Argentina: transgénicos para todos
La instalación de la planta de semillas de maíz transgénico de Monsanto abre un debate sobre el modelo de agricultura, que impone altos rindes para pocos y fuerte impacto sanitario para las poblaciones, tal como deja claro el juicio en Ituzaingó.
La Presidenta festejó el anuncio en el Consejo de las Américas, frente a la flor y nata de las corporaciones mundiales.
La noticia sobre la instalación de una nueva planta procesadora de semillas de maíz transgénicas, en el conurbano cordobés, encendió la alarma en organizaciones sociales defensoras del medio ambiente, y por una agricultura sustentable, habida cuenta de los antecedentes “biográficos” de Monsanto.
Como es público, tras el acuerdo anunciado por Cristina Fernández de Kirchner en la reunión del Consejo de las Américas, a la que asistió acompañada por el canciller Jacobo Tímermann y de la ministra de industria Débora Giorgi, la corporación Monsanto invertirá en Argentina 1800 millones de pesos en la instalación de la segunda productora de semillas maíz en la localidad de Malvinas Argentinas. (1) La primera, es la planta “María Eugenia” ubicada en la ciudad de Rojas, provincia de Buenos Aires.
La multinacional comunicó que invertirá igual suma de dinero en otros dos centros experimentales que se instalarán en Tucumán y en la ciudad de Córdoba. Giorgi afirmó que este acuerdo “está vinculado con el cumplimiento de los objetivos estratégicos del Plan Agroalimentario e Industrial 2020”. (2)
“Monsanto es la empresa más importante de producción de semillas de maíz y Argentina el sexto productor y el segundo exportador de maíz del mundo”, dijo Giorgi. Los interrogantes que accionan los censores en los vecinos y vecinas informados son cómo lo hará, quién controlará, y cuál será el impacto en la salud de las personas.
Botones de muestra
Desde las organizaciones defensoras de la soberanía alimentaria y por la salud comenzaron a manifestar su preocupación porque la introducción de la soja transgénica y la aplicación de millones de litros de glifosato ya demostraron que además de ganancias millonarias ocasiona daño ambiental, enfermedades y muerte. Esta preocupación no parece infundada a la luz de la experiencia mexicana y de testimonios de vecinos de Rojas.
Juan Ignacio Pereyra, es abogado y vive en Rojas. Vía correo electrónico le dijo a Prensared que Monsanto “está creando los pilares de un nuevo paradigma ambiental” y subraya que “daña el ambiente, contamina el agua y los alimentos, produce deforestación, afecta la biodiversidad, concentra ganancias en pocas personas, genera desempleo y toma el control de las decisiones gubernamentales... porque son ellos los que manejan los gobiernos”, señala el abogado.
Y añade que tal vez lo más “contaminante” sea la voracidad por el dinero que impide ver estas cuestiones y problematizarlas en la sociedad.
En tanto, Eugenio Freyre, ex trabajador echado de la planta, afirma en un video que “Monsanto es una mafia, son negreros”. Y denuncia que en el lugar se observa una “mayor cantidad de enfermos con cáncer y otras enfermedades” y advierte que “no hay controles desde los organismos del estado”.
La investigación periodística realizada por Marie Monique Robin publicada en formato de libro y video muestra la verdadera cara de la corporación, principal contaminadora global. Varios pasajes de la obra fueron citados por fiscales y testigos durante el primer Juicio por fumigaciones que se está llevando a cabo en Córdoba. (3)
Robin en su obra “El Mundo según Monsanto” revela que la corporación, en México, se apropió de la biodiversidad del maíz y un estudio publicado en la revista científica Nature realizado por Ignacio Chapela y David Quist comprobó que el maíz criollo de Oaxaca estaba contaminado por los genes de Roundup Reddy.
La planta sagrada mexicana, estaba contaminada. El desprestigio y el lobby empresarial contra los investigadores no se hicieron esperar. Fueron acusados de “activistas” y “parciales” para negar el carácter científico del descubrimiento que finalmente fue confirmado por otros trabajos.
