Biotecnología: el peligroso paradigma de la moderna industria forestal
La palabra "moderno" en general se comprende como sinónimo de progreso. Para los bosques significa claramente lo opuesto, especialmente (pero no sólo) en lo que se refiere a biodiversidad. La moderna industria forestal apunta a la producción de volúmenes cada vez mayores de madera por hectárea, sin tener en cuenta su impacto sobre los pobladores, los suelos, el agua y la diversidad biológica.
Las etapas iniciales de la industria forestal se perciben ahora como primitivas por los expertos forestales modernos, porque sólo se plantaban unas pocas hectáreas de árboles de un solo género (frecuentemente varias especies de eucaliptus en la misma parcela) en pozos cavados en la tierra. Crecían rápido, pero no tan rápido como para alimentar el apetito cada vez mayor de la industria de la celulosa y el papel.
En consecuencia, científicos y tecnócratas acudieron al rescate y brindaron nuevas ideas a la industria. Se aplicaron métodos de preparación del suelo y fertilización, así como la aplicación de herbicidas y plaguicidas para aumentar la producción de madera que seguía siendo considerada insuficiente para satisfacer a la industria. Se seleccionaron los llamados árboles "plus" (troncos rectos, de crecimiento rápido, con pocas y delgadas ramas) para obtener semillas para producir nuevas generaciones de árboles de crecimiento todavía más rápido, más adecuados para alimentar aserraderos y fábricas de celulosa con materia prima homogénea. Los siguientes pasos fueron la incorporación de la hibridación y la clonación, que aumentaron la producción de madera, ahora más adaptada a la medida de las necesidades de la industria (por ejemplo, bajo contenido de lignina para satisfacer el interés económico de la industria celulósica de lograr un alto contenido de celulosa).
Las "innovaciones" mencionadas (que de hecho se limitaron a continuar los pasos de la Revolución Verde en la agricultura) llevaron al establecimiento de millones de hectáreas de plantaciones de crecimiento muy rápido, con niveles de producción de madera imposibles de imaginar hace dos décadas. Este proceso, calificado por muchos expertos forestales como un éxito, ha producido, sin embargo, impactos sociales y ambientales graves. El hecho de que los pobladores locales (que tienen que soportar las consecuencias) los describan como "bosques muertos", "cáncer verde", "desierto verde", "milicos plantados" (verdes, en fila y avanzando en forma amenazante), "árboles egoístas", resume la medida de esos impactos.
A pesar de lo mencionado, para la mentalidad antisocial y antiambiental que está detrás de este modelo forestal, la manipulación genética es el paradigma final: ¡imaginen miles, millones, miles de millones de árboles, todos con el mismo genotipo seleccionado, creciendo en líneas rectas a velocidades sorprendentes y produciendo millones de toneladas de madera! Pero para los pueblos y el medio ambiente la biotecnología sería el desastre final si se multiplican muchas veces los impactos de las actuales plantaciones (que ya las hacen social y ambientalmente insustentables).
Desde la perspectiva de la biodiversidad, las plantaciones de árboles modificados genéticamente constituyen una amenaza grave y "en ningún lugar aparecen tan claras las contradicciones del paquete de la ingeniería genética como en la controversia sobre cómo evitar que las modificaciones genéticas se difundan desde las plantaciones industriales a los ecosistemas circundantes".
L@s autor@s de la cita anterior (Sampson y Lohmann) destacan que "la necesidad de evitar que los árboles modificados genéticamente y sus genes invadan los ecosistemas nativos es clara. Los árboles con bajo contenido de lignina tienen la capacidad potencial de alterar el ciclo de nutrientes del bosque, responsable de estructuras del suelo y sistemas de reciclaje de nutrientes únicos. La influencia de árboles con bajo contenido de lignina, vulnerables a insectos y otros herbívoros, además, podría producir explosiones de poblaciones de plagas. Los árboles modificados genéticamente resistentes a los insectos tienen el potencial de alterar la dinámica de las poblaciones de insectos y también es probable que posean una ventaja invasiva sobre las especies nativas de los bosques. En forma más general, las invasiones de árboles modificados genéticamente podrían amenazar el reservorio de diversidad genética del bosque, del que se seleccionan árboles para la propagación convencional (un reservorio ya de por sí reducido por las prácticas de madereo selectivo). Dado que los árboles son más compatibles genéticamente con sus parientes silvestres que lo que lo son las especies agrícolas (que han sido objeto de largos procesos de selección), las "fugas" de árboles modificados genéticamente son especialmente preocupantes para los bosques". (La versión completa de este estudio está disponible en inglés aquí)
Las observaciones finales de los autores ponen de manifiesto las preocupaciones específicas que plantea la biotecnología forestal: "A este respecto, los temas planteados por los árboles modificados genéticamente son similares a los que plantean los cultivos modificados genéticamente. Sin embargo, en muchos aspectos, la modificación genética forestal es un problema mucho más grave aún que la ingeniería genética en la agricultura. La larga vida y el estado generalmente no domesticado de los árboles, la escasa comprensión de su biología y sus ciclos vitales, la complejidad y la fragilidad de los ecosistemas de los bosques, y el control empresarial y estatal sobre importantes áreas de bosques en la que se podrían plantar árboles modificados genéticamente se combinan para crear riesgos únicos. La seguridad biológica y las consecuencias sociales de la aplicación de la ingeniería genética a los árboles forestales son lo suficientemente graves como para justificar la inmediata detención de la producción de árboles modificados genéticamente".