Uruguay: El impacto de los transgénicos - Charla en San José de Mayo
"Veinte años después seguimos siendo avergonzados testigos del hambre que castiga a vastas zonas del planeta aunque se haya multiplicado la producción de alimentos y echemos a diario el 40% de ellos a la basura, miles de pequeñas chacras que antaño producían alimentos para la feria del barrio y el Mercado Modelo se convirtieron en fracciones más o menos extensas que se han ido empobreciendo con cultivos intensivos de siembra directa que dejan, cosecha tras cosecha, casi el 50% de los agroquímicos que el modelo demanda en la tierra."
Cuando a fines de la década del 90 Uruguay optó por el actual modelo de Agronegocio y autorizó el primer evento transgénico gestionado por la multinacional Monsanto todo se nos mostró en color de rosas, las nuevas tecnologías agrícolas acabarían por un lado con el hambre del mundo, por otro lado el sector agropecuario tendría un desarrollo económico nunca visto y la gente haría fila para radicarse en el campo.
Se nos dijo también que los productos transgénicos y su cadena de subproductos serían tan inocuos como sus similares no modificados y que por tanto no había riesgo alguno para la salud humana, las advertencias provenían simplemente de unos grupúsculos de inconformistas, locos alarmistas que todo lo soñaban en verde ecologista.
Veinte años después seguimos siendo avergonzados testigos del hambre que castiga a vastas zonas del planeta aunque se haya multiplicado la producción de alimentos y echemos a diario el 40% de ellos a la basura, miles de pequeñas chacras que antaño producían alimentos para la feria del barrio y el Mercado Modelo se convirtieron en fracciones más o menos extensas que se han ido empobreciendo con cultivos intensivos de siembra directa que dejan, cosecha tras cosecha, casi el 50% de los agroquímicos que el modelo demanda en la tierra y envía a los cauces de agua y al aire otro 30%, incorporando a las plantas el otro 20% transformándolas a ellas mismas – al generar su resistencia – en plaguicidas que repelen a sus enemigos naturales.
Los bosques nativos rivereños – capaces de absorber 300 mm de lluvias por hora – han sido talados indiscriminadamente para aumentar las áreas de siembra – que sólo absorben 30 mm/h de agua – las costas se han quedado sin sus filtros naturales por lo que el escurrido de las lluvias lleva al agua los residuos tóxicos del paquete agroquímico afectando la flora y fauna de ríos y arroyos de los que además tomamos el líquido elemento para abastecer poblaciones humanas.
Las terribles imprevisiones del pasado han ido generando un presente de movilización, lucha y rebeldía tanto entre las poblaciones que de diferentes maneras se han visto – o se sienten – afectadas como en el ambiente académico que realiza severas advertencias y reclama, junto a la sociedad civil hoy más organizada, medidas urgentes en defensa de la salud humana, del medio ambiente y de los derechos humanos, buscando implementar modelos alternativo como el promisorio y ambicioso Plan Nacional de Agroecología.
CHARLA - En ese sentido se realizó el pasado viernes en el Espacio Cultural de San José una Charla/Debate bajo el título “Impacto de los Transgénicos en Uruguay”, organizada por CEUTA (Centro Uruguayo de Tecnologías Apropiadas) y el apoyo de la Red de Agroecología (Regional San José), Redes Amigos de la Tierra y Slow Food Canario (organización mundial que pretende contrarestar los efectos del moderno Fast Food).
La convocatoria congregó mucho público que llenó la sala para escuchar atentamente a los panelistas invitados, la Chef Laura Rosano de Slow Food Canario sobre el tema Transgénicos y Alimentación, el Dr. Claudio Martínez Debat, de la Facultad de ciencias abordó los Impactos del Modelo en Salud, la Dra. Mariela Garau presentó un Proyecto de Investigación de “Evaluación de la exposición al glifosato de una cohorte de Uruguay e incidencia en el cáncer”, el Ing. Agr. Gastón Carro habló sobre los Impactos en el Medio Ambiente, el Ing. Agr. Mariano Beltrán de la Red Amigos de la Tierra detalló los Factores Políticos y Sociales, el productor quesero de Ecilda Paullier Eduardo Bauzá y Federico Bizzozero, coordinador del Programa Agroecológico de CEUTA hablaron sobre las Alternativas al Modelo.