“Cuando esté todo contaminado, los únicos beneficiarios serán multinacionales como Monsanto porque se apropiarán del cereal más cultivado del mundo y podrán cobrar royalties como en Argentina y Brasil”, le dijo un productor mexicano.
Monsanto es actualmente la principal compañía que domina el mercado alimentario y biotecnológico mundial. Monopoliza la producción de semillas transgénicas y se apropia de las patentes con métodos legales o ilegales. Tiene presencia en 46 países y cuenta con un plantel en todo el planeta de unos 18 mil empleados.
El nuevo establecimiento industrial se suma a las dos procesadoras de semillas de Rojas y Pergamino, a la fábrica de herbicidas en Zárate y a las dos estaciones experimentales que posee en Camet y Fontezuela. La sede central se encuentra en la ciudad autónoma de Buenos Aires.
Todo tiene que ver con todo
A todo esto, el descubrimiento del gen HAHB-4 resistente a la sequía, por parte de un equipo de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), el Conicet y la empresa Bioceres asociada a la multinacional Arcadia es objeto de análisis por parte de organizaciones ambientalistas como Greenpeace y considerado una amenaza a los bosques nativos que aún quedan en el país especialmente en la zona chaqueña y en la Patagonia. En efecto, en febrero de este año se difundió desde Tecnópolis que un grupo de investigadores del Conicet coordinados por la bióloga molecular Graciela Chan, lograron aislar un gen resistente a la sequía y la salinidad en semillas de girasol y podrá ser inoculado en semillas de soja, trigo y maíz.
En 2004, la UNL se asoció a la empresa rosarina Bioceres integrada por productores agropecuarios locales. Ésta se unió a la multinacional Arcadia -que no forma parte de Monsanto-, para el desarrollo de la semilla de soja modificada por este gen cuya marca será “Verdeca”. En ese sentido, anunciaron que se comercializará desde 2015 en Argentina, Brasil, Estados Unidos, India y China. (4)
Está claro que la potencialidad del hallazgo entusiasma a más de un productor y alarma a miles de ciudadanos afectados por el modelo de sojización. Tala de bosques y ampliación de la frontera agropecuaria, expulsión de campesinos de sus tierras, y la contaminación creciente en centros urbanos y cursos de agua, son realidades innegables.
Entonces, no es difícil imaginar que se amplíe aún más el área de producción transgénica, preocupación que Greenpeace ya hizo conocer. Habrá que ver cómo juega la empresa norteamericana Arcadia que por primera vez ingresa al mercado mundial de semillas y en este caso no solo participa desde la tecnología sino también de los negocios.
Y habrá que ver qué hace Monsanto que, tras su alejamiento estratégico en 2006 por el pago de patentes -aún no resuelto-, anticipó que regresará al mercado de venta de semillas de soja en 2014.
Fuentes
1- Ver aquí
2 - Ver aquí
3 - Marie Monique Robin, “El mundo según Monsanto”, Ediciones quinteto. Traducción de Beatriz Morales, marzo de 2010| El Juicio se reiniciará el 16 de julio tras la Feria judicial de invierno. Juicio a la Fumigación
4 - Según un informe del diario Cronista “Bioceres fue fundada en 2001 por 23 productores agropecuarios y hoy tiene más de 230 accionistas, mayoritariamente empresarios del agro. Ninguno de los socios tiene más del 4% de las acciones. Entre sus fundadores se encuentra el empresario Gustavo Grobocopatel y hoy también participa el Grupo Insud, de Hugo Sigman. Para formar la empresa, los socios iniciales invirtieron u$s 600 cada uno. El último título de la empresa se vendió, 10 años después, en u$s 60.000. Hoy, la división de semillas de Bioceres factura unos u$s 6,5 millones anuales”. ( Ver aquí)
Más información sobre Monsanto aquí
Web de Marie-Monique Robin
Los videos I y II sobre la planta de Rojas pueden verse en You tube aquí
Fuente: Rebelión