¿Que sale de la cruza por manipulación genética de Pharmacia-Upjohn y Monsanto?
La fusión de las grandes multinacionales de las semillas y sus estrategias para el futuro
Monsanto se autoextermina. Sin sorpresas en la fusión de "Sin-Nombre" valuada en $27.000 millones de dólares. La movida es muestra de la estrategia reciente de la industria farmacéutica: que no la confundan con el fracaso de la manipulación genética de alimentos.
¿CASAMIENTO FORZADO?
El anuncio de Monsanto en la noche del domingo 19 de diciembre, comunicando su fusión con Pharmacia-Upjohn, pone fin a 20 meses de especulaciones sobre si el monolito de la biotecnbología agrícola sería repartido en pedazos o casado con otras compañías. Monsanto, que enfrenta una deuda de 8.500 millones de dólares por adquisiciones en su sector de insumos agrícolas, un sin fin de juicios por daños provocados por sus semillas genéticamente modificadas y una caída de sus acciones y sus ventas de semillas debido al alejamiento de los consumidores y productores, no tuvo más remedio que ponerse bajo el ala protectora de una empresa mayor. El futuro tambaleante de su negocio agrobiotecnológico quedó evidenciado luego de que Monsanto anunciara que renuncia a su intención de adquirir Delta & Pine Land Co. (D&PL), la compañía más grande del mundo en semillas de algodón y la co-propietaria (con el Departamento de Agricultura de los EE.UU.) de la patente sobre el prototipo Terminator. D&PL, abandonada luego de 18 meses, amenaza con demandar a Monsanto por utilizar excusas regulatorias para no proseguir con la adquisición y evitarse pagar los 81 millones correspondientes a la multa por cesación. (establecida en caso de que Monsanto no concretara la adquisición de D&PL antes de fines de 1999).
Existen chances considerables de que el negocio entre Pharmacia-Upjohn y Monsanto tampoco se concrete. En junio de 1998, American Home Products acordó fusionarse con Monsanto, pero el acuerdo se les agrió el verano pasado. Desde ese entonces, la compañía, con base en St Louis, Missouri, ha estado dándose cita con cualquier compañía de las llamadas industrias de la vida que se le cruzase, incluyendo a Du Pont (Wilmington, EE.UU.) y a Novartis (Basilea, Suiza). Según indican los comunicados de prensa, es probable que Pharmacia-Upjohn siga recibiendo ofertas de otros pretendientes.
Las opciones de Monsanto se redujeron drásticamente luego del comunicado de Novartis, el mes pasado, anunciando que se desprenderá de su gigantesca división de agrobiotecnología en una fusión con la mayoría (pero no todas) de las actividades agroquímicas y de semillas de Astra-Zeneca (Suecia/Reino Unido). A pesar de que DuPont se encontraba obviamente interesada, la mayoría de los analistas coincidieron en que el monopolio de plaguicidas y semillas resultante de un matrimonio con Monsanto, sería demasiado, incluso para el criticado Departamento de Justicia de los EE.UU. Con Novartis y DuPont fuera de discusión, Hoechst (Alemania) y Rhone-Poulenc (Francia) flamantemente unidos como Aventis, y Pfizer y American Home Products compitiendo por Warner Lambert Co., Monsanto se vio obligado a rebuscarse con los equipos de la B de los Gigantes Genéticos.
¿EL CONEJO UPJOHN? A pesar de que la futura parejita todavía tiene que decidir el nombre de su fusión, el nombre "Monsanto" se conservará para las actividades agrícolas, que se volverán un entidad legal separada, con un 80% del stock a ser manejado por la empresa fusionada. El aspecto más sorprendente del acuerdo, es la decisión de mantener el nombre de Monsanto. manchado por Terminator, (la tecnología que deja estériles las semillas), azotado por los reveses de la biotecnología, y hundiéndose en una marea de oposición de parte de los consumidores contra los cultivos y alimentos manipulados genéticamente. Cuesta imaginarse un identidad corporativa menos popular en el año 99. El nombre Monsanto significa claramente un riesgo. No se entiende cómo es que Pharmacia-Upjohn no insistió en la eliminación de esta identidad como condición previa a la fusión. De hecho, las acciones de ambas compañías cayeron luego de anunciada la fusión, lo que, según los analistas, fue un indicador de la desilusión de los inversores porque la compañía conservaría esta bandera del negocio de agrobiotecnología.
