que la comunidad organizada resistió la instalación de una multinacional minera, y quiso saber si en Perú no se habían obtenido asimismo éxitos. Ciertamente, la respuesta unánime de los presentes destacó lo que algunos llamaron “la victoria de Tambogrande”, también en la región de Piura, en la que un abigarrado espectro de organizaciones sociales se unió y consiguió doblegar los planes de una poderosa multinacional minera.
Por su parte, una integrante ecuatoriana de la Red Latinoamericana de Mujeres en Resistencia a la Minería, dio detalles de cómo operan también en su país las grandes corporaciones mineras. “En Ecuador vivimos la misma historia que ustedes han contado. Las grandes empresas utilizan a su favor el dictamen de sociólogos y expertos que hablan en su favor. Y a pesar de los gobiernos supuestamente de izquierda, varias mujeres han recibido cargos en su contra por resistir”.
Una investigadora peruana brindó otras informaciones, al subrayar que las mujeres suelen ser en efecto las más afectadas por la minería. “En muchas de las mineras se utiliza cianuro, y por ello muchos niños nacen con Síndrome de Dawn”, señaló. Por ello llamó a no hacer concesiones en la lucha: “tenemos que rechazar la minería en todos los planos. Hay que volver a la agricultura y defender la organización comunal. Como se decía en Argentina, debemos exigir que se vayan todas las multinacionales de la minería”, exclamó, ganándose el aplauso de los presentes.
Tras nuevas precisiones de los expositores, y el llamado a redoblar los esfuerzos a nivel continental para enfrentar el flagelo, un aplauso todavía más sentido cerró el taller.
Por Martín Bergel (especial para Choike desde el Foro Social Mundial de Caracas)
Fuente: Choike