Argentina: solo se trata de vivir
Desde el complejo portuario San Lorenzo-Puerto San Martín sale el 40% del total exportado de granos, minerales y subproductos oleaginosos del país. Precisamente en la ciudad de San Lorenzo, territorio dominado por las corporaciones transnacionales, se realizó el "Segundo Encuentro de Pueblos Fumigados", que reunió a más de 600 personas de toda la Argentina.
Allí estuvo enREDando escuchando las voces de un conjunto de organizaciones sociales que desde la Puna a la Patagonia resisten articuladamente el avance de la minería a cielo abierto y del modelo sojero.
Densos cielos
San Lorenzo alberga un polo industrial poderoso, contaminante y altamente concentrado. El aire, en esta ciudad, es espeso. Por aquí transitan, se acopian y exportan millones de toneladas de granos, mayormente de soja, minerales, hidrocarburos, compuestos químicos y petroquímicos, aceites y combustibles.
El llamado Complejo Portuario San Lorenzo – Puerto General San Martín es un puerto de aguas profundas por donde sale aproximadamente el 40% del total exportado de cereales, oleaginosas y minerales del país. Por ello, la vecina localidad de San Lorenzo, recordada por la épica batalla sanmartiniana, se ha convertido en el epicentro de una contaminación silenciosa, condición indispensable de un determinado modelo de concentración: el agro-exportador y la minería a cielo abierto.
Quienes integran la Campaña Paren de Fumigar y el Grupo de Reflexión Rural elaboraron en enero de este año el informe “Pueblos Fumigados, un informe sobre la problemática del uso de plagicidas en las principales provincias sojeras de la Argentina”, que revela la realidad de los pueblos y ciudades, en su mayoría, castigadas por el devastador avance de los agronegocios. San Lorenzo, que se caracteriza por tener barrancas altas y un hondo calado del río Paraná, es la zona donde operan numerosas fábricas y empresas privadas, emplazadas en el Complejo Porturario, como Vicentín, Cargill, Terminal 6, Petroquímica Argentina S.A, entre otras, según se detalla en este informe.
Además, también revela que “dentro de la ciudad de San Lorenzo se encuentran las empresas Molinos Río de La Plata, las destilerías de Petrobrás y San Lorenzo, la Asociación de Cooperativas Argentinas (A.C.A.) con sus enormes silos dentro de la ciudad y su playa de camiones, la empresa I.C.I Argentina que provee desde su planta servicios logísticos e industriales aprovechando su ubicación geográfica sobre el río Paraná y comunicado con la autopista Panamericana.”
El predio donde se encuentra instalada la Asociación de Cooperativas Argentinas (A.C.A), por ordenanza municipal, iba a ser uno de los pulmones verdes de la ciudad, según cuentan los vecinos. Desde fines del año 90, se convirtió en un polo cerealero que concentra, a escasos 100 metros de las casas vecinas, cuatro silos con capacidad para almacenaje de 240.000 toneladas de granos y “una infraestructura para fraccionar y mezclar fertilizantes sólidos con capacidad para almacenar 65.000 toneladas y hasta 38.000 de fertilizantes líquidos y aceites vegetales”.
Los numerosos reclamos de los vecinos han sido sistemáticamente ignorados por los funcionarios públicos. Es por ello que, agrupados por la necesidad de defender la salud, conformaron la Asamblea Permanente Por La Vida. Uno de sus integrantes decía tiempo atrás: “El uso de agroquímicos en el cultivo, en los camiones y en los silos repercute en la salud. Los venenos utilizados: clorados y fosforados, ambos son nefastos aún en pocas cantidades porque la polución es permanente. A partir del 93 tenemos un promedio de 7 casos de cáncer por manzana. La mayor cantidad de chicos nacidos con mal formaciones son de San Lorenzo, así como el mayor número de casos de cáncer de mama”.
Al mismo tiempo que las cerealeras, con el polvillo del cereal con agrotóxicos, su populosa concentración de camiones y los derrames de biodiesel sobre el río, contaminan el aire, el agua y los cuerpos de los vecinos, los ramales ferroviarios de la ciudad, comunican a uno de los emprendimientos mineros más importantes del país: Mina Alumbrera. “De ese modo el concentrado de cobre, despojado de las montañas catamarqueñas, atraviesa el país de oeste a este rumbo a los mercados previstos por el complejo minero”, afirman las organizaciones que convocaron al Segundo Encuentro de Pueblos Fumigados que se realizó el 12 y 13 de septiembre, en esta ciudad.
