Argentina: Juicio a la fumigación. Crónica del día 8
Desde el 11 de junio en la ciudad de Córdoba se está llevando a cabo un juicio por la contaminación que generó en el barrio de Ituzaingó Anexo la fumigación con glifosato en dos campos cercanos al ejido del barrio.
Dicho juicio se está llevando adelante en la Cámara 1º del Crimen de Córdoba Capital, en donde se está juzgando a los productores rurales, Francisco Parra y Jorge Gabrielli, imputados bajo el delito de contaminación dolosa continuada, y al aeroaplicador, Edgardo Pancello, acusado de ser el supuesto autor de las fumigaciones.
El Barrio Ituzangó Anexo, ubicado en el sector sur de la ciudad de Córdoba, es un emblema de las consecuencias que genera la aplicación y aerofumigación con Glifosato, y de la resistencia contra el modelo agrosojero. A partir del año 2002, un grupo de madres del Barrio comenzaron a hacer relevamientos entre los vecinos ante el notable aumento de los casos de cáncer infantil y en adultos, malformaciones congénitas, leucemias, abortos espontáneos, hipotiroidismos, entre otras enfermedades. El resultado del relevamiento fue que contabilizaron alrededor de 193 casos de cáncer.
Ante los reclamos constantes de los vecinos del Barrio, la Municipalidad de Córdoba sancionó dos ordenanzas prohibiendo las aeroaplicaciones con agroquímicos y estableciendo una distancia mínima para fumigar de 2500 metros de los establecimientos urbanos. Además, una tercera ordenanza declaraba la zona en emergencia sanitaria y ambiental. Los tres imputados están acusados de violar dichas normas.
Día 8: Mosquito, bidones y muestras
Durante la octava fecha de la audiencia declararon como testigos los técnicos y especialistas que tomaron las muestras del campo de Parra en el marco de la causa iniciada en el 2004: un oficial de policía apellidado Bonivardo, el Ingeniero Químico Orlando Alberto De la Rúa, el Licenciado en Física Rubén Danilo Capkob y María Massett, Licenciada en Química del Centro de Excelencia en Productos y Procesos Córdoba (Ceprocor).
Los testigos aseguraron encontrar en el allanamiento realizado en febrero de 2004 bidones abiertos en el domicilio cercano al galpón y una fumigadora en el campo. Posteriormente, la Defensa abrió a discusión el procedimiento de selección de muestras y las responsabilidades en juego.
Pasado el mediodía y apenas iniciada su declaración, Orlando Alberto De la Rúa, Ingeniero Químico en Policía Judicial, describió el operativo de allanamiento y afirmó: “Encontramos agroquímicos en unos recipientes -que eran los bidones-“. Ante la pregunta de Novillo en relación al procedimiento, aclaró: “Se tomaron las muestras en recipientes esterilizados y se rotularon”.
“Los bidones los trasladamos al Observatorio Ambiental dependiente de la municipalidad de Córdoba”, manifestó De la Rúa. El testigo explicó que tenía pocos recuerdos de entonces y desconocía el estado en el que se hallaban los bidones. Sin embargo, a partir de la lectura en voz alta de una de las acta subrayó: “Muestra 1: Glifosato. Bidón 20 litros marca Bayer. Fecha 12 de febrero de 2004”. A su turno, el Fiscal Novillo le apuntó la fotografía de los bidones y allí confirmó que había algunos abiertos y que podrían haber sido utilizados.
Cadena de Custodia
La estrategia de la Defensa, representada por el Dr. Araoz, buscó dar cuenta de las limitaciones del procedimiento. “Los frascos que usamos son los mismos que la orina, están esterilizados”, se defendió. Araoz solicitó que se deje constancia que los frascos de muestra luego no tienen medidas de seguridad a aparte.
Sobre las medidas de seguridad de traslado de las muestras, el testigo no recordó poner precinto o llevarlo en caja. Señaló que: “Del momento en que la llevamos, nosotros somos los responsables, no se precintan las muestras porque somos nosotros la cadena de custodia hasta que se entrega al laboratorio”.
