Vídeo - Argentina: La soja del hambre
“Argentina; La Soya del Hambre” es una investigación documental realizada por prestigiosa escritora y documentalista francesa Marie-Monique Robin, transmitida por Arte en el año 2005.
Manos sobre la Argentina (extracto del libro “El Mundo según Monsanto”)
En 1994, cuando la FDA autoriza la puesta sobre el mercado estadounidense la soya RR, hace tiempo que Monsanto había echado un ojo en el cono Sur. Su blanco por supuesto es Brasil, segundo productor mundial de soya. Pero el negocio está lejos de estar en sus manos, pues la constitución brasileña exigía que los cultivos transgénicos pasen pruebas previas sobre su impacto medioambiental antes que su “liberación” sea autorizada.
Entonces el gigante de Saint Louis se abate sobre Argentina, donde el gobierno de Carlos Menem, al igual que la administración Bush, solo tiene una palabra en la boca: “desreglamentación”. El hombre de los flequillos -quien vive en 2007 exiliado en Chile para escapar a dos acusaciones de corrupción en relación a tráfico de armas- se esfuerza durante los diez años de su reinado (1989-1999) a terminar el trabajo largamente iniciado por la dictadura militar (1976-1983): el desmantela lo que quedaba del Estado-Providencia argentino, privatizando sin parar, y abriendo a lo grande las puertas del Rio de la Plata a los capitales extranjeros. Esta política ultraliberal golpea de plano al poderoso sector agrícola, donde los mecanismos de protección fueron destruídos para dejar la producción solo a las leyes del mercado…
A partir de 1994, Monsanto vende licencias a las principales compañías de semillas del país, como Nidera o Don Mario, quienes se encargan de introducir el gen Round Up Ready en las variedades de su catálogo. Por una feliz casualidad, los dos principales diarios del país, La Nación y sobre todo Clarín se comprometen en la promoción -algunos hablan de “propaganda”- de la bio-tecnología, reduciendo a todos los oponentes, aún a los más moderados, a los excitados antiprogreso, a los “luddites”, por tomar la expresión de Dan Glickman, el antiguo ministro de la agricultura de Bill Clinton. Es así que en grandes editoriales se jactan los méritos de la revolución biotecnológica, con argumentos que recuerdan extrañamente a aquellos desarrollados por una cierta compañía de Missouri: “Con los OGM, la ciencia ha hecho una contribución decisiva en la guerra contra el hambre”, declara Carlos Menem en una revista agrícola. “Las biotecnologías permiten cosechas de mejor calidad, mejor productividad y una agricultura durable protegiendo el medio ambiente” asegura en cuanto a ello William Konsinsky “educador en las biotecnologías” de Monsanto.
“La introducción de los OGM en Argentina se hizo sin ningún debate público, ni aún parlamentario”, se indigna Walter Pengue, un ingeniero agrónomo de la Universidad de Buenos Aires, especializado en la selección genética, que encuentro en Buenos Aires en Abril del 2005. No hay ninguna ley que encuadre su puesta en el mercado, y la sociedad civil, que incluso no está representada en la CONABIA, es descartada de todas las decisiones.
Después de su autorización en 1996, la soya Round Ready se ha extendido en Argentina a una velocidad absolutamente única en la historia de la agricultura: más de un millón de hectáreas en promedio por año! Es un verdadero desierto verde quien devora de ahora en adelante uno de los graneros del mundo”