Los motivos por los cuales se eligió el lugar fueron contundentes: “Por San Lorenzo se nos van los suelos, se nos fueron los bosques desaparecidos, se van las montañas pulverizadas y envenenadas con ácidos, arsénico y cianuro. San Lorenzo es la puerta de salida de la Patria Sojera, es el epicentro del modelo colonial de la soja transgénica. Por el puerto de San Lorenzo salen la soja y la minería metalífera en gran escala, dos cruciales estigmas letales concebidos por y para el saqueo mediante la contaminación y destrucción de nuestros pueblos y territorios.”
El encuentro
La Campaña Paren de Fumigar, la Unión de Asambleas Ciudadad (UAC), el Cepronat (Centro de Protección a la Naturaleza de Santa Fe) y el Grupo de Reflexión Rural convocaron a un segundo encuentro de pueblos fumigados. Diferentes organizaciones sociales y ambientalistas del país se reunieron para compartir sus realidades y conformar una misma voz en contra del saqueo y la contaminación. “En este encuentro se dio la confluencia de dos grandes problemáticas existentes en el país, una es la de las pueblos fumigados por el monocultivo de soja y los agrotóxicos, y la otra problemática es la minería a cielo abierto. Nosotros decimos que son problemas centrales a nivel país, que están siendo muy afectadas las comunidades tanto donde se desarrolla el monocultivo de soja o donde se explota una mina a cielo abierto. Es un primer paso poder confluir en luchas que son comunes, el eje es el mismo modelo de producción que existe hoy a nivel global. En esta primera etapa hemos dado un paso importante al juntarnos. No esperábamos tanta gente, unos 600 compañeros participando del encuentro, y en la marcha hubo más gente” apunta Carlos Manessi, presidente del Cepronat.
Uno de los principales objetivos de los organizadores fue visibilizar lo que sucede en San Lorenzo y Puerto San Martín. “Es muy difícil porque este es el territorio de las corporaciones”, expresa Carlos. Además, el silencio parece operar como un necesario mecanismo de control y opresión sobre la población. “Hay una política deliberada de no hablar del tema, y tenemos constancia de esto, porque varias veces hablamos con distintas instancias de gobierno y nos dicen que de San Lorenzo no se habla. Fijate que hace 7 años explotó un silo, produjo un desastre ambiental y social, murió mucha gente, familias con sus casas afectadas, y de eso no se habla.”
El 26 de abril de 2002 se produce una gran explosión en la cerealera A.C.A. Según consta en el informe de los pueblos fumigados –citado anteriormente- “el origen de la explosión fue el polvo de cereal en suspensión que entró en combustión. Como consecuencia de la explosión hubo operarios muertos y heridos, viviendas de vecinos con vidrios rotos, rajaduras y posteriores filtraciones de agua. Uno de los operarios muertos de 31 años trabajaba de 6 de la mañana a 12 de la noche.”
Daniel Romano vive en San Lorenzo y es integrante de la Asamblea Permanente por la Vida, anfitriona del encuentro. “En San Lorenzo hay silos y camiones dentro del ejido urbano, tenemos problemas en el agua, en el aire. Han logrado imponer en la población mucho miedo y mucha falta de participación. Nosotros decimos que hay cuatro patas en este problema: el poder político, el judicial, el económico y la indiferencia de la gente. Se nota que hay mucho miedo. Es una ciudad que regaló la empresa petrolera y nadie dijo nada. La única fuente de trabajo ahora son silos, donde hay muy poco trabajo y mucha desocupación. De alguna manera ir contra este modelo es ir contra el poder político y la gente sino trabaja en la municipalidad, trabaja por contrato o trabaja en algún silo. Entonces, hay un enorme miedo, de pensar, de hablar, de discutir. Hay siempre una amenaza tácita de perder la fuente de trabajo.”
En el informe del Grupo de Reflexión Rural se afirma que “desde el pueblo de Timbúes hasta General Lagos hay unas veinte empresas multinacionales que no emplean a más de 500 personas de manera efectiva. La empresa A.C.A. no llega a tener más de once personas efectivas, los demás tienen el convenio de la construcción o mercantil que tienen renovación de contrato cada seis meses. Desde 1998 a la fecha esta empresa produce más muertes por accidentes laborales que durante los 30 años en que estuvo el cordón industrial.”