Quizás la nueva entidad no debería apresurarse a adoptar un nuevo nombre. Hasta que decidan que harán con las demandas en su contra, con las tecnologías Terminator y Traitor y con las costosas secuelas de la primera generación de cultivos transgénicos, parece que su mejor estrategia será adoptar un perfil bajo. RAFI sugiere que adopten un nombre sutil, no reconocido en el ambiente y no asociado a los desastres pasados, como ser "El Conejito de Upjohn", "sin domicilio fijo", etc.
KICKSUICIDANTE?
Semanas atrás, cuando Novartis y AstraZeneca fusionaron sus programas de agricultura, decidieron llamarlo Syngenta. Si Pharmacia-Upjohn carga con la deuda de 6.000 millones, los juicios pendientes y la tecnología Traitor de Monsanto, quizás podrían darse a conocer como "Kicksuicidante". Aunque Pharma-gedon sería aún más acertado, Kicksuicidante reflejaría la notoriedad de la compañía al desarrollar semillas suicidas y plantas cuyas características genéticas pueden ser activadas o desactivadas duchándolas con los químicos patentados de su propiedad.
Pero, Pharma-gedon ilustra la esencia misma de la fusión. En efecto, la fuerza dominante de la concentración empresarial son las compañías farmacéuticas. Y las titanes farmacéuticas desean distanciarse claramente de la controvertida (y menos rentable) escena agrobiotecnológica.
¿RESACA DE LA INGENIERIA GENETICA?
A esta altura del año pasado, RAFI hubiera predecido que los Gigantes Genéticos continuarían tratando de integrar la industria de atención de la salud humana a la agroindustria, en una batea común en las industrias de la vida.
Las tecnologías necesarias y los mecanismos de control por patentes son muy similares, y el desarrollo de los "nutriceúticos" y los "alimentos funcionales" parecían garantizar la unificación de estos dos sectores industriales. Pero ahora que la rebelión de los consumidores y productores ha cruzado el Atlántico, la industria farmacéutica quiere mantener distancia de la primera generación de productos agrícolas biotecnológicos. Su lógica es comprensible: si tienen que salir a defender los alimentos manipulados genéticamente, corren el riesgo de que sus medicinas transgénicas sean arrastradas en la marea que está arrasando con los alimentos transgénicos.
NEGACION NO CREIBLE
¿Estamos frente a un cambio estratégico importante o un colapso en el modelo de las industrias de la vida? No, es tan sólo un ajuste táctico y un reconocimiento de que la primera generación de OGTs (organismos transformados genéticamente) fue manejada negligentemente desde el punto de vista científico e introducida con la mayor ineptud. Tanto productores como consumidores estiman que los beneficios de estos productos son muy pocos en comparación con los riesgos que conllevan. Es imposible mercadear semillas resistentes a sus propios agrotóxicos sin que aparezca que las empresas son las únicas que ganan.
La segunda generación no parece que fuera a cambiar la opinión del público tampoco, pese a que las compañías biotecnológicas se están desplazando de la manipulación de carácteres-insumo en el cultivo (como resistencia a herbicidas) hacia carácteres post-cosecha, como transportabilidad o mayor contenido de sólidos. Esta segunda generación de transgénicos podría reducir los costos a los procesadores de alimentos, pero, nuevamente, no ofrece nada a los agricultores ni a los consumidores. RAFI predice que también la segunda generación de OGTs se vendrá abajo. Las compañías farmacéuticas han echado un vistazo a lo que viene, y su conclusión es que durante los próximos cinco-seis años la agricultura biotecnológica conlleva demasiados riesgos. Por ello mantienen la parte agrícola de sus intereses a una distancia prudente. No dejarán completamente la agrobiotecnología a largo plazo, porque las sinergias son demasiado lucrativas como para abandonarlas. Las medidas recientes de Novartis, AstraZeneca, Pharmacia-Upjohn y Monsanto son tan sólo intentos retrasados -y poco plausibles- de dar refugio a los Gigante Genéticos, cuando el techo del mercado de alimentos transgénicos se les desmorona sobre sus cabezas.
* En 1999, Brewster Kneen, autor canadiense y activista agrícola reconocido y respetado, escribió "Farmagedon", un análisis brillante del impacto de la biotecnología en la agricultura. Con gusto, queremos dar crédito de que nos inspiramos en el título de su obra para el nombre que le otorgamos a la fusión de Pharmacia-Upjohn/Monsanto, y aprovechamos para recomendar dicho libro a los lectores. Se puede solicitar a The Rams Horn, S-6, C-27 Rural Route 1, Sorrento, BC, V0E 2W0 Canada. Email: ramshorn@ramshorn.bc.ca