Argentina: encuentro de mujeres en la ruta de la soja
Durante el III Encuentro Latinoamericano de Mujeres Urbanas y Rurales por la Soberanía Alimentaria en Santa Fe, más de un centenar de participantes debatieron, denunciaron, se movilizaron, cortaron las vías del tren sojero, escracharon a "los dueños" del sistema de exclusión, al tiempo que celebraron la diversidad humana y de la madre tierra.
Buenos Aires, 7 de noviembre de 2008 (Agencia Walsh). El 3er Encuentro Latinoamericano de Mujeres Urbanas y Rurales por la Soberanía Alimentaria se realizóla útlima semana de octubre en Santa Fe. La Granja Agro-ecológica "La Verdecita" recibió a más de 150 mujeres de distintas provincias de Argentina, Bolivia, Perú, Uruguay, Brasil, Paraguay, Estados Unidos, España, los Países Bajos y Méjico que intercambiaron historias de vida, saberes y experiencias colectivas de lucha por la defensa de derechos.
Lo que alguna vez fue el cinturón hortícola más rico y más diversificado del país, hoy convertido en un desierto de soja, fue el escenario de este encuentro que unió a mujeres para debatir acerca del impacto del modelo productivo y de consumo, los agro-negocios, el neoliberalismo, el patriarcado, la división internacional y doméstica del trabajo, la explotación sexual y la trata de personas.
"La ruta de la soja es la ruta de la trata de mujeres y niñas y la integración regional de las multinacionales explota nuestros bienes naturales y nuestros cuerpos" es una de las tantas e impactantes conclusiones de este encuentro. La comisión que reflexionó acerca del "neoliberalismo, el patriarcado, los agro-negocios y la marca en el cuerpo de las mujeres" usó esta metáfora para denunciar que en los territorios devastados por el modelo sojero se hace más evidente el fenómeno de la apropiación de la vida y los cuerpos de las mujeres.
Ana Fiol - comunicadora y una de "las verdecitas"- explica que "las multinacionales nos miran como un territorio a cortar en tajos, ven el territorio y no las comunidades; entonces aparecen las rutas destinadas a sacar la producción que las enriquece y a los costados aparecen todas las consecuencias de este sistema patriarcal y capitalista que odia a las mujeres".
Además del intercambio de experiencias, , se realizó una marcha a la sede de la Bolsa de Valores y al Casino de Santa Fe para repudiar y denunciar el modelo capitalista de explotación y violencia y una de las comisiones debatió sobre las vías del Belgrano Cargas e impidió el paso del "tren sojero" durante 48 hs con el objetivo de oponerse al modelo sojero y al gerenciamiento privado de las redes de transporte y comunicación. Desde el 2006 Belgrano Cargas está gerenciala por la Sociedad Operadora de Emergencia S.A. (SOE) Esta nueva administradora es controlada por Macri, con el 82% de las acciones, junto con un socio chino, dos empresas locales, la Unión Ferroviaria y el gremio de camioneros que dirige Hugo Moyano.
Durante la gestión de la SOE, el Estado se ha hecho cargo de todos los gastos operativos y las obras prioritarias. Con los aportes estatales -que promedian los $ 22,5 millones mensuales- se pagan los sueldos de 1.500 empleados, las reparaciones del material tractivo y rodante y las inversiones del programa del programa de emergencias. Según datos publicados por el Diario Uno de Santa Fe (edición impresa, 26/10/08) por estos servicios la SOE recibe dos generosas retribuciones: un pago mensual por el gerenciamiento del 6% de los egresos totales de explotación. Y por otro lado, se queda con el 8% de cada obra de emergencia que "contrate e inspeccione".
De acuerdo a la información provista por el Belgrano Cargas, el promedio de la tarifa es de U$18.- por tonelada transportada. Según "las verdecitas" el tren pasa entre 3 y 5 veces por día al lado de la granja y lleva entre 50 y 60 vagones, que de acuerdo a la empresa contienen 70 toneladas de carga cada uno. Por cada viaje BC recibe en promedio U$ 63.000 y de este monto SOE recibe U$ 3.780. Estos datos sugieren que un puñado de valientes y comprometidas mujeres hizo que los más ricos perdieran de mínimo U$ 199.000 y durante dos días las vías del tren volvieron a ser del pueblo.