Argentina: una ciudad que se mete en el campo de los agrotóxicos
El doctor Andrés Carrasco pasó por la ciudad de Santa Fe el último 6 de junio, en ocasión de presentarse en una jornada que abordo la problemática sobre los agrotóxicos. Bajo el título “Impacto del modelo productivo hegemónico”, el director del Laboratorio de Embriología Molecular de la Facultad de Medicina de la UBA y ex-presidente del CONICET, llegó para hacer foco sobre las consecuencias en la salud y el ambiente de los polémicos agroquímicos empleados tanto en nuestro país como en el mundo.
Por otro lado, aportó datos sobre la las condiciones en las que se encuentra actualmente Europa en lo que respecta al uso y consumo de los cultivos transgénicos.
Por Juan Carlos Palomino
Antes de ingresar a la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNL, donde realizó su ponencia, el destacado investigador tuvo la deferencia de brindar algunos conceptos en exclusiva para Se Presume Inocente. De este modo hizo una recorrida por la falta de un verdadero espacio de debate político y científico respecto de los agrotóxicos, pasando por el papel que cumplen las ONG’s y movimientos ambientalistas, la alimentación y la inevitable mención a la tecnología usada en las semillas transgénicas que desembocan en un aparente vacío de incertidumbre.
Europa: la alimentación y la tecnología
¿Dr. Carrasco cuáles son las consideraciones de Europa respecto a los cultivos transgénicos?
“En Europa están muy preocupados por el tipo de alimentación que consumen. No hay que olvidarse de que los países Europeos consumen carne (pollo y cerdo) alimentada con soja y maíz, pero fundamentalmente con soja transgénica. Y esa soja viene de Brasil, de Paraguay o Argentina. Ellos ya han decidido iniciar una serie de acciones, porque hay una demanda y una fuerte presión por parte de consumidor de alimentos europeos para que, si es carne, (los animales) no hayan sido alimentados con transgénicos; y que no se usen subproductos de estos transgénicos para fabricar otros alimentos. Demandan que haya una clara división del alimento que tiene y que sea etiquetado como transgénico y el no transgénico.
Nosotros también estamos alimentándonos con parte de esa producción en forrajes o a través de las carnes. No usamos maíz o soja no transgénica para nuestros pollos, cerdos y/o vacas.Empieza a haber indicios de que la alimentación también es un punto grave. No creo que hoy pueda decirse que el pool transgénico es sustancialmente equivalente a un no transgénico. No debe ser lo mismo y debería ser cuidadosamente cuidado si los efectos en la alimentación, así como aparecen en los animales, están empezando a repercutir en la alimentación humana.”
¿Y la tecnología como influye sobre la alimentación?
“Hay enorme cantidad de sospechas acerca de cómo alimentarse. Entonces están los agroquímicos, pero también está la tecnología. Hay demasiados datos de que los rindes por hectárea no son exactamente lo que se dice. Lo que sí es una tecnología mucho más barata que permite sacarse al peón de campo de encima. Se trabaja todo con máquina y produce una gran renta con bajo costo. Eso produce una enorme cantidad de dinero. Pero no produce alimento, sino una mercancía para ser exportada. Nuestros países están signados por eso, no producimos granos para alimentarnos nosotros sino para exportar. Eso se transforma en una especie de necesidad del mercado global.
Un reporte muy reciente de este año (de Estados Unidos) es pavoroso porque si uno dice: la soja transgénica fabrica “formal de hilo” y eso no es degradado. Normalmente todos los organismos vivos fabrican sustancias toxicas. Pero también tienen mecanismos de desintoxicación. Por alguna razón esos mecanismos deben estar afectados en la soja transgénica y esas sustancias que deberían ser eliminadas o degradadas por la propia planta, no son degradadas y se acumulan. Eso después va a la alimentación porque no es biodegradable. Cuando empiezan a aparecer esas cosas y otras que son todavía mucho más sutiles y más graves a largo plazo me parece que la alimentación debe ser seriamente tomada.”
