Un nuevo veneno, el glufosinato
"La necesidad de asociar en las nuevas semillas el glifosato con el glufosinato, da cuenta de las inconsistencias de la tecnología de los transgénicos tanto en su construcción y como en su comportamiento en el tiempo. Sin embargo se sigue huyendo hacia delante intentando remediar las debilidades conceptuales de la tecnología transgénica, con soluciones que tienden a ser cada vez más peligrosas."
Relatar los hechos respecto del avance de agronegocios en la región latinoamericana, hace necesario señalar que a la voracidad de un sector productivo y a los intereses estratégicos de las transnacionales y su propuesta tecnológica, hay que agregar la actitud de gobierno nacional que no solo espera retenciones crecientes sino que se empeña en apostar a la desnacionalización incrementado la dependencia con un modelo que hace cada vez mas frágil a la Argentina frente a las decisiones geopolíticas de los países centrales. (ver opinión de Monsanto. Clarín 29-08-2012, pagina 30).
Como forma de confrontar relato, la contraofensiva descripta por Clarín, se expresó en que mientras se esperaba la sentencia del tribunal cordobés por la demanda de las Madres de Ituzaingo, la Secretaria de Agricultura hacía pública la resolución firmada por su titular Lorenzo Basso (ex Decano de la Facultad de Agronomía de la UBA) aprobando una nueva semilla de soja: Intacta RR2 que contiene transgenes para resistencia al glifosato y para producir toxina insecticida (Bt). Esta semilla patentada por Monsanto, obligara a los productores a pagar regalías de por vida mediante convenios de orden privado con la empresa transnacional. Es transparente Norberto Yahuar, Ministro de Agricultura, cuando anuncia, en la presentación de la semilla RR2 de Monsanto, una nueva ley de semillas que limitara el Uso Propio (guardar parte de la semilla para la próxima cosecha) para “demostrar al mundo que se reconoce ese valor intelectual en tecnología, que desarrollan los privados” (Pagina12 22-08-2012, pagina 7). Según Clarín el acuerdo funcionará así: “cuando el productor compre semilla de soja certificada pagará el derecho fijado. Pero si no lo hiciese, al vender sus granos se realizará un sencillo test que permite detectar la presencia de los genes buscados. Y si el resultado fuera positivo el comprador del grano cobrará a cuenta del desarrollador las regalías pendientes, más caras que al principio”.
Intacta RR2 es el evento número 27 aprobado por Agricultura en un trámite que la misma empresa reconoce, se aceleró después que la Presidenta escuchó en su visita a EEUU los anuncios de multimillonarias inversiones de Monsanto en Argentina (1500 millones de dólares en una planta productora de maíz, en Malvinas Argentinas, Córdoba que producirá semilla para 3.5 millones de ha, y 170 millones de dólares de dos plantas experimentales en Córdoba y Tucumán, ver Clarín 22-08-2012, página 23). Sin embargo menos publicitado es el hecho que desde 2011 hasta la fecha se aprobaron 10 eventos transgénicos de maíz y soja distribuidos entre Bayer, Monsanto y Syngenta. Estas autorizaciones, que involucran informes del INTA, están en registro con la lógica del PAN (plan alimentario nacional) que dispone para la próxima década un incremento de la superficie agrícola del orden del 27%, incorporando al modelo agrícola 10 millones a los actuales 34 millones de ha, de los cuales 71.5% está dedicada a producir el 100% de maíz, de soja y algodón con semillas transgénicas. (ver Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca: aquí)
Este aumento de la superficie de cultivos transgénicos implica el corrimiento de la frontera norte a expensa de deforestaciones de bosques y selvas, desalojos de pueblos originarios e incremento del volumen de agroquímicos. Todo en función de la voracidad de las transnacionales y de las políticas de los países centrales en busca del control del territorio y por lo tanto mayor control social con la producción extractiva de alimentos. Los conflictos con los pueblos de las provincias del norte, la instalación del Comando Sur en el Chaco con la “misión de ayuda y desarrollo tecnológico” o el impúdico involucramiento de las transnacionales asociadas a los agronegocios en el golpe al Estado Paraguayo, hace evidente la ofensiva de los negocios globales que pretende cerrar las brechas de territorio norte de nuestro país en un solo bloque con Paraguay, Uruguay, Argentina, Bolivia, Brasil y Argentina unificando tecnologías y modalidades. Este devenir, en su lógica, no es diferente a la campaña del desierto de Roca en los 80’s, donde el objetivo del desalojo genocida y control territorial fue la expansión ganadera con los Remington. Hoy se facilita en beneficio del conglomerado productivo sojero y las corporaciones transnacionales, bajo el paraguas habilitante del poder político.