El especialista en Seguridad e Higiene Laboral aclaró que no trasladó tierra ni plantas. La discusión en torno a las formas de preservación y seguridad de las muestras fue reiterada desde la Defensa con el objetivo de ver las condiciones de toma y llegada de las muestras como coartada. Sin embargo, De la Rua ratificó que no podría existir una confusión de muestras y que incluso si se volcara una “sólo se pedería esa muestra y no contaminaría al resto porque están cerradas”. Asimismo, resaltó que en el procedimiento no se rompió ni abrió ningún frasco.
El procedimiento
El tercer testigo de la jornada fue Rubén Danilo Capkop, Licenciado en Física y especialista en Ingeniería Ambiental. Desde el año, Capkop 1997 trabaja en el Laboratorio Ambiental.
“Recuerdo que me citan a un procedimiento conjunto con policía Federal en las proximidades de Ituzaingó. Ingresamos a la propiedad que estaba en el camino de Capilla de los Remedios. En el procedimiento se buscaban agroquímicos, recuerdo que había un aparato fumigador, un mosquito que le llaman. Yo lo vi. Lo recuerdo próximo a un galpón”, relató Capkop apenas iniciada su alocución y la fiscalía solicitó que conste en actas.
“En el galpón no había ningún bidón ni agroquímicos, entonces la Policía Federal ingreso al domicilio contiguo y ahí estaban. Recuerdo que eran bidones pero no recuerdo específico el lugar dentro de la caso”, sostuvo y además aclaró no recordar que sucedió con los bidones porque el procedimiento lo realizaba la Policía Federal.
Los análisis y recorridos
En el 2004, Capkop trabajaba en el Observatorio Ambiental. Sin embargo, no recordó haber recibido en ese año para su análisis. Igualmente aclara que se especializaba en muestreo de aire y no análisis de agroquímicos. La Defensa pidió dejar constancia que las muestras no fueron al observatorio ambiental.
Desde allí, la exposición se refirió a las tomas de muestras y las buenas prácticas de preservación, y como en cada caso depende del estado de la muestra. También relató acerca de la importancia de la contra-muestra.
Finalmente, dentro de esta primera instancia, ingresó nuevamente la ex Directora de Prevención y Gestión Ambiental de la Municipalidad de Córdoba, Diana Raab, para reconocer una firma que la Fiscalía de Instrucción encontró del 12 de febrero de 2004.
Ante la solicitud de la Defensa de que certifique su firma en la foja Nº 44 del día 20 de febrero, la testigo la reconoció pero explicó que “en el observatorio no hacemos análisis de agroquímicos”. Además agregó: “La nota emana de la Secretaria de Salud y Ambiente pero yo no recuerdo haber retirado esas muestras. No lo niego pero no recuerdo”.
Los resultados de los análisis
Finalmente, la última testigo fue María Massett. La licenciada en Química fue la encargada del laboratorio de plaguicidas del Ceprocor (Centro de Excelencia en Productos y Procesos Córdoba), con sede en Santa María de Punilla. El organismo recibió las muestras de las extracciones del 2004.
El Dr. Juan Manuel Araoz le preguntó a Massett si recordaba los frascos donde se guardaban las muestras que se extrajeron de los campos. Ella declaró que no lo recordaba, porque en la institución donde trabajaba “el flujo de las muestras eran enormes”.
A partir de los registros aportados por evidencia, la doctora leyó un informe que ella misma redactó, donde observó que las muestras que llegaron de barrio Ituzaingó Anexo estuvieron mal conservadas y presentadas: las bolsas se encontraban semiabiertas, con peligro que hayan establecido contacto entre sí, y se encontraban dentro de una caja de cartón abierto y sin rotular.
La Fiscalía le presentó un informe en donde se realizó un análisis de esas mismas muestras. Le preguntó si recordaba ese trabajo; ella sostuvo que no, pero reconoció su firma.
En esos análisis, se confirmó la existencia de soja, DDT y otros químicos. En la parte de abajo de las tablas, aclaraba que las mencionadas muestras no fueron presentadas en el estado correspondiente.
La Fiscalía resaltó que si los análisis confirmaban esas sustancias, es porque estaban presentes en las muestras, más allá del irregular estado de presentación de estas últimas.
Fuente: Unión de Asambleas Ciudadanas