¿Dr. Carrasco qué características poseen las nuevas semillas producidas de esta tecnología?
“Las próximas semillas, las nuevas que van a ir apareciendo, no han podido ser mejores que las anteriores. Lo que se viene es más agroquímicos, más resistencias. En vez de ser al glifosato, va a ser al glifosato, al glufosinato y al 2,4D. El ministerio de agricultura tiene varios cientos de semillas en estudio u observación. Y vienen con lo que yo considero que es mucho más grave, porque el grado de contaminación va a ser mayor para las extensiones o los territorios donde se use. De hecho ya hay cinco semillas de maíz y de soja autorizadas que van a usar todos los agroquímicos. Va a usar glufosato y glifosato al mismo tiempo. O sea que la “fuerza aérea de Monsanto”, como los llamo yo a los fumigadores, va a poder tirar los dos químicos al mismo tiempo y nadie sabe cuál va a ser la sinergia que van a tener esos dos químicos usados en un mismo cultivo. Igual van a hacer efectos sobre el medio ambiente porque como siempre ha sucedido hasta ahora nadie tiene una clara idea de que iba a pasar cuando se usaran 200-250M de litros de glifosato. Hay que imaginarse eso y ahora va a ser otro tanto de glufosinato, no va a ser para bien, son venenos.”
Monsanto, la bestia
El último sábado 25 de mayo se estima que cientos de miles de personas salieron a las calles de todo el mundo convocados bajo la campaña “Marcha mundial contra Monsanto”. Con la premisa de visibilizar los estudios de investigación que indican que los aquellos alimentos que son modificados genéticamente tienen como inevitable consecuencia efectos fatales sobre la salud humana y también una consecuente acción negativa sobre el ambiente. Como es sabido, Monsanto se dedica esencialmente a la producción de semillas transgénicas y de agroquímicos. Esto le genera cuantiosas ganancias económicas, que entre otras cosas, posiciona a la empresa una posición de dominación en el mercado mundial de transgénicos.
¿Doctor es Monsanto la “bestia” a vencer para terminar con los transgénicos y agrotóxicos?
“Monsanto es una (bestia), no es la única. En realidad nosotros personificamos a Monsanto por es quizá las más vieja, en todo caso es la más demoníaca de todas. Pocos días después (de la marcha) el 31 de mayo, Monsanto decide oficialmente retirarse de Europa. Es no es ni casual ni es una banalidad. Monsanto al igual que BASF, Syngenta y Bayer, han retirado sus empresas locales en Europa. Porque han decidido que los transgénicos en Europa no van a ser aceptados y eso es un hecho prácticamente irreductible. Más allá que la Unión Europea no los haya prohibido ya hay trece países que los han prohibido. El último, fue la semana anterior al 25 de mayo, cuando el senado de Italia directamente dijo acá no se van a plantar transgénicos.
El único país que queda plantando transgénicos –y esto que quede muy claro, si es un país que ni siquiera usa agroquímicos del tipo que nosotros usamos acá porque es simplemente maíz Bt, que es un maíz que produce un insecticida que mata unas pupas de algunos lepidópteros (mariposas) que se comen el fruto. Y en toda España no hay nada más que 126 mil hectáreas de Bt, concentradas en Cataluña y Valencia. Eso es una nimiedad. España es la única que ha aceptado y probablemente Monsanto siga insistiendo en meterlo en allí.
Esto es oficial, Monsanto salió a decir que solamente iban a vender semillas allá a donde las quisieran. Y no van a hacer más presentaciones a los organismos públicos de los países europeos para dar la pelea para que acepten la semilla porque los países cada vez más están diciendo que no a los transgénicos.”
¿Cómo ve el debate sobre los agrotóxicos en Argentina?
