Transgénicos: amenazas a la biodiversidad
En la celebración del Día Mundial de la Biodiversidad (22 de mayo), vale la pena tener presentes las amenazas y peligros de los cultivos transgénicos para la diversidad biológica.
¿Qué es un transgénico? De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, los transgénicos son organismos cuyo material genético (ADN) ha sido alterado o manipulado de maneras “que no ocurren de forma natural”, por lo tanto, son organismos artificiales. Las técnicas utilizadas para realizar estas manipulaciones genéticas entre organismos son bastante imprecisas, groseras e impredecibles. Además, es importante recordar que los genes no funcionan como unidades aisladas o independientes, sino que interactúan de maneras complejas que aún no pueden predecirse ( ver aquí).
Como organismos vivos, los cultivos transgénicos interactúan con su entorno, especialmente con la biodiversidad circundante, teniendo la capacidad de alterar y contaminar -entre otros aspectos- la integridad genética de sus congéneres cercanos naturales. Las consecuencias de las interacciones con su ambiente sólo pueden visualizarse después de varios años.
Opiniones autorizadas: al respecto, el Consejo Universitario de la UCR (2003) recomienda evitar: “el contacto no controlado entre el ambiente y los organismos genéticamente modificados”; porque: “La conservación in situ y ex situ de los recursos genéticos es esencial para preservar intactas las especies nativas de cada zona geográfica, ya que en este ámbito existen importantes vacíos de conocimientos científicos relacionados con los efectos de los factores externos sobre los ecosistemas y los efectos a largo plazo en el ambiente” ( ver aquí).
Por su parte, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advierte en sus informes GEO-ALC (2003), GEO 4 (2007) y GEO 5 (2012) que:
-La posibilidad de que los constructos genéticos artificiales pasen descontroladamente de una especie a otra es un riesgo real, y uno de los peligros principales es que esta intromisión (contaminación) afecte sus características naturales, “poniendo en peligro una biodiversidad que es fundamental para la seguridad alimentaria de la humanidad”.
-Con el paso del tiempo la mezcla de genes entre especies transgénicas y no transgénicas (por hibridación natural) causaría la desaparición de los cultivos no transgénicos.
-Los efectos accidentales por la expansión descontrolada de los cultivos transgénicos pueden provocar la degradación de los servicios proporcionados por los ecosistemas.
-La introducción de los cultivos transgénicos ha agudizado la reducción y la pérdida de la biodiversidad a nivel global, tanto de las variedades cultivadas y sus especies emparentadas (mediante contaminación genética), como por sus efectos negativos en organismos no objetivo (p.ej. organismos benéficos y acuáticos), ya sea por efecto de las características transgénicas introducidas al cultivo y/o los agrovenenos a los que están indisolublemente relacionados.
-El desarrollo creciente de resistencia, tanto al herbicida glifosato como a la toxina del Bacillus thuringiensis (Bt), son ejemplos que generan preocupaciones justificadas sobre las complejidades de las implicaciones ambientales de los transgénicos.
Casos concretos: en Argentina, Brasil y Paraguay los bosques (junto con la biodiversidad contenida en ellos) se han venido arrasando brutalmente para favorecer los mega monocultivos transgénicos, especialmente los resistentes al herbicida glifosato, una sustancia clasificada en la categoría “Probablemente cancerígena” por parte de la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de Salud (OMS), al concluir que hay suficiente evidencia científica de que produce cáncer en animales de experimentación. Estos monocultivos transgénicos requieren de cantidades significativas de agrotóxicos que afectan negativamente la biodiversidad vegetal y animal, tanto en el área cultivada, como en los campos aledaños, causando además un envenenamiento de los recursos hídricos y daños severos a la salud de las personas en los asentamientos humanos adyacentes, como lo han venido denunciando los médicos en Argentina ( ver aquí).
Conclusiones: al ignorar las relaciones ecológicas, los transgénicos se convierten en una clara amenaza a la biodiversidad. Como lo recuerda Gudynas (2002), los sistemas ambientales poseen relaciones no-lineales, que no necesariamente están en equilibrio, e incluso pueden ser caóticos. Por lo tanto, hay que reconocer que existen serias limitaciones para poder pronosticar los efectos de las modificaciones e impactos sobre los ecosistemas por parte de los organismos transgénicos, tanto en los efectos, como en las escalas de tiempo y espacio consideradas. En la actualidad la ciencia propone que los ecosistemas no sólo son más complejos de lo que se pensaba, sino que son más complejos de lo que podemos pensar ( ver aquí).
De acuerdo con el informe GEO-AL (2003), a pesar de la preocupación por la proliferación masiva de organismos transgénicos y los riesgos de contaminación genética de especies nativas, el problema es que tienden a prevalecer las presiones comerciales por sobre la precaución, en un tema donde el principio precautorio debería aplicarse como regla principal, dado que estos “presentan una grave amenaza para las poblaciones humanas y los ecosistemas naturales”. En los siguientes enlaces: ver aquí y ver aquí se encuentran documentos que tratan con detenimiento las amenazas concretas que representan los transgénicos para la biodiversidad.
Jaime E. García G. Catedrático UNED-UCR, Red Coordinación Biodiversidad - moc.liamg@rcdadisrevidoib
Fuente: Diario Extra