Sería imposible abordar en el espacio de una nota periodística todos los temas tratados y detallar el debate que se realizó tras las exposiciones, en próximas ediciones iremos profundizando en cada una de las ponencias.
De las diferentes exposiciones, podemos resaltar algunos puntos muy importantes:
Impactos en la alimentación: Laura Rosano es Chef, posgrado en Dieta Regional y Mediterránea de la Universidad de Barcelona, Master en Cocina Contemporánea también de la Universidad de Barcelona y entre otras actividades particulares y académicas es Coordinadora Nacional de Slow Food Uruguay, una organización sin fines de lucro surgida en Italia en 1986 cuyo símbolo es un caracol y que pretende imponer el “comer lento” sobre la “comida rápida” y chatarra que prevalece en el mundo moderno.
La especialista gastronómica dijo que en la actualidad, “uno de cada cuatro niños uruguayos padecen alguna enfermedad crónica vinculada a la alimentación tales como hipertensión u obesidad” y que ello se ha empezado a dar en los últimos veinte años, período de tiempo que lleva el modelo transgénico en el país.
Rosano agregó que “una de las preocupaciones más grandes que tenemos los cocineros es que se ha perdido más del 70% de la diversidad de los alimentos tanto animales como vegetales y esto viene acentuándose en el tiempo, esto es consecuencia de una globalización industrial que ha llevado al alimento a ser una mercancía, se ha perdido el valor cultural de aquellos alimentos que consumíamos de niños, perdemos diversidad y perdemos riqueza”.
Según Rosano, “cuando se nos dice por parte del Ministro Aguerre que Uruguay alimenta a 28 millones de personas es mentira, porque donde se plantaban tomates, zanahorias y cebollas hoy se planta soja y eucaliptus, entonces estamos alimentando cerdos y vacas, pasamos de ser un país productor de alimentos a ser un país productor de comodities, raciones o biocombustibles, ese cambio de matriz nos provoca problemas alimentarios y problemas ambientales”.
Impactos en la Salud: El Dr. Claudio Martínez Debat es Doctor en Biología Molecular y Celular, Químico Farmacéutico, Profesor Adjunto del Instituto de Biología de la Facultad de Ciencias, dirige el laboratorio de Trazabilidad Molecular Alimentaria, Investigador del Plan Nacional de Ciencias Básicas, responsable de varios proyectos de investigación, Responsable Académico del convenio entre la UDELAR y la IMM sobre el etiquetado de Alimentos Transgénicos.
Luego de explicar a modo de introducción cómo operan los procesos de manipulación genética tanto en vegetales como en animales, el Dr. Martínez Debat dijo que ha vivido desde su lugar académico “todo el desarrollo del tema de transgénicos, cómo se fueron imponiendo en el mercado y he tenido un cambio importante desde una visión optimista (porque me creí todas las promesas que nos hicieron) a una visión mucho más realista, porque lo que me hizo cambiar la visión fue el tema de la salud”.
El especialista dijo que fue “a través de la Argentina, que nos lleva diez años de ventaja en el tema, que empezamos a abrir los ojos cuando empezaron a aparecer estudios de científicos comprometidos” y agregó que hay que ver cómo “el uso de glifosato se multiplicó por diez en nuestro país mientras el área sembrada de soja se multiplicó por cuatro, cuando una de las promesas fue que este modelo utilizaría menos agrotóxicos”.
