Argentina: transitar el desierto oficial de la ignominia
"Cualquier intento de recuperar la biodiversidad perdida, representa una utopía. El ambiente natural fue sistemáticamente destruido, arrasado. No es lo mismo extinción que exterminio, aunque suenen parecidos. Aunque sabemos que toda extinción es para siempre, lo inaceptable es que en mi zona fue producto del exterminio irracional. Ahora peleo por salvar al hombre. Debo alejar del ejido urbano venenos que actualmente utilizan fórmulas infinitamente más tóxicas, volátiles y clandestinas. Hasta el momento, no he logrado un metro de reconocimiento."
Víctor Krieger Fabbroni - militante ambientalista (Bandera, Santiago del Estero)*
Mi interés por la participación en los temas comunitarios
Viene de cuna: se tiene o no. Mi participación en temas comunitarios-ambientales maduró conforme nuestra identidad agrícola-ganadera decidió desprenderse de la laboriosa ganadería e incursionar en la plata fácil y ominosa de la soja.
Hablo del 90 en adelante. Tras el desmonte compulsivo y brutal vinieron los transgénicos. Junto a ellos los nuevos venenos, algunos ya prohibidos en la Comunidad Europea. En forma sutil comenzaron a verse cambios en la floresta y la vida silvestre involucionó tras la ruptura de la cadena biótica. El fin de insectos y polinizadores fue el fin de la Apicultura.
Junto a ella desapareció la franja alimentaria de peri urbe: quintas, lechería, quesería, ganado menor, etcétera. Secuencialmente aumentó la diáspora de pobladores originarios a los cinturones de pobreza de las grandes urbes y expuso a esos simples chacareros a la droga, prostitución y delincuencia. Poco tiempo después, el veneno llegó a nuestros dormitorios.
Métodos que deben seguirse para lograr modificar el estado actual del ambiente natural
Cualquier intento de recuperar la biodiversidad perdida, representa una utopía. El ambiente natural fue sistemáticamente destruido, arrasado. No es lo mismo extinción que exterminio, aunque suenen parecidos. Aunque sabemos que toda extinción es para siempre, lo inaceptable es que en mi zona fue producto del exterminio irracional. Ahora peleo por salvar al hombre. Debo alejar del ejido urbano venenos que actualmente utilizan fórmulas infinitamente más tóxicas, volátiles y clandestinas. Hasta el momento, no he logrado un metro de reconocimiento.
Por qué es tan difícil lograr este reconocimiento
Porque los sojeros no aceptan el término agrotóxico. Lo disfrazan con el eufemismo de fitosanitario o agroquímico, que sería como decir: este sujeto no está muerto, solo ha dejado de respirar. La expresión agroquímico es una trampa que oculta la brutal crudeza de la realidad. Si aceptaran que deben alejar los agrotóxicos de los pueblos, reconocerán la autenticidad de mis denuncias: que envenenan, enferman y matan.
Debe utilizarse el término agrotóxicos y no agroquímicos porque matan por tóxicos, no por químicos.
Información fehaciente disponible para cuestionar las políticas llevadas a cabo por la autoridad gubernamental
En mi provincia no existe presencia gubernamental en la tragedia ambiental que generan los agrotóxicos. Las Oficinas del Ministerio de Agricultura son cáscaras vacías con personal descartable (contratado). Toda otra difusión del tema, generalmente charlas a los productores, está a cargo de las propias empresas productoras de semillas, fertilizantes y agrotóxicos. Muchos de nuestros técnicos se “forman” en estas charlas.
Reseña desde la aparición de los transgénicos hasta la fecha. ¿Qué sucedió y hasta dónde llegaron las consecuencias nocivas para la vida sana?
El cóctel tóxico contaminó aire, agua y suelo. Aparecieron patologías crónicas confirmadas desde diversas fuentes médicas como cáncer y leucemia, alergias, lupus, asma y EPOC, abortos espontáneos, procesos teratogénicos como labios leporinos, meningoceles y mielomeningoceles, y otros. Un caso paradigmático es la alta incidencia de leucemia linfática aguda en niños de la provincia de Santiago, donde más de la mitad de los casos corresponden a Bandera y Departamento Belgrano. ¿Usted cree que sea una coincidencia?
Lo difícil en esta doctrina del ocultamiento es trasladar los efectos del veneno a la cotidianeidad, a la realidad. Demostrar que enferman y matan con patologías diabólicamente diluídas en confusas cronicidades que raramente identifican, en particular, a un veneno de los tantos buenos, de los que matan más porque matan todo.
*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Víctor Krieger Fabbroni
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