Venezuela: No debemos arrodillarnos a… FEDEAGRO y la nueva ley de semillas
La cúpula empresarial de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro) ha sacado nuevamente las pesuñas; esta vez contra la nueva Ley de Semillas Venezolana. Sus voceros hacen histéricos llamados a "detenerla", a la necesidad de "hacerle ajustes" entre otras patadas de ahorcado. Argumentan que la ley está fuera de contexto y bien lejos de los avances que se vienen dando, en el complejo ámbito científico-técnico de la transgenia.
El Presidente de Fedeagro, Antonio Pestana, en un reciente programa televisivo atribuye esta ley a "la satanización" hacia los cultivos transgénicos a la que fue sometido el Presidente Chávez "por cuatro locos". Pestana clama por el ingreso de Monsanto, Syngenta, y demás trasnacionales transgénicas al país. Según Pestana, "tenemos que permitir que nuestros investigadores hablen de los transgénicos (…) si dicen que no son malos para el consumo ni el ambiente, tenemos que permitir que los agricultores venezolanos puedan optar por esa tecnología que tan buenos resultados ha dado en el exterior". Por supuesto, sus investigadores serían financiados por la transgenia.
Lo que pretende hacer el Sr. Pestana es traer al país una tecnología (transgénicos) que ya ha entrado en desuso en los principales centros de investigación del mundo, no sólo porque sus repercusiones e impactos en el ambiente y salud nunca fueron bien explicados ni debidamente investigados; sino que, nuevas tecnologías sin los riesgos de los transgénicos han emergido (ver R.Wilkinson and B. Wiedenheft. 2014. A CRISPR method for genome engineering, F1000PrimeReports, 2014, 6:3 (doi:10.12703/P6-3).)
Precisamente, la nueva Ley de Semillas Venezolana, que fue consultada ampliamente a lo largo y ancho de la geografía nacional, ha tenido una visión prospectiva. Esta ley supo asentar, con propiedades científica-técnicas, las inconveniencias de los cultivos genéticamente modificados para el desarrollo de una nueva agricultura nacional.
Más aún, deberíamos impedir la entrada, o como hacen en la Unión Europea, al menos requerir que los alimentos con trazas transgénicas sean identificados y eliminar en el corto plazo su importación. Esto nos permitiría obtener mayor claridad en las consecuencias de su consumo.
Los productos transgénicos nos someten a una dependencia inexcusable a tecnologías extranjeras; y además no existe justificación alguna para continuar promoviendo e invirtiendo recursos y dinero en investigaciones y desarrollos de este tipo en nuestro país; más aún cuando hay alternativas menos invasivas y perjudiciales, y de mayor eficiencia energética.
La posición de Pestana y su gremio desprecia al pueblo venezolano, se presta a un incremento de la dependencia del país y permite agresiones a la vida, a la naturaleza y a la salud de un pueblo. Más bien deberíamos preocuparnos por modernizar e incrementar los controles fitosanitarios aduaneros, para controlar y erradicar definitivamente la transgenia y promover otras biotecnologías que viene dando sustanciales aportes en la agricultura nacional.
Las biotecnologías como los preparados o caldos biológicos, micro-organismos eficientes, bio-fertilizantes, bio-controladores, metódicas en técnicas de cultivos en vitro cultivos entre otras, hilvanan algunas consideraciones de índole científico-técnico de nuestra Ley de Semillas.
Nos permitimos reafirmar, que no creemos que en la Venezuela revolucionaria se haya debatido tanto una ley como la que pretenden desconocer y sancionar. Fueron tres largos años (2012-2015) de una participación amplia, de diferentes sectores sociales y científicos y consultas, acompañada con elogios de grupos internacionales dedicados al tema.
Toda esta enseñanza nos viene a demostrar, la legitimación de la ley misma y ha re-significado las distintas bondades que encontramos en la dinámicas productivas de nuestra agricultura campesina y familiar. Fundada ésta en nuestra agro-biodiversidad alimentaria nacional.
Partiendo de tan valioso reconocimiento, estamos convencidos que está naciendo una nueva agricultura nacional. Y además, tiene nombre: la agroecología. Allí reposan y emergen los nuevos conocimientos científicos-técnicos, que por las banalidades y los intereses económicos del Sr. Pestana y su gremio, les cuesta entender y que sabemos por sus múltiples negocios no se sienten motivados en reconocerlo.
Seguimos, sin embargo, en la mejor buena voluntad de ayudarlos, asistirlos, de proporcionarles las mejores ideas y luces en referencias bibliográficas. Estamos en la obligación de ello y dado el tema que se trata, "producir alimentos", no escatimamos tiempo, de presentarles argumentos de altísimo nivel científico-técnico, sistematizados por distintos organismos internacionales, tales como: El grupo Internacional del Papel del Conocimiento, Ciencia y Tecnología en el Desarrollo Agrícola, IAASTD 2008); La Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología (2009); los investigadores franceses del grupo GRET (2013); el grupo de Biosafety-Information-Center (2016) con varios estudios en el tema y la propuesta de incorporar la agroecología como política pública de la FAO-Oliver Schutter (2011).