Los 27 transgénicos aprobados comercialmente desde el 1996, un verdadero ariete tecnológico, imponen prácticas inherentes del modelo, No solo cuestionables por los efectos en los ecosistemas y demás variables físicas de suelos, sino por el incremento de la contaminación química con sus consecuencias en salud ambiental. Además, un futuro impredecible aparece por la elusiva viabilidad y sustentabilidad de la transgénesis. En particular por la ausencia de discusión acerca de las incertidumbres del procedimiento tecnológico y por el silencio de la mayoría de la comunidad científica acerca de las consecuencias de intervenir el delicado natural equilibrio evolutivo de los genomas. Sabemos demasiado poco para jugar a crear naturalezas alternativas o pensar en acelerar o desviar procesos evolutivos con impunidad. (ver, GMO Myths and Truths June 2012, http://earthopensource.org/).
Pero hay un aspecto interesante a considerar en lo inmediato en la Argentina, es que 5 de esos 10 eventos transgénicos aprobados, 3 de maíz y 2 de soja, combinan la resistencia al glifosato con otra al glufosinato de amonio (un bloqueante de la síntesis del aminoácido glutamina) para reforzar los efectos de aquel. La necesidad de asociar en las nuevas semillas el glifosato con el glufosinato, da cuenta de las inconsistencias de la tecnología de los transgénicos tanto en su construcción y como en su comportamiento en el tiempo. Sin embargo se sigue huyendo hacia delante intentando remediar las debilidades conceptuales de la tecnología transgénica, con soluciones que tienden a ser cada vez más peligrosas.
Llamativamente BAYER, el segundo mayor productor de pesticidas del mundo, recientemente anunció que retirará del mercado los pesticidas más peligrosos de la clase(1). En ese marco, la organización “Coordinacion contra los peligros de Bayer” pidio que se retirara de todo el mundo la venta el herbicida a base de glufosinato (Liberty) que ya que ha sido clasificado como peligroso por provocar malformaciones e incluido en la lista de 22 pesticidas que van a desaparecer del mercado en base de la nuevas normas de la Union Europea. Quizas por eso hace poco menos de un año Bayer retiro a Liberty del mercado aleman. Aunque tambien, hace casi tres años, Bayer inauguro en Huert cerca de Colonia, Alemania, una planta de glufosinato para exportarlo a paises fuera de la Union Europea. Es la muestra de las politicas de las transnacionales hacia los países proveedores de transgénicos como el nuestro, que en un año aprobo 5 semillas resistentes a la combinacion glifosato-glufosinato. (nota de prensa de Coordinación contra los peligros de BAYER, BAYER retira del mercado pesticidas letales, 2011 y Documento de la European Food Safety Authority Scientific Report, paginas 13 y14, 2005, http://www.efsa.eu.int). Es lo lógico pensar que a los efectos del glifosato las nuevas semillas complicaran el panorama de los impacto en salud animal y humana. El glufosinato en animales se ha revelado con efectos devastadores. En ratones glufosinato produce convulsiones, estimula la produccion de oxido nitroso y muerte celular en el cerebro. Con claros efectos teratogenicos se han descripto hipoplasia (reduccion o pérdida) del prosencefalo, arcos branquiales y extremidades con o sin tubo neural abierto. Todos indicios de un serio compromiso del desarrollo normal del neuroepitelio y probablemente de las crestas neurales. (Watanbe and Iwase, Teratogenesis, Carcinogenesis and Mutagenesis 16: 287-299, 1996).
La adopción por parte del cientificismo productivista de encontrar en la tecnologia una virtud inmanente, responde a un modelo de ciencia que en verdad está dirigido desplazar reflexión y crítica sobre la modernidad y fragmentar la propiedad social del conocimiento para privatizarlo. La financiación de ciencia y tecnología con inversiones estatales como las otorgadas al grupo Sigman para la fabricación de vacunas o anticuerpos monoclonares son producto de un “capitalismo del conocimiento” presentado como resguardo de la autonomía nacional. Pero que en verdad está dirigida a naturalizar y afianzar mecanismos de apropiación por la corporaciones y sobre todo lograr para ellas el control del desarrollo del conocimiento.
Andrés E. Carrasco
Andres Carrasco
Director Lab. Molecular Embryology
School of Medicine UBA - CONICET
ARGENTINA
moc.liamg@sarracqr
moc.liamg@sarracqr
http://andresecarrasco.blogspot.com/