Ramiro Damián Burgueño falleció en la cerealera Vicentín S.A, el 15 de noviembre de 2007. Tenía 23 años y tan solo 2 meses de antigüedad en la planta. No contaba con capacitación, supervisión responsable ni los elementos de protección personal más básicos. Su papá, Roberto, presente en el encuentro, junta firmas para introducir una modificación del Código Penal. “Ramiro falleció tapado por el cereal, asfixiado, en un trabajo que no tenía que estar haciendo y sin medidas de seguridad. Ahora estamos en la lucha para ver si podemos modificar el código penal. En este momento, la carátula dice homicidio culposo. Lo que queremos es que se modifique a homicido culposo de comisión por omisión, es decir, se comete el homicidio por omitir las medidas de seguridad.” En este momento, la causa está en proceso judicial. “En nuestro país esta carátula no existe en el Código Penal, por eso queremos que se introduzca. Acá nadie hace nada y tenemos que seguir peleando. Después de lo de Ramiro nos encontramos con muchos casos, donde todos se han callado y del poder político nadie nos apoyó.”
Roberto también denuncia la contaminación latente en su ciudad. “Acá todo está contaminado. Desde el aire que respiramos hasta el agua que tomamos. El agua es de pozo que tiene arsénico, plomo. Todo está envenenado. Hay veces que no se puede respirar por el polvo y el olor. La solución es sacar las cerealeras de los lugares donde hay gente. A costa de esto, ellos cosechan dinero a paladas”.
La marcha
Delegaciones de todo el país estuvieron presentes en la gran marcha que se llevó a cabo la tarde del sábado 12. La foto fue la inmensa columna de banderas, pancartas y colectivos que se acercaron a San Lorenzo a participar de este masivo encuentro que, a pesar de las dificultades operativas, fue altamente positivo.
Según Daniel Romano “lo bueno es que las problemáticas se dijeron. Estuvieron presentes delegaciones de muchas provincias, incluso de la Patagonia. Creo que el encuentro sirvió mucho para conocernos. Lo lamentable es que hubo una escasa participación de la prensa, evidentemente los intereses del modelo sojero son tan fuertes que de los más de 100 medios avisados, vinieron muy pocos”.
La marcha partió desde la Escuela nº 218, sede del encuentro, “hacia Molinos Río de La Plata, donde en este momento hay un barrio que está desarrollando una resistencia”, explica Carlos Manessi. “Molinos quiere ampliar su planta, es una cosa infernal, son 600 mil toneladas más de acopio de cereales, por eso marchamos hasta ese barrio para llevarle nuestro apoyo y solidaridad.” Además se realizó un corte simbólico sobre las vías del tren que comunica a Mina Alumbrera con el puerto.
Ale es cordobés e integra, en su provincia, la Campaña Paren de Fumigar. “Se marchó hasta donde está el polo industrial petrolífero. Lo importante de estos encuentros son las relaciones que se construyen por abajo, los vínculos entre grupos y colectivos sociales. La provincia de Córdoba está prácticamente cubierta de plantaciones de soja y hubo intentos también de proyectos de minería que están intentando surgir. Y también, lo que se relaciona con la soja, como es la trata de personas. Los mismos grupos de poder que desarrollan negocios en el campo también desarrollan negocios mediante la explotación de mujeres, niños y niñas, como grupos empresariales, el poder político local, la policía”, expresa.
El documento final, consensuado por todas las organizaciones, manifiesta un apoyo contundente a la lucha de los vecinos de San Lorenzo y solicita, de manera explícita, la erradicación de A.C.A del lugar que ocupa en el ejido urbano, en el que paradójicamente se desató el primer combate patrio. “Nos llamó poderosamente la atención esa terrible montaña de azufre a cielo abierto que cuando vuela se desparrama por todos lados. ¿Cómo puede ser que el Estado permita esas cosas?”, se pregunta Carlos, del Cepronat, mientras afirma que “el modelo de producción, el modelo de monocultivo de soja con la utilización indiscriminada de agrotóxicos supera la ficción. Es superior a cualquier problema ambiental que podamos tener”.
Fuente: EnREDando