Ataques a la agricultura ecológica
La reciente y aún no resuelta crisis alimentaria debida a la extraña y agresiva variante O104:H4 de Escherichia Coli, ha sido aprovechado para evitar la inexorable expansión de la agricultura ecológica en el continente.
En estos días podemos ver titulares en grandes medios de comunicación en los que se advierte contra la producción ecológica de los alimentos, aunque en algunos casos, ya en el interior de los artículos se maticen sus supuestos peligros o desventajas.
El periódico Público titula “No es verde todo lo que reluce” un artículo en el que, entre otros, el investigador del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas, José Miguel Mulet, manifiesta que dado que la E. Coli es una bacteria fecal, el empleo de fertilizantes naturales en agricultura ecológica
Aquí cabe hacer dos matizaciones; en primer lugar la bacteria que ha causado la grave toxiinfección no es la habitual en nuestros intestinos y no sabemos si su origen es fecal. Por ello han cabido todo tipo de especulaciones, desde una mutación, hibridación entre dos cepas, desarrollo en granjas convencionales en las que se administran antibióticos al ganado de manera sistemática y de ahí su resistencia en los hospitales, creaciones interesadas de laboratorio….etc.
En segundo lugar, el empleo de estiércoles o lisiers sin tratar es común en agricultura convencional, pero no en agricultura ecológica que, previamente a su aportación al terreno, los somete a procesos en los que la combinación temperaturas- microorganismos beneficiosos reduce drásticamente la presencia de bacterias u hongos patógenos.
Si se buscó inicialmente el origen de la toxiinfección en cuatro fincas ecológicas fue por la coincidencia de que varios afectados hubieran acudido a un restaurante de Hamburgo especializado en productos ecológicos, no porque se considerase más probable la presencia de E-Coli en este tipo de fincas.
ABC publica una entrevista con la Catedrática de la Universidad Politécnica y experta en genómica de plantas, Pilar Carbonero, bajo el título “La agricultura ecológica no es mejor, es un capricho de ricos”. A lo largo de la entrevista la Sra. Carbonero afirma que la llamada agricultura orgánica es la , siendo los productos transgénicos los más seguros. Añade que la agricultura ecológica no tiene nada de ecología, sin aclarar el porqué.
Como otros muchos técnicos, da por supuesto que mediante la agricultura ecológica no se puede alimentar a la población del mundo, lo que por otra parte contradice estudios de la FAO.
Desgraciadamente la abundancia de estudios encargados de parte y la falta de estudios concluyentes permite, en el campo de la alimentación, realizar cualquier información interesada.
Por último, en Libertad Digital, su colaborador y director de la revista de divulgación tecnológica Quo,Jorge Alcalde, expresando sus dudas respecto a si los productos ecológicos son más sanos y de mejor calidad que los convencionales, afirma que los defensores de la agricultura orgánica .
Dejando a un lado el significado que le haya pretendido dar al término , lo que llama la atención es que se piense que la agricultura ecológica renuncia a la tecnología. Nada más lejos de la realidad. Una de las más importantes reclamaciones del sector es que sólo se dedique en España el 1% de la investigación agraria a la agroecología, cuando se pretende alcanzar a corto plazo el 10% de la superficie agraria útil que han logrado otros países.
No se renuncia ni a la maquinaria más avanzada ni al tratamiento más eficaz, pero siempre ateniéndose a criterios de sostenibilidad.
Más grave resulta su afirmación de que la producción ecológica se ha visto beneficiada con una legislación específica, estando “exenta de algunos controles” que sí pasa exhaustivamente la convencional. La diferenciación entre agricultura ecológica y convencional es una competencia exclusiva de los ministerios de agricultura, que dan una calificación comercial de calidad añadida a los productos que pueden demostrar haber sido obtenidos mediante técnicas sostenibles. Para los ministerios de sanidad y consumo no existe diferenciación alguna, ateniéndose a los mismos procedimientos y requerimientos para la obtención de los registros sanitarios o autorizaciones de venta.
En resumidas cuentas, el desconocimiento de la población general de los métodos de producción ecológica, permite que, ante cualquier circunstancia que los ponga de actualidad, desde medios de amplia difusión sean menospreciados o caricaturizados. No olvidemos que los grandes escándalos por negligencias en el campo de la alimentación han venido de grandes procesadores convencionales que han visto, por tanto, cuestionados sus métodos.
Derian Restrepo Gallego. Zootecnista, Técnico Forestal y Promotor Agroecológico
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Fuente: Baserri Bizia