“Creo que no hay debate. Acá en este país no se debate nada, ni a nivel local, provincial o nacional. Y todo el mundo trata de esconder debajo de la alfombra lo que se sabe es un potencial daño serio. Hay deforestación, despoblamiento de los territorios, criminalización de los pueblos originarios para obtener nuevas tierras en el norte. Hay un corrimiento de la frontera hacia el norte para incorporar a Formosa y el resto del Chaco y Santiago del Estero lo que se pueda para poder extender la frontera agropecuaria; y es sin miramientos. Esto me hace acordar de alguna manera a lo que pasó en los de 1880, cuando la organización nacional tan mentada en el SXIX, Roca desaloja los territorios del sur para distribuir las tierras e instalar una gran producción agrícola-ganadera en toda la pampa húmeda. Ahora como la pampa húmeda está ocupada están buscando tierras en otros lados. Me parece que son demasiado graves las consecuencias de extender estos modos de producción. Las normativas, si las hay operan sobre la contaminación.
Por qué acá los medios no cuentan que Monsanto se había retirado de Europa y cuáles fueron las razones. ¿Dónde va a ir Monsanto? Va a ir a algún lugar de la zona de Córdoba. Ellos se repliegan por los territorios que pueden controlar. ¿Por qué los pueden controlar? Porque hay estructuras del Estado que permiten que estos territorios sean controlados. Porque el control del territorio es el último paso a un estado de dominación. La tecnología es también un elemento de dominación. Una vez que se entra con una tecnología, se puede discutir si es o no fácil salir. Lo que no se puede hacer es ocultar. Acá hay un problema ético: cuando la política pierde el costado ético, que significa dar cuentas de sus acciones, de sus palabras y sus silencios, estamos en un serio problema.
Supongamos que ninguno de nosotros tomo esta decisión y que nosotros tenemos nada que ver. Pero tampoco es cierto. Los últimos diez años de gobierno se ha multiplicado varias veces la extensión (agraria) y el gobierno no ha hecho nada para medir las consecuencias de la expansión de los transgénicos. Al contrario, pretende aumentar las fronteras. ¡Eso sí! Se pelea por ver cuánto le toca, con el Grupo Clarín. Me parece a mí que en realidad es una pelea por la “torta”. Yo no salgo a defender a Clarín ni la Nación porque ellos son socios en este negocio. Entonces cuando estas cosas se discuten, se las hace de cara a la sociedad. Yo ya no puedo desresponzabilizar al actual gobierno ni local, ni provincial, ni nacional porque ya hace diez años que están dando vueltas.
Fuimos el primer país latinoamericano que adopto la soja transgénica después de Estados Unidos. Y la quisieron vender a Brasil y dijo que no. Y la manera que entró la soja en Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia, fue a partir de la soja argentina. Y se fueron instalando de hecho ese tipo de cultivos. Entonces cada país tuvo que tomar medidas. Uruguay acepto, Brasil a regañadientes, Paraguay se entregó. Hay un golpe de Estado asociado al poder de los agricultores (paraguayos) asociado a la presencia de las trasnacionales. Y si no hay que hablar con los paraguayos para saber cómo ven ellos el problema. ¿Por qué (el ex presidente) Fernando Lugo se tuvo que ir? Lugo se fue porque tenía una mala relación entre otros con Monsanto, con “abc Color” y con su vicepresidente (Federico Franco) que era un sojero. Cuando estas cosas pasan nos queda chico hablar de glifosato. Porque en realidad entramos en un terreno donde se trata de una discusión geopolítica para saber qué rol nos han incrustado a los países latinoamericanos dentro de este modelo productivo. Operando a través de la tecnología y de las trasnacionales que traen la tecnología y eso tiene una sola palabra: dominación. Es la pérdida de soberanía. Porque hoy la pierdo para los alimentos, pero también la estoy perdiendo para el petróleo, para la minería, para el uso del agua. Y se está perdiendo el territorio.”
