Argentina: el indio perseguido
La realidad de la persecución hacia campesinos e indígenas en Formosa. Una trama muy compleja que invita a funcionarios, fuerzas de seguridad, criollos y amigos de los intendentes a perseguir, amenazar y extorsionar a los integrantes del pueblo Qom en la Primavera y a las comunidades Wichí en Ingeniero Juarez, en Formosa.
Formosa: los pueblos olvidados (Sexta entrega)
Por Esteban Ruffa, enviado especial a Formosa, para ANRed.
A pesar de las pésimas condiciones en las comunicaciones y en la regularidad de los transportes públicos, y de las lejanías, mientras estuvimos en Formosa supimos lo que sienten los indígenas por aquellas tierras.
- "Ellos saben que están acá. Saben que están haciendo, para donde vamos a ir ahora… Saben cuándo llegaron… Y están esperando que se vayan para volver", nos cuenta Agustín Santillán, del pueblo wichí en Juárez.
- "¿Para volver?", respondí.
- "Sí, para volver a amenazarnos, a perseguirnos… (baja la cabeza, se frota las manos) cuando viene gente no se acercan, la gente del Intendente y los criollos no nos molestan… Pero todo comienza nuevamente cuando las visitas (por nosotros) se van… Es muy triste vivir así", relata Agustín.
Todo el tiempo: miradas, murmullos… La gente de los pueblos que visitamos, los criollos, nos miraban, cual gringos en tierras ajenas. Sabían que estábamos en Formosa, sabían en que pueblo estábamos, sabían a que veníamos...
- “Ustedes son los periodistas, no?", nos preguntó la chica del locutorio cuando fuimos a usar internet para intentar comunicarnos con Buenos Aires.
- “Dice la señora del hotel que vayan para allá luego de las 14 que va a tener mejor señal”, dijo Arturo Pinto, ex cura que trabaja en las comunidades wichí en Juárez, luego que fuéramos nosotros al hotel a preguntar para utilizar wi-fi, sin decir quiénes éramos, o dónde parábamos.
También en el ingreso a La Primavera, cerca de Laguna Blanca, en el puesto de Gendarmería, ocurre lo mismo:
- “Jacobo, ¿le digo que somos periodistas al gendarme? ¿O invento algo?”, pregunté.
- “No le mientas, ya saben quiénes son ustedes y porqué vienen”, me respondió.
Sí. Sabían quiénes éramos. Hasta vimos, mientras caminábamos, como aparecía en tres oportunidades, una Hilux blanca, con vidrios polarizados, en Juárez…
Si hasta pudimos ver esa misma camioneta, cuando íbamos visitando las comunidades del impenetrable de Formosa, a 60km del pueblo. Adivinen qué haría la camioneta tan lejos del pueblo, y tan cerca de nosotros.
Si hasta nos preguntaba gerdarmería en el centro comunitario de La primavera, si ahí, en la radio, cuándo nos íbamos, cuántos días nos quedábamos. Así, cada vez que cambiaban las guardias.
- “Acá todo el mundo sabe que están ustedes, cada vez que viene alguien, Gerdarmería informa. Trabajan así, estamos en alerta permanente", me cuenta Kela, un reciente amigo Qom.
Formosa, Juárez, La Primavera, son ciudades, pueblos, comunidades sitiadas por sicarios funcionales a los intereses particulares de los terratenientes de cada zona y sus funcionarios políticos. Hacer entrevistas y trabajar haciendo fotografía en Formosa se hace pesado, te sentís así, perseguido, observado.
Ser Qom, ser wichí, es sentirse (y ser) perseguido permanentemente, agraviado con los discursos oficiales sobre el paraíso formoseño y maltratados con las miserias soportadas cotidianamente.
Es la realidad del indio perseguido.
Fuente: ANRed