Argentina: Empresario arremete nuevamente con banda armada en el monte santiagueño
Según lo denuncian comuneros de la localidad “El Hoyo” (200 km al norte de Santiago del Estero), en la noche del sábado 14 de enero habrían ingresado 2 camionetas con 10 ocupantes que las 64 familias del lugar identifican como la banda armada que hostigó a la población rural durante todo el año anterior.
El pasado 19 de Diciembre de 2011, el gobierno provincial conformó una comitiva integrada por una delegación del comité de emergencia, la dirección de bosque (quien otorgó los permisos de desmonte en el lugar), una escribana y algunos policías, al llegar al lugar detuvieron a 4 personas que fueron liberadas días después, según los vecinos, los matones ya se habían dispersado.
Es conocido la actitud del oficialismo local que desplaza toda una comitiva y un fotógrafo para informar a los diarios acerca de sus procedimientos, mientras tanto, en las comunidades siguen en la misma situación, así lo hicieron un año antes con lo acontecido en una comunidad muy cerca de ahí (El Simbolar) cuando 7 campesinos fueron golpeados por una banda armada en Noviembre de 2010 (ver El Coyuyo N° 5).
La invasión
Corría el mes de mayo de 2011, los vecinos de El Hoyo fueron alertados de una amenaza usurpadora, decidieron salir a custodiar el monte, en eso se encuentran con una banda armada encabezada por José Palavecino enviado al lugar con armas de fuego junto a un grupo de delincuentes dispuestos a asesinar campesinos en nombre del agronegocio, la banda obedecía las ordenes del empresario Cordobés Luis López Villagra, quien el 02 de Mayo ingresa trabajadores y topadoras para comenzar su acción destructiva del codiciado monte santiagueño y alambrar gran parte de las 10 mil hectáreas en conflicto.
Según lo confirma Marcos Almaraz a EL Coyuyo, “el 05 de mayo del 2011, ese día estábamos con mis compañeros trabajando cuando llegó una banda armada con escopetas del 22 y de 16, ahí nomas nos agarraron a los tiros, todos nos metimos al monte para protegernos, como abandonamos nuestras carpas les prendieron fuego y quemaron todas nuestras cosas, uno de ellos decía que iba a hacer custodia y se identificó como José Palavecino” cuenta el afectado al periódico que canta la justa.
Desde ese momento la comunidad comienza a vivir su calvario “los niños no podían ir a la escuela, lo amenazaban, disparaban en la noche sobre nuestros ranchos” cuenta Almaraz. Por su parte la comunidad decidió no enviar a sus hijos a la escuela N° 938 y al jardín de infante N° 478, ambos establecimientos dirigidos por el director suplente René Paz quien en representación del Ministerio de Educación comenzó a presionar a los padres diciéndole que descontaría puntos de asistencia a los alumnos si no recurrían a clases, situación que complicaría a los niños en sus rendiciones y parciales.
Bajo todo un procedimiento de lucha y búsqueda de justicia, la comunidad presionó al ejecutivo logrando que sus funcionarios designaran una custodia policial, dos semanas estuvieron en el lugar, según Almaraz “porque nos quitaban los postes, luego más grave dice que andaban por la población amenazando a la gente a los chicos en la escuela”.
Respecto a la policía del Tintina, ciudad cabecera del departamento Moreno, Marcos Almaraz denuncia un episodio que aumentó la gravedad del asunto el día en que recibió el balazo “La misma policía que llamamos me llevó a Tintina. Ahí el Doctor me revisa y me da el alta después nos venimos hasta una localidad que se llama Libertad, nos encontramos con la misma policía, nos hacen subir al móvil nos traen hasta la casa y me cobro 120 pesos por hacerme ese viaje el sargento romero” declara.
En ese contexto, recién iniciado el 2012 la comunidad vuelve a ser invadida, el monte santiagueño está en peligro, el agronegocio avanza mientras políticos, jueces y empresarios broncean sus ociosos cuerpos en balnearios de la costa atlántica y el Caribe.
Pedro Herrera | www.elcoyuyo.org
CONTRAPUNTO | Prensa Alternativa
moc.liamg@otnupartnocnoiccader
Integrante de la Red Nacional de Medios Alternativos
Fuente: CONTRAPUNTO