Reforma agraria en Uruguay. La increíble amnesia de la izquierda
"¿Sigue o no vigente la consigna frenteamplista de la reforma agraria? ¿O es el reparto de algunas tierras una forma de evitar una verdadera y profunda reforma del agro para que todo siga como está?"
En el contexto actual de avance de un modelo agropecuario basado en el acaparamiento y degradación de los recursos naturales, se acaba de hacer público que el directorio de Colonización se plantea la meta de comprar 55.000 hectáreas a lo largo del quinquenio (1). No parece mucho, sobre todo si pensamos en el millón de hectáreas hoy en poder de 12 empresas extranjeras (2). Sería por tanto muy útil que quienes hoy gobiernan el país respondieran a una simple pregunta: ¿Sigue o no vigente la consigna frenteamplista de la reforma agraria? ¿O es el reparto de algunas tierras una forma de evitar una verdadera y profunda reforma del agro para que todo siga como está?
De la respuesta a tales pregunta dependerá en gran medida que se profundice o se revierta el proceso de latifundización y extranjerización de la tierra que se viene imponiendo y acelerando durante las últimas décadas y que expulsa a un número cada vez mayor de pobladores rurales. Las cifras muestran claramente el proceso: en 1963, el 19% de los uruguayos vivían en el campo; desde entonces las cifras fueron bajando al 17% (1975), 14% (1985), 9,2% (1996), 8,2% (2004) y 6,1% (2009) (3). Al mismo tiempo, las fechas mencionadas muestran la responsabilidad de todos los partidos políticos (dictadura incluida) en haber permitido que ello ocurriese.
Lo que hace que la situación resulte hoy insólita es que una de las principales banderas de lucha levantadas en 1971 por la coalición que hoy gobierna al país haya sido precisamente la de la reforma agraria … de la que poco y nada se ha hablado desde el primer gobierno del Frente hasta el momento actual.
Los viejos militantes que hoy están en el poder parecen sufrir de una amnesia sobre ese tema y lo que hoy está ocurriendo en Bella Unión puede servir como ejemplo de la misma. Más allá de que lo hayan compartido o no, nadie puede borrar de la memoria colectiva el grito de ¡UTAA, UTAA, por la Tierra y con Sendic! (4) Nadie puede olvidar que la tierra a la que aspiraban los peludos (5) de UTAA tenía nombre y apellido: eran las 20.000 hectáreas del “latifundio improductivo” de Silva y Rosas. Nadie puede olvidar como temblaba el poder cuando unos pocos cientos de cañeros se acercaban a la capital. Y quienes hoy están en el gobierno no deberían olvidar que gran parte de la fuerza del MLN (6) nació de ese Sendic y de esos peludos.
Muchos peludos han pasado desde entonces por los cañaverales de Bella Unión y hoy nos encontramos con otro Sendic (7), que impulsa un proyecto muy diferente al de su progenitor el cual, remedando a la vieja consigna, podría caracterizarse como: “Por ALUR y con Sendic”. Los millones de dólares que se gastaron en establecer, subsidiar y publicitar a ALUR (8) pudieron haber sido usados para la compra y distribución de tierras entre los peludos. Pero no se hizo. La estancia de Silva y Rosas sigue ahí (en manos de sus antiguos propietarios), mientras que el Instituto Nacional de Colonización expulsa de su tierra a un viejo peludo que luchó junto “al otro” Sendic.
Para confundir aún más a los viejos militantes de izquierda, el semanario Búsqueda acaba de hacer público el reciente contrato secreto entre el gobierno y la empresa sueco-finlandesa-chilena Montes del Plata. En dicho contrato, “El Gobierno asumió además el compromiso de que el Instituto de Colonización no ejercerá la opción de compra de las tierras que serán transferidas por las empresas Eufores y El Esparragal – vinculadas a Ence – a Montes del Plata, en la medida que se manejen ‘valores de mercado’”.
La tierra para quien la acapara parece ser la nueva consigna.
Pero más allá de hechos puntuales como esos, lo que importa al país es una definición política acerca del futuro del agro uruguayo. Lo que hoy tenemos es una política de hecho, no explicitada claramente en algún documento oficial, que privilegia al capital por sobre lo social y lo ambiental.
Los resultados de esa política están a la vista:
1) Concentración de la tierra
2) Extranjerización de la tierra
3) Expulsión de la población rural
4) Degradación ambiental
La “reforma agraria” es por supuesto un concepto que requiere ser puesto al día a la luz de las actuales realidades, que incluyen temas que no preocupaban a sus impulsores de ayer, pero que son hoy componentes esenciales para el futuro agropecuario. Si bien la distribución de la tierra es el punto de partida, lo que se busca es un mejoramiento sustancial de la calidad de vida de la población rural y la producción de alimentos sanos y diversos que aseguren la seguridad y soberanía alimentarias del país. Ello implica un cambio total del actual modelo, incluyendo la sustitución de los actuales monocultivos industriales por una producción animal y vegetal altamente diversificada; la sustitución de los agrotóxicos por sistemas agroecológicos para el control de plagas; el uso de abonos orgánicos en vez de fertilizantes químicos; la eliminación de los cultivos transgénicos por cultivos naturales adaptados a los distintos ambientes del país; la generación de miles de puestos de trabajo de calidad, que reviertan la migración rural. Poco o nada de todo esto parece estar en el pensamiento del directorio de Colonización, a estar por las recientes declaraciones de su director (1).
Por supuesto que el tema es mucho más amplio que lo esbozado en el párrafo precedente, pero lo que importa es que la reforma agraria sea puesta nuevamente sobre la mesa y que se la empiece a discutir con vistas a su instrumentación. Que la amnesia actual sea sustituida por el debate profundo que el tema y el país se merecen.
Ricardo Carrere
RAPAL Uruguay, mayo 2011
(1) INC planea comprar 55.000 hectáreas, ver aquí.
(2) Uruguay. Doce empresas extranjeras poseen más de un millón de hectáreas, ver aquí.
(3) Cifras tomadas de, ver aquí y aquí.
(4) Raúl Sendic, principal dirigente de UTAA (Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas) y líder histórico de los Tupamaros
(5) Se denominaba “peludos” a los trabajadores de la caña de azúcar
(6) MLN: Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros
(7) Raúl Sendic (hijo), presidente de la petrolera estatal ANCAP
(8) ALUR: Alcoholes del Uruguay S.A
Fuente: RAPAL Uruguay