Resolución sobre el fracking - Cuando el saqueo se profundiza
"La 38ª reunión del Comité Ejecutivo Latinoamericano resuelve rechazar la extracción de hidrocarburos mediante la técnica del fracking en todo el territorio latinoamericano y condenar y denunciar las leyes y reglamentaciones que otorguen prebendas fiscales y cheques en blanco ambientales a las empresas que lo practican."
38ª Reunión del Comité Ejecutivo Latinoamericano de la UITA
Foto: michoacantrespuntocero.com
Viendo:
El fracking –o fractura hidráulica- es un método de extracción de petróleo y gas acumulado en capas de rocas porosas y que nunca decantaron en grandes reservorios como los yacimientos tradicionales.
Consiste en la inyección a muy alta presión de un fluido –esencialmente agua- con varias sustancias químicas y arena que fractura las rocas que aprisionan los hidrocarburos y los desplaza hacia suelos más superficiales y permeables desde donde su extracción resulta más sencilla.
Esta metodología empezó a usarse en Estados Unidos en los años 90, y casi inmediatamente surgieron críticas y cuestionamientos por los graves daños ambientales que provoca. Desde la alteración violenta de los subsuelos en amplias regiones, la utilización de sustancias químicas contaminantes y la producción de excedentes y residuos muy peligrosos y de difícil gestión.
Asimismo, utiliza enormes volúmenes de agua que permanecen en el subsuelo mezclados con los químicos que contaminan las napas subterráneas de agua dulce.
Según la Alianza Mexicana contra el Fracking, la fracturación de un solo pozo requiere entre 9 y 29 millones de litros de agua. El ritmo de explotación anual de 9.000 nuevos pozos en Estados Unidos que se pretende exportar a México supondría un volumen de agua equivalente al necesario para cubrir el consumo doméstico (100lts/pers/día) de entre 1,8 y 7,2 millones de personas en un año.
Ello acarreará la disminución de la cantidad de agua disponible, lo que pondría en peligro los ecosistemas y la realización del derecho humano al agua y a la alimentación.
Varios países latinoamericanos han detectado y comenzado a explotar estos yacimientos después de aprobar leyes o decretos habilitando el fracking.
Numerosos municipios de México, Brasil, Uruguay y sobre todo de Argentina, donde actualmente se concentra la mayor cantidad de estas explotaciones, han sido declarados “libres de fracking” por sus gobiernos locales.
La resistencia social al fracking es muy activa y se extiende por todo el continente de manera creciente.
Considerando que:
Que históricamente la Rel-UITA ha sido pionera en detectar, analizar y tomar posición sobre temas como los agrotóxicos, los transgénicos, la agroecología, las Lesiones por Esfuerzo Repetitivo (LER), el trabajo en las cámaras de frío, la nanotecnología, la deforestación, las plantaciones industriales de árboles de árboles y la minería a cielo abierto entre otros.
Que día a día crece el cúmulo de evidencias y la resistencia social contra el llamado “fracking” que causa enormes y permanentes daños ambientales, utiliza y contamina de manera permanente millones de litros de agua dulce por día, inutiliza las napas de agua subtrerráneas en amplias regiones aledañas a donde se práctica, impide la producción agrícola y condena al desplazamiento forzoso a miles de campesinos.
Que los países de la región son ya escenario y lo serán crecientemente en el futuro de la apertura de sitios de extracción de petróleo y gas mediante el fracking, y que los gobiernos de la región promueven la instalación de empresas que lo utilizan con exenciones tributarias y tolerancias ambientales inéditas.
Que esta práctica profundiza la dependencia de los combustibles fósiles en vez de favorecer las inversiones en la mayor utilización de las energías renovables y la investigación para hallar nuevas fuentes de energía alternativas.
La 38ª reunión del Comité Ejecutivo Latinoamericano resuelve:
-Rechazar la extracción de hidrocarburos mediante la técnica del fracking en todo el territorio latinoamericano.
-Condenar y denunciar las leyes y reglamentaciones que otorguen prebendas fiscales y cheques en blanco ambientales a las empresas que lo practican.
-Establecer alianzas y coordinaciones con las organizaciones sociales que compartan este objetivo, y apoyar la acción de las comunidades locales que estén resistiendo al fracking y sus consecuencias.
Fuente: UITA