Syngenta gana miles de millones vendiendo plaguicidas altamente peligrosos
Haciendo uso de datos exclusivos, Public Eye desvela el papel central que desempeña la multinacional con sede en Basilea, Suiza, en la venta de plaguicidas altamente peligrosos en países en desarrollo y países emergentes. En Brasil, principal consumidor a nivel mundial, los estudios muestran tasas elevadas de cáncer y otras enfermedades crónicas vinculadas al empleo masivo de estas sustancias. En una petición, Public Eye exige a Syngenta que retire del mercado suspplaguicidas de mayor toxicidad. Asimismo, Suiza ha de tomar medidas para poner fin a este comercio ilegítimo.
En un informe publicado hoy, Public Eye saca por primera vez a la luz la magnitud de un comercio tan secreto como lucrativo: los plaguicidas altamente peligrosos. Cruzando los datos de Philips McDougall* con la lista de 310 sustancias que entrañan un mayor riesgo para la salud o el medioambiente establecida por el Pesticide Action Network* (PAN), estimamos que este mercado supuso unos ingresos de alrededor de 22 mil millones de dólares en 2017 y un total de cerca de 1,8 millones de toneladas de sustancias activas. Unos dos tercios del total se vendieron en países en desarrollo o emergentes.
Mientras que Syngenta se vanagloria de invertir esfuerzos en innovación y sostenibilidad, la investigación inédita realizada por Public Eye revela que la comercialización de plaguicidas altamente peligrosos es la piedra angular de su modelo de negocio. 15 de los 32 plaguicidas presentados por la empresa como productos estrella figuran en la lista negra de PAN. Según nuestras estimaciones, en 2017 el gigante de Basilea alcanzó un volumen de negocios de entorno a 3 900 millones de dólares gracias a estos plaguicidas. La multinacional se aprovecha de las laxas normativas en países como Brasil, Argentina o la India para seguir vendiendo sus tóxicos “taquilleros”, un buen número de los cuales están prohibidos en Suiza o la Unión Europea.
Para entender las consecuencias del uso extensivo de estos plaguicidas altamente peligrosos, Public Eye ha puesto el punto de mira en Brasil, principal mercado de Syngenta. Innumerables estudios científicos desvelan tasas muy inquietantes de malformaciones congénitas, cánceres y otras enfermedades crónicas en las regiones con un uso más extendido de los plaguicidas. En el estado de Mato Grosso, núcleo del monocultivo, nos hemos reunidos con padres de niños enfermos, trabajadores agrícolas y expertos. A pesar de un clima de miedo, se alzan las voces que denuncian un modelo de negocio cuyos efectos nocivos para la salud son cada vez más ostensibles.
Conjuntamente con Réporter Brasil, Public Eye ha analizado además los datos del programa nacional de control de la calidad del agua potable. Los resultados evidencian que millones de brasileños y brasileñas están expuestos a un cóctel de plaguicidas de los cuales desconocemos los efectos a largo plazo.
La atrazina forma parte de las sustancias más frecuentemente detectadas. Este herbicida, catalogado como perturbador endocrino y tóxico para la reproducción, que está prohibido en Suiza y la UE debido a su capacidad para contaminar las capas freáticas, se encuentra en el 85% de las muestras de agua potable. Syngenta es el líder de ventas de este plaguicida, uno de los más polémicos del mundo. Para proteger a las generaciones futuras es perentorio retirar del mercado las sustancias más tóxicas y reemplazarlas por alternativas seguras. En una petición, Public Eye exige a Syngenta que se comprometa a poner fin a la producción y la venta de plaguicidas altamente peligrosos. En su calidad de país anfitrión del líder mundial del mercado y de país productor, Suiza también ha de asumir su responsabilidad prohibiendo la exportación de plaguicidas prohibidos en su territorio debido a sus efectos sobre la salud o el medioambiente. Así lo exige una moción de la consejera nacional Lisa Mazzone (partido los Verdes). Frente al rechazo de empresas como Syngenta a actuar de forma voluntaria, las autoridades deben consagrar en su legislación la obligación de respetar los derechos humanos y el medioambiente, tal y como lo propone la Iniciativa a favor de multinacionales responsables, así como trabajar en pro de un tratado internacional sobre los plaguicidas altamente peligrosos.
Encuentre más información aquí o poniéndose en contacto con:
Géraldine Viret, responsable de medios de comunicación, 021 620 03 05, hc.eyecilbup@teriv.enidlareg
Laurent Gaberell, responsable agricultura y biodiversidad, 021 620 06 15, hc.eyecilbup@llerebag.tnerual
Tenemos una selección de fotografías disponibles para los medios de comunicación.
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* Los datos de Philips McDougall Nuestra investigación se apoya en las cifras de venta de plaguicidas de Philips McDougall, una empresa de análisis de mercado y fuente de referencia tanto para la Agencia de protección del medioambiente de los Estados Unidos como para la industria. Si bien los datos empleados no cubren la totalidad del mercado, son lo suficientemente representativos como para estimar las ventas mundiales por sustancia, los volúmenes vendidos a los principales países usuarios y la cuota de mercado de Syngenta.
*La lista de plaguicidas altamente peligrosos (HHPs) de PAN La Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura (FAO) y la OMS concluyeron que los plaguicidas “de los que se sabe que presentan niveles particularmente elevados de riesgos agudos o crónicos r para la salud o el medioambiente” (designados como “plaguicidas altamente peligrosos” o Highly Hazardous Pesticides, HHPs) habrán de ser retirados del mercado y sustituidos por alternativas más seguras. Aunque se adoptaron criterios precisos para su identificación ya en 2006, no se ha creado ninguna lista de los mismos. En 2009, el Pesticide Action Network (PAN) analizó alrededor de 1 000 sustancias en circulación utilizando los criterios definidos por los órganos de la ONU, pero teniendo en cuenta otros peligros que habían sido ignorados, como la toxicidad para las abejas o los perturbadores endocrinos. Es en esa lista de 310 plaguicidas, actualizada en 2019, en la que se ha basado Public Eye.
Fuente: Public Eye