Baradero va por la regulación de agroquímicos y el fomento a la agroecología
Hace tiempo que los pueblos de las zonas agrícolas han desnaturalizado la presencia de los venenos del agro en su vida cotidiana. Los discursos sobre la inocuidad y las llamadas “Buenas Prácticas Agrícolas” se hundieron ante la evidencia cada vez más contundente de los problemas ambientales y sanitarios que acarrea su uso. En términos agronómicos el desarrollo de las llamadas malezas resistentes a herbicidas o resistencias en insectos, obligan a los productores presos del “paquete tecnológico” y su lógica, a gastar cada vez mayores sumas de dinero en insumos, aumentando la carga por hectárea, ya no de un solo producto sino de varios combinados. La pérdida de fertilidad de suelos y biodiversidad se hace evidente, y al final de cada campaña la promesa corporativa de “altos márgenes” se transforma en “cortar clavos”.
Esta desnaturalización hace que aún en pueblos donde es fuerte la frase “todos vivimos del campo”, los dedos que antes señalaban a los “ambientalistas” pasen a apuntar a los que contaminan. Esto también tiene reflejo en las fuerzas políticas y en las gestiones municipales que, con mayor o menor intensidad, registran un reclamo que viene desde la sociedad, y empiezan a moverse.
En paralelo a la bancarrota del modelo agroindustrial dominante, la alternativa agroecológica crece en hectáreas y en prestigio. Ya no es “cosa de jipis” sino que productores de miles de hectáreas empiezan a probar, y quienes arrancaron antes ya pueden mostrar números concretos que señalan un rumbo inexorable de transición de modelos agropecuarios.
Baradero, en la zona norte de la provincia de Buenos Aires, como tantos otros pueblos de la pampa húmeda está en ese proceso. Ante el inminente debate de una ordenanza de “regulación de agroquímicos” y otra de “fomento a la agroecología”, conversamos con Daniela Ligabue y Mauro Gonzalez que integran la Red Local de Estudios Agroecológicos Baradero-San Pedro (ReLEA)
Baradero
Hqn: El debate sobre los agrotóxicos recorre el país, y eso se refleja con sus particularidades en cada lugar. ¿Cómo es la situación en Baradero y cómo llega la posibilidad de discutir una ordenanza al respecto?
MG: Actualmente Baradero no cuenta con una ordenanza que regule el uso de agroquímicos. El partido se encuentra en uno de los cordones productivos más importantes del país; una zona de expansión de la actividad agrícola. Más de la mitad del territorio, alrededor de 60 mil has, está afectado a la agricultura, actividad altamente dependiente de energía proveniente de la industria petroquímica y de insumos como agroquímicos y fertilizantes. El resto del territorio se divide entre producción pecuaria, que tratándose de feedlot, también tiene un gran impacto ecosistémico; áreas urbanizadas, etc.
Sin ordenanza nos encontramos con un escenario de “libre determinación” al respecto, entonces es muy sencillo darse cuenta del gran impacto que está teniendo la actividad agrícola tal cual está hoy.
DL: En su mayoría los municipios más cercanos presentan alguna norma que tienda a regular esta situación; algunas se cumplen y otras no. Esto hizo que nos propusiéramos hacer lecturas territoriales al respecto, analizando la situación con los y las compañeras de la Red y colectivos afines de localidades vecinas. Fuimos sumando la interdisciplina y experiencia con que trabajamos en el equipo intentando diagnosticar objetivamente lo que estaba pasando. De esta manera tomamos contacto con funcionarios y concejales que mostraron interés y preocupación en el tema. Así profundizamos la recolección de datos y testimonios, y empezamos la elaboración de una propuesta de carácter participativo, para regular lo que está ocurriendo y construir alternativas al modelo hegemónico de producción en nuestro partido.
Escuelas Rurales
Paola Krüger es docente rural en Baradero desde hace 12 años. Como a tantas, le tocó “convivir” con las fumigaciones y andar el derrotero de silencio y complicidad institucional que tan bien describió Ana Zabaloy para darle vida a la Red Federal de Docentes por la Vida.
Hqn: Contanos tu experiencia como docente rural con las fumigaciones en Baradero.
PK: A lo largo de estos años he vivido, casi como una constante, las fumigaciones en los alrededores de las diferentes escuelas en las que he trabajado. Siempre traté de concientizar e informar a las familias de mis alumnos sobre sus efectos porque, a pesar de que las fumigaciones eran parte de su vida cotidiana, ellos no estaban al tanto de lo peligroso que es para la salud. Que las alergias, los broncoespasmos u otras enfermedades crónicas coincidían con las épocas y zonas de aplicación de agrotóxicos.
Es una lucha difícil en la que los docentes rurales no contamos con apoyo ni información. Tenemos miles de capacitaciones sobre derechos del niño pero nunca se tiene en cuenta a los niños fumigados.
Hace 3 años viví un caso extremo en el que nos fumigaron durante el recreo y tuvimos que correr a resguardar a nuestros alumnos y si bien la patrulla rural actuó inmediatamente, me encontré con un vacío cuando quise realizar la denuncia correspondiente, me mandaban de un lugar a otro y nadie sabía informarme qué hacer. Logré que me tomaran la denuncia luego de varias horas. Yo no quería que quedará sólo en un llamado de atención, porque ya había tenido que parar los mosquitos fumigadores otras veces y pedirles que no fumigaran porque estábamos en clases.
La Ordenanza
Hqn: ¿Cuáles son los ejes centrales de la propuesta de ordenanza que avanza en el partido?
