Argentina: más de 150 mujeres discutieron el modelo agropecuario vigente
Más de 150 mujeres de todo el país y de Bolivia, Venezuela, Brasil, Uruguay, Paraguay y Perú intercambiaron experiencias de organización y de lucha por los derechos como también de vivencias y saberes de distintos temas, en particular de la soberanía alimentaria. Durante tres días, estuvieron unidas por un mismo deseo: que se respete la diversidad de la naturaleza.
Desde el viernes y hasta el mediodía de hoy se desarrolló el tercer Encuentro de Mujeres Latinoamericanas Urbanas y Rurales por la Soberanía Alimentaria, que tuvo como sede distintos puntos de nuestra ciudad. La mayor parte de las jornadas se realizaron en la Granja La Verdecita –Callejón Roca 1.800–, en el norte de ejido urbano.
La modalidad de trabajo fue en comisiones y espacios de debate pero también se llevaron a cabo marchas de repudio en la Bolsa de Comercio y en el Casino. La sociedad del consumismo como mecanismo de control social de las mujeres y la división internacional y doméstica del trabajo, fueron algunos de los temas abordados durante el encuentro.
Además, debatieron sobre el modelo neoliberal, el patriarcado y los agronegocios, cuestiones que preocupan a las representantes de las organizaciones que participaron de las jornadas. Estas problemáticas son comunes tanto en nuestro país como en Paraguay, Bolivia, Uruguay y demás lugares de Latinoamérica.
Contra el monocultivo
Una de las comisiones de trabajo se desarrolló sobre las vías del ferrocarril para que el tren sojero –concesionado por el grupo Macri– no circule durante el encuentro. “Las compañeras eligieron estar sobre las vías para que durante la realización del encuentro, el tren no pueda pasar sobre ellas”, aclaró Claudia Albornoz, titular de la Vecinal de Barrio Chalet.
Por su parte, Virginia Liponezky de la Granja La Verdecita, advirtió que “la soja está matando la diversidad y haciendo dependiente a nuestro país. Estamos perdiendo la diversidad del alimento y los precios se están disparando. Hoy en día se está cosechando muy poco trigo porque la soja es rentable y no conviene cultivar otra cosa”.
Otra de las cuestiones tratadas en torno de este tema fue el uso de agroquímicos. En este sentido, Silvana Brites de Paraguay expresó: “Las mujeres tenemos que luchar contra la invasión de los agrotóxicos que amenazan la genética misma de los seres humanos. Ya se están viendo las deformaciones congénitas y la destrucción de las plantas que nos sirven de alimento. No queremos darle de comer a nuestros hijos alimentos contaminados, y para eso tenemos que luchar”, insistió.
La Verdecita
La granja agroecológica La Verdecita está situada en el norte de nuestra ciudad, dentro del ejido urbano, pero en medio de lo que fuera uno de los más ricos cinturones hortícolas del país.
Sus integrantes demuestran que es posible producir sin agredir a la naturaleza.
“Es muy importante compartir los saberes”
El trabajo en comisiones y espacios de debate permitió a cada una de las mujeres contar sus vivencias y experiencias en las agrupaciones en las que desempeñan sus actividades políticas. Allí, pudieron reconocer que existe la diversidad y que cada una es única.
Virginia Liponezky de La Verdecita comentó que el encuentro fue una experiencia muy rica para todas, sobre todo por intercambio de vivencias. “Cada una tiene su experiencia de vida y es muy importante compartir los saberes. Hay campesinas, educadoras, ciudadanas y consumidoras pero todas tenemos el mismo deseo: que se respete la diversidad de la naturaleza”, afirmó.
Durante el encuentro, las mujeres también recogieron las demandas de sus compañeras urbanas y rurales en torno a la alimentación, la producción agropecuaria y el cuidado de lo que nos rodea. “Nuestro deseo es lograr tender puentes entre lo urbano y lo rural, la agricultura y la naturaleza, la producción y el consumo para lograr el diseño y desarrollo de alternativas a este modelo hegemónico que nos roba nuestra vida y aplasta nuestro futuro”, manifestó una de las participantes.
El problema de la tierra
Silvana Brites, de Paraguay, forma parte de una organización que lucha por los derechos de las personas que en los períodos de dictaduras fueron desalojadas violentamente. Hace 9 años trabaja para recuperar la tierra donde habitaban miles de familias. Contó su experiencia de lucha y compromiso y la forma en que lograron organizarse.