Argentina - Santa Fe: Poca voluntad para limitar las fumigaciones

En Santa Fe se discuten proyectos de reforma desde 2009, pero hasta ahora no hubo acuerdo político y sigue vigente la ley 11.273 de fitosanitrios, aprobada en 1995, un año antes de la aprobación de los cultivos de soja transgénica. Las organizaciones que forman parte de la campaña Paren de Fumigarnos vienen reclamando que se sancione una reforma a partir del principio precautorio para poner límites a las fumigaciones con productos agrotóxicos.

El tema tenía preferencia para ser tratado el jueves 27 de agosto, pero la Cámara de Diputados de Santa Fe no pudo lograr los consensos necesarios y lo postergó hasta la próxima sesión, que podría realizarse dentro de 15 o 30 días. El jueves 27 las organizaciones que militan por la reforma marcharon hacia la Legislatura para denunciar que diputados y senadores le dan la espalda al cuidado de la salud y el ambiente porque son permeables a los intereses del sector agropecuario.

Contexto:

Santa Fe es el tercer distrito productivo de la Argentina luego de las provincias de Buenos Aires y Córdoba. Con una superficie de 133.007 kilómetros, se ubica en la zona más fértil del país y su economía se apoya en la agricultura, la ganadería y la lechería. Además, cuenta con importantes polos industriales vinculados, en su mayoría, a la producción agropecuaria y a la exportación de cereales.

En septiembre de 2010, el ex ministro de la Producción de Santa Fe, Juan José Bertero confirmó que en la provincia ya no hay más tierras disponibles para cultivos. De allí que la modalidad de cultivos siga avanzando hacia una mayor productividad del uso del suelo, en la cual los productos agroquímicos juegan un rol central.

En los últimos 30 años la superficie dedicada a la agricultura en Santa Fe aumentó un 30%“llevándonos al límite de la superficie apta para cultivo en función de la tecnología”, según explicó en aquel momento Bertero. En las últimas tres décadas, la superficie destinada a soja aumentó un 320% ante “el escenario de oportunidades que nos da un mundo que demanda alimentos”.

El Dr. Damián Verseñazzi, docente de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario, realiza trabajos de campo desde 2010 en pueblos fumigados de la provincia de Santa Fe. Allí despliegan los Campamentos Sanitarios donde hacen registros epidemiológicos, exámenes físicos a los niños en las escuelas y talleres de promoción de la salud: Tiene rango de censo, explicó Verseñazzi, “Vamos al 100% de las casas, pero no todos te responden: tenemos una cobertura efectiva que oscila entre el 65% y el 89% de los domicilios de cada pueblo".

Las conclusiones a las que arribó Verseñazzi son alarmantes: “Hemos encontrado perfiles epidemiológicos en cada comunidad que son muy similares entre sí y que tienen una curva de modificación similar. No siempre la gente se enfermó y murió de las mismas cosas. El cambio que ha habido en el tiempo y en las características es parejo en cada una de las 22 localidades que visitamos. Empezaron a incrementarse los problemas oncológicos: tenemos en los últimos cinco años la misma cantidad de casos nuevos de cáncer que teníamos en los diez años anteriores. Tenemos un crecimiento en la cantidad de abortos espontáneos y niños nacidos con malformaciones. Tenemos una aparición de enfermedades en las glándulas tiroideas, fundamentalmente hipotiroidismo, ya no sólo en mujeres jóvenes sino en hombres y en niños: lo adquieren a los pocos años de vida. Y tenemos un aumento en las enfermedades respiratorias y dermatológicas” .

Dos posturas:

Las organizaciones ambientalistas, apoyadas en estudios científicos locales, sostienen que la legislación vigente está desactualizada: fue sancionada antes del ingreso de la soja transgénica y no contempla el uso irrestricto de productos como el glifosato, necesario para los cultivos de soja.La Multisectorial Paren de Fumigarnos tiene motivos para pensar que el glifosato y otros productos químicos tienen incidencia directa en el aumento de la tasa de cáncer en la región.

Con el objeto de actualizar la ley 11.273, la Legislatura santafesina discutió a partir de 2009 una serie de proyectos que, finalmente, no fueron aprobados. La intención es fijar límites a las fumigaciones respecto de las poblaciones y las escuelas rurales. En la actualidad hay dos iniciativas que promueven modificaciones a la ley: una es la que apoyan las organizaciones ambientalistas y fue presentada por el diputado de Nuevo Encuentro José María Tessa; la otra, considerada “blanda” y acorde a los intereses de los productores agropecuarios, es de la diputada socialista Inés Bertero.

El tema está trabado por falta de acuerdo en la Comisión de Asuntos Constitucionales. Las posiciones son difíciles de conciliar: el proyecto de Tessa propone la prohibición de las fumigaciones aéreas y un límite de 800 metros respecto de pueblos y ciudades y de mil metros respecto de las escuelas rurales para las fumigaciones terrestres; el de Bertero habilita las fumigaciones aéreas y reduce el límite para las terrestres a solo 50 metros, aunque la diputada se mostró de acuerdo en llevar ese límite a 100 o 200 metros.

Aunque el acuerdo parece lejano, tanto Bertero como Tessa reconocieron que han acercado posiciones. Los diputados pretenden una media sanción por consenso para que el Senado no tenga excusas al momento de su análisis y posterior tratamiento. Las diferencias centrales son sobre dos artículos: el que prohíbe las fumigaciones aéreas (incluido en el proyecto de Tessa pero no en el de Bertero) y el que establece la franja libre de agroquímicos respecto de los centros urbanos y las escuelas rurales. “Hay que acercar posiciones y tratar de llegar a un acuerdo con los apoyos suficientes para que tenga efectos en el Senado”, sostuvo Tessa después de la última sesión de la Cámara de Diputados.

Fuente y foto: ANRed