MG: La ordenanza intenta ser una herramienta para que el municipio asuma las responsabilidades necesarias en el asunto (optimizando sus recursos y disponiendo del ordenamiento territorial necesario) para salvaguardar la salud de todos y todas las baraderenses, en especial la comunidad educativa del ámbito rural, y dar la garantía de protección ambiental que hoy, en tiempos de crisis civilizatoria y de pandemia, cobra cada vez más relevancia respecto al modelo agroindustrial. Desde la Red decimos que ese es el espíritu de la propuesta.
Es una norma completa, de ordenamiento territorial y regulatoria en el uso de agroquímicos. Concretamente planteamos la prohibición de la aplicación aérea en todo el partido, diferenciar áreas de exclusión y amortiguamiento para la aplicación de agroquímicos, progresividad en el metraje de regulación hasta alcanzar en el 6to año de su cumplimiento, un total de 2.000 metros. A su vez, hacemos hincapié a qué sectores protegemos: se establece con claridad áreas urbanas, periurbanas, rurales, viviendas rurales, establecimientos educativos, cuerpos de agua, producciones agroecológicas/orgánicas, etc.
La norma exige al municipio la creación de registros para adquirir información referida las aplicaciones y formaliza instancias de sistematización de datos y análisis estadísticos necesarios.
Hqn: ¿Qué reacciones viene despertando la posibilidad de abrir este debate en el HCD y en Baradero en general?
MG: Hasta el momento solo nos llegaron rumores de diferentes sectores del arco político y sectores del agro. A nivel de la sociedad civil en general nos llega concretamente una muy buena recepción del tratamiento del tema.
Claramente se trata de un problema de Salud Pública. Entendemos que distintos actores se sentirán “afectados” en sus intereses, pero los llamamos al dialogo apelando a no perder de vista esto primero que es la salud. Desde el Municipio hasta el momento hemos tenido buena recepción para el abordaje y tratamiento del asunto, y queremos que cuanto antes comience a debatirse dentro del recinto del Concejo Deliberante. Sabemos que hay pasos parlamentarios necesarios y tratamiento en comisiones que llevan un tiempo, pero vamos a prestar mucha atención para que el proyecto no quede dormido y sea aprobado lo más pronto posible.
La Red
Hqn: Cuéntennos sobre la Red ¿cuándo y cómo se fue construyendo el espacio?
DL: La Red surge del interés y la preocupación de todos los integrantes que la conformamos de transformar y actuar en pos de otras formas y modos de pensar las actividades agrícolas en los municipios de San Pedro y Baradero. Nuestro primer objetivo fue abordar el pedido de la comunidad educativa rural que necesitaba que alguien los ayude a resolver la problemática de las fumigaciones. Así que nos organizamos y comenzamos a tener encuentros hace 1 año y medio aprox. para aportar a resolver el problema a través de la creación de una ordenanza que regule la situación en la región. Nuevos integrantes se fueron sumando y hoy somos un gran grupo de trabajo que tiene preocupaciones colectivas y objetivos en los que pensamos seguir trabajando.
PK: Yo, en el año 2019 participé de una reunión de la Red de Estudios Agroecológicos donde pude contactarme con representantes de la Red Federal de Docentes por la Vida y así junto a ambos, sentir que no estaba sola, que un cambio es posible, que debemos trabajar en defensa de los derechos vulnerados de los alumnos, maestros y familias afectadas por el actual modelo agropecuario basado en el uso de agrotóxicos.
Hay alternativas
Hqn: A veces la prohibición de fumigar es vivida por algunos sectores como una “prohibición a producir” ¿Cómo lo ven y qué plantean desde la Red?
DL: No! Para nada! Nosotros queremos ser un eslabón de constitución y articulación con el sector productivo; creemos que se puede producir pero de otra manera, teniendo una adecuada relación con el ambiente, de respeto a la biodiversidad, la salud y la vida. Se puede producir construyendo el camino hacia la Soberanía Alimentaria.
MG: Son las premisas de la Agroecología que ya están empezando a aparecer en la zona nuestra y a ser redituables. Por eso en paralelo a esta ordenanza estamos trabajando fuertemente por una segunda norma que le dé entidad y carácter legislativo a una alternativa productiva real que es la Agroecología. En concreto, no vamos a decirle a nadie que no puede producir, sino que entendemos necesaria la transición hacia otro modelo y paradigma productivo. Las alternativas existen, son viables y el municipio tendrá que dar las garantías para que sean efectivas.
…
Generalmente los momentos en que estos debates se instalan no los elegimos las personas. La discusión sobre la regulación de agroquímicos y el fomento a la agroecología en Baradero (y en otras localidades como venimos reflejando desde Huerquen) sucede en medio de una enorme crisis económica, producto de la gestión neoliberal que encabezó Mauricio Macri, y el derrumbe de la economía mundial por la pandemia de coronavirus.
Con cerca de la mitad de nuestra población en la pobreza, crece la tensión y está abierta la disputa más general sobre la forma en que capearemos el temporal. En medio de la escasez y la desesperación de millones, el agronegocio se ofrece una vez más como salvavidas a través del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA): más transgénicos, más veneno, más destrucción ambiental, más concentración económica y desigualdad social. A nivel mundial la evidencia de la responsabilidad de este modelo en la pandemia actual es reconocida por organismos internacionales que plantean abiertamente la necesidad imperiosa de cambiar el modelo agroindustrial dominante para hacer frente a los desafíos del presente y el futuro cercano.
Parece un dilema sin solución, si no fuera por la potencia del avance de un amplio abanico de propuestas agroecológicas: desde espacios como RENAMA, o los proyectos concretos que sostienen las organizaciones de la Agricultura Familiar Campesina e Indígena, de pequeños y medianos productores y productoras, y el sector cooperativo.
La discusión en Baradero se inscribe en los albores de un tiempo nuevo, donde no está claro el rumbo del desenlace, y donde mucho va a depender de la fuerza que las comunidades podamos hacer.