Repudio al asesinato de dirigentes campesinos en Honduras
Amigos de la Tierra de América Latina y el Caribe (ATALC) expresa su profundo dolor y repudio por el asesinato de los compañeros hondureños José Ángel Flores de 35 años de edad, y Silmer Dionisio George, de 36, con quienes fuimos solidarios en vida y conocíamos las condiciones de alto riesgo que vivieron estos heroicos defensores de los derechos humanos.
El asesinato se atribuye generalmente a sicarios sin señalar las causas estructurales que tienen relación con el carácter experimental de guerra, de operaciones psicológicas que se están produciendo en una zona altamente militarizada con cuerpos de inteligencia tanto militar, policial y guardias privados, así como de policía internacional. Donde las personas sufren cotidianamente persecución -terror- y prácticamente existe una situación que puede ser calificada de estado de excepción, es decir que aún cuando no existe la pena de muerte, en Honduras se asesina impunemente a los dirigentes campesinos, indígenas y defensores/as de los derechos humanos.
Honduras ha sido considerado el país más violento del mundo, sin embargo no se señalan las causas estructurales: los tratados económicos desiguales que tienen los países hegemónicos, la impunidad del más del 90%, la militarización extrema de todas las instituciones del Estado; los procesos de destrucción de la biodiversidad, los monocultivos para agrocombustibles, plantaciones bananeras y de caña de azúcar que están en el marco de los tratados comerciales internacionales; y las políticas del Banco Mundial que favorecen a los grandes consorcios corporativos que vulneran la vida, la seguridad de las personas, criminalizan la protesta, invaden los territorios y explotan a los seres humanos mediante el trauma social, tortura y asesinatos de comunidades campesinas, indígenas y defensores/as de los derechos humanos. Características de las políticas financieras que acrecientan la acumulación de capital.
Como organización ambientalista y en defensa de la vida y la dignidad de los pueblos, condenamos estas violaciones y demandamos justicia a esta violencia estructural de las oligarquías nacionales y el capital transnacional, e invitamos a todas las organizaciones ambientales y de derechos humanos del mundo a la solidaridad con el MUCA y con la Plataforma Agraria del país mesoamericano.
Fuente: COPINH