Esta ocasional y tangible articulación, que nos brinda La Ley de Semilla con la agroecología, estamos seguros le va a proporcionar las siguientes ventajas y beneficios a la agricultura nacional:
1) Avanzar en la consolidación de una propuesta propia de producción primaria de alimentos. Contribuyendo con la soberanía alimentaria nacional.
2) Re-significar y revalorizar nuestra inmensa agro-biodiversidad (462 especies alimentarias) que posee nuestra Venezuela.
3) Reimpulsar las líneas de investigación y desarrollo en las áreas: ambiente, agroecología y agropecuario, las cuales en el año 2011, fueron acertadamente bien definidas, en las necesidades y prioridades de investigación para el país, por el MPPEUyCT.
4) Obligaría a todas las universidades autónomas y bolivarianas de enseñanzas agrícolas, a actualizarse en materia de carreras, pensa, currículum, áreas de estudios e investigación, concurrente con los avances en la nueva ciencia agroecológica.
5) La transformación universitaria tiene que avanzar, por cuanto, se resalta: la agroecología es la única ciencia emergente que le está dando respuestas a los distintos procesos de mitigación y adaptación que los extraordinarios cambios climáticos están sometiendo a las actividades agrícolas.
6) La Ley de Semilla Venezolana abre un espacio para investigar, promover, impulsar y controlar las nuevas eco-tecnologías, propias de las condiciones de la intertropicalidad regional. Produciéndose un ahorro sustancial en los recursos energéticos, de agua e inversiones.
7) De lo anterior se desprende, el apoyo a los sistemas tradicionales y familiares de producción con los distintos enfoques agroecológicos, en la agro-biodiversidad, por las semillas nativas y los conocimientos tradicionales.
8) Este grueso conocimiento, que sigue existiendo en el saber popular, impulsaría los diálogos entre poblaciones campesinas y urbanas, con la finalidad de garantizar una alimentación sana y sustentable, apoyando los mercados locales y las diversas formas de intercambio; como estrategia para fortalecer la economía campesina.
9) Esta propuesta agrícola de avanzada en su conjunto, estaría dando luces y orientaciones para la confección de políticas públicas e iniciativas sectoriales en el área agroalimentaria, dándole coherencia y orientación a los tantos movimientos sociales y campesinos, quienes todavía en este proceso revolucionario, no han dado pies con bolas en propuestas técnico-política de avances, que los organice y cohesione. Sólo se han dedicado a sus justas reivindicaciones gremiales.
Estas y otras connotaciones implícitas que intentan negarse y cercenarse, claramente evidencian la visión atrasada, conceptual y operativa que la cúpula empresarial-científica de Fedeagro mantiene en descalificar a la nueva Ley de Semillas. Lamentablemente están perdiendo las perspectivas. Por ello debemos saber defender nuestra ley con movilizaciones, presión social y debatir con autoridad, responsabilidad y permanentemente el futuro de la producción primaria de alimentos.
Insistimos, que independientemente de las profundas diferencias ideológicas civilizatorias con que concebimos la vida, por el tema país-producción de alimentos, estamos en la obligación de dar los debates que sean necesarios. De la manera más respetuosa, flexible y abierta, estamos en la disposición de colaborar en avanzar, en evolucionar, en aprender. Nuestro devenir agrícola, obligatoriamente, exige una variedad de aproximaciones técnicas, conocimientos y acciones con rostros, actitudes y aptitudes diferentes que no se arrodillen ante Monsanto, Syngenta, y otras trasnacionales transgénicas.
Por Miguel Angel Núñez | 28/05/2016
Referencias Bibliográficas.
Agriculture at Cross Road(2008)International Assessment of Agricultural Knowledge, Science and Technology for Development (IAASTD)
Internacional del Papel del Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología en el Desarrollo Agrícola,); aquí (pdf)
Biosafety-info.net (2016), aquí
Fernández A.T. (2016) Transgénicos, Tecnología obsoleta para el campo. En línea La Jornada Abril 29-2016, aquí
GRET Responder a los desafíos del Siglo XXI con la agroecología: ¿Por qué y cómo hacerlo?
Un informe de la C2A (Comisión Agricultura y Alimentación), Coordination Sud En línea aquí
Necesidades de Investigación. Definición de Áreas 2011. En línea aquí
Olivier De Schutter(2011). Informe: "La agroecología y el derecho a la alimentación". En línea aquí
R.Wilkinson and B. Wiedenheft. 2014. A CRISPR method for genome engineering, F1000PrimeReports, 2014, 6:3(doi:10.12703/P6-3).
Transgénicos y Agrocombustibles en América Latina (2009) Sociedad Científica Latinoa-mericana de Agroecología (SOCLA). En línea aquí (pdf)
Fuente original del Artículo: aquí
Publicado por: Aporrea