Al respecto Martínez Debat agregó que en Argentina “comenzaron a comprobarse problemas muy serios en la salud, los casos de niños con cáncer, leucemias, tumores cerebrales y linfomas se triplicaron y los nacimientos con malformaciones se cuadruplicaron en diez años, según datos de 2010 en una zona del Chaco” y explicó que “se nos ha llevado a un campo de batalla donde están por un lado aquellos que nos dicen que el modelo es seguro y acá no pasa nada y estamos del otro lado aquellos que decimos “ojo, vemos problemas”, hace falta mucha investigación, porque ignoramos mucho más de lo que sabemos sobre los transgénicos y sus efectos”.
Respecto a la pregunta ¿la ingesta de productos transgénicos representa un riesgo para la salud humana?, el científico dijo que “lo primero que debemos saber es que faltan más estudios adecuados y rigurosos sobre el tema, hoy la regulación se hace estudiando un animal a tres meses, eso nos puede dar efectos agudos y sub-agudos, pero no si aparece una enfermedad crónica y en nuestra sociedad está viendo emerger enfermedades crónicas no transmisibles de una manera alarmante, entonces estamos en el derecho de establecer una posible correlación con los transgénicos y otras cosas que andan a la vuelta, no lo podemos desconocer, si nosotros consumimos ADN hemos visto que ese ADN no se degrada totalmente, puede llegar a la sangre, una madre lactante puede transmitir el ADN que consumió a su hijo y qué va a hacer ese ADN en el nuevo organismo, no lo sabemos”.
Exposición al glifosato: la Dra. Mariela Garau explicó un proyecto de investigación sobre las consecuencias de las exposiciones de seres humanos al glifosato durante períodos prolongados y dijo que “el año pasado se ha incluído al producto en la lista del grupo II como probablemente cancerígeno para humanos y ello nos llevó a desarrollar un programa para evaluar la relación entre el glifosato y el cáncer, pero la investigación en cáncer tiene muchas dificultades, porque no es una enfermedad, son muchas y entonces no puedo plantear simplemente si aumentó el cáncer, tengo que investigar si aumentaron las leucemias, o el cáncer de pulmón o el cáncer de estómago”.
La investigadora dijo que “si bien el cáncer causa el 25% del total de muertes en el Uruguay, cada uno de los tipos de cáncer implica pocos casos porque en general pasa mucho tiempo entre la exposición y el daño, excepto en los niños cuando estuvieron expuestos sus padres y está científicamente probado que la exposición de los padres a pesticidas se asocia con la presencia de leucemias en niños” y explicó que en algunos países se realiza “una evaluación retrospectiva que depende de la memoria del individuo al que se le pregunta a qué substancias estuvo expuesto, con qué pesticidas trabajó, durante cuánto tiempo”.
Por primera vez se realizará una investigación a corto y mediano plazo en nuestro país, para ello, según dijo la Dra. Garau “el estudio tiene tres fases, en la primera es sobre un grupo de individuos evaluar su exposición a glifosato, órganos fosforados y piretroides a lo largo de un período de un año, sabemos que los trabajadores, los aplicadores están expuestos, pero en qué medida también lo están los niños que asisten a una escuela cercana al punto de aplicación, así podríamos tener algún estudio científico de alcance nacional, la segunda fase, que permite tener resultados más o menos cercanos, es preguntar a los individuos qué enfermedades tienen y con qué productos han trabajado y la tercera fase hacia adelante, la más contundente es evaluar a los individuos expuestos durante diez, quince o veinte años y se evalúe, a partir de los datos del registro nacional del cáncer, y analizar la incidencia del cáncer en esos individuos, podrán decir en veinte años no me sirve, pero los estudios a largo plazo son los que más evidencia científica nos dan”.
Como dijimos, el espacio es tirano y tendremos que ampliar la interesantísima información brindada en la charla en próximas ediciones, el tema nos compete a todos.
Por Jorge Gambetta
Fuente: La Semana