Ambientalismo vs Tecnología transgénica
Si bien el Doctor Andrés carrasco es un experto en la temática, no le gusta reducir el término ambientalismos sólo cuando se trata de los transgénicos. Para él tanto la megaminería, los usos de la energía o la explotación de hidrocarburos forman un todo que se tiene que discutir en conjunto. Esto debido a la sencilla razón de que se trata de una modalidad de explotación de recursos comunes. Estas “explotaciones o saqueos con exclusión”, define el docente, “que están haciendo las empresas trasnacionales a través de los sistemas de producción local o a veces directamente a través de las empresas con la complicidad directa o indirecta de los gobiernos provinciales y nacionales y aceptan que este modelo es un modelo virtuoso. Nada de esto podría ponerse en marcha en ninguno de estas explotaciones de recursos comunes si no fuera por la disponibilidad de una tecnología altamente compleja y que solo poseen las grandes empresas trasnacionales. Ya sea para traerla y aplicarla acá con su maquinaria o para venderla. Cuando uno vende una semilla transgénica está vendiendo tecnología”.
¿Qué opinión le merecen los grupos ambientalistas que luchan en favor de la salud y la una mejor calidad de vida?
“Yo creo que las resistencias a nivel de las bases están. Lo que me parece es que esas resistencias todavía no mueven el amperímetro. Empieza a haber alguna repercusión en la justicia de esas resistencias como Ituzaingó (Córdoba), San Jorge (Santa Fe). Pero como ciudadano creo entender un poco que está pasando. Me parece que no es suficiente, yo lo que reclamos es una acción directa. En términos de salud humana sabemos que el Ministerio de Salud de la Nación sabe lo que está pasando. Y no hacen los estudios epidemiológicos porque si los hacen, descubren qué es lo que está pasando y lo tienen que decir. Ahí hay un silencio que es cómplice y ese silencio es para que no se sepa. Eso, es inaceptable. Yo elogio y respeto mucho los movimientos de base. Pero también estoy exigiendo al gobierno, como les exijo a mis colegas que trabajan con transgénicos, que digan la verdad. Porque esto configura también un problema ético filosófico. Si uno oculta determinadas cosas, está sometiendo a 40M de habitantes a una gran mentira y ocultamiento. No les estoy diciendo que acepten lo que yo digo pero que abran el debate y empiecen a mirar lo que está publicado, lo que está escrito, las experiencias de otros lados.”
Para el Dr. Carrasco la tecnología aparece cada vez más insegura. Se presenta con un halo de peligro en la búsqueda de futuras semillas transgénicas. Sospecha que el impacto ambiental, biológico y biotecnológico puede ser tan elevado como el grado de sospecha sobre un desarrollo tecnológico que se muestra muy cuestionable. Y esto afecta de manera directa una complicidad grave y silenciosa latente en la comunidad científica argentina.
De este modo el investigador Andrés Carrasco cierra la entrevista con palabras que llaman a una reflexión colectiva. Un guiño al pensamiento para preguntarnos qué hacemos como científicos, legisladores o sociedad cuando se trata de un problema que daña a toda la humanidad.
“Ahora, es el hombre que está haciendo eso. Y a veces lo pudo haber hecho por porque no sabía. Pero en el caso de los transgénicos hay demasiadas voces de alerta. Además no puede ser que las empresas trasnacionales manejen las direcciones de un modelo productivo que trae tantas malas consecuencias. A mí me parece que más allá del silencio cómplice que hay acá, en los que tienen que tomar decisiones; y los silencios cómplices de la comunidad científica en muchos aspectos que podría dar una voz más crítica, el debate con la sociedad no se da. Y ocultarle a la sociedad que está siendo sometida a una presión contaminante o de otras cuestiones. O que están introduciendo otras variables que no son tan visibles, me parece que es muy grave. Porque no son unas pocas hectáreas. En nuestro país tenemos 20M de hectáreas de transgénicos y casi 19M son de soja. Y la soja está usando el glifosato. Si en tres o cuatro años reemplazamos esas semillas por la nueva soja que va a traer glifosato más glufosinato, que venga alguien a decirme que eso no tiene ningún riesgo ni ningún peligro”.
Fuente: Se Presume Inocente