Pueblos de las aguas, los campos y las florestas, entrevista con Josana Pinto

Idioma Español
País Brasil
- Foto: Fellipe Abreu

Josana Pinto, mujer pescadora de Pará, en la región amazónica de Brasil, nos cuenta sobre las amenazas y desafíos de la pesca artesanal; los debates de los pueblos de las aguas en Brasil y en el mundo, y sobre todo nos acerca a las comunidades pesqueras, a sus realidades, a su cotidiano, a sus identidades y a su mística. Ella pertenece a la Dirección Nacional del Movimiento de Pescadores y Pescadoras Artesanales de Brasil (MPP) y es parte del Comité Internacional del Foro Mundial de los Pueblos Pescadores World Forum of Fisher People o WFFP.

“Soy Josana, soy una mujer de 49 años, madre de dos chicas y de un hijo nieto. Digamos que soy abuela y madre porque tengo un nieto, que es hijo de mi hijo que falleció, y cuando él se fue, dejó un bebé y somos nosotros los que lo criamos. Soy hija de campesinos, nací y crecí en el campo. A los diecisiete años emigré a la pesca, vine a vivir a otra comunidad muy lejos de la mía, me casé con un pescador y vine a vivir a una comunidad tradicionalmente pesquera donde vivo hasta el día de hoy. Me gusta traer mis raíces del campo. Papá dice que cuando afirmamos de dónde venimos, nunca olvidamos quienes somos y así nadie podrá quebrarnos, porque nuestras raíces se afirman desde nuestra historia”.

- ¿Cómo empezó tu recorrido en la lucha por los derechos de los pueblos que viven de la pesca?

- Fue cuando conocí al padre José Paulo, que era párroco del municipio de la diócesis de Óbidos en Pará, y él me presentó al Consejo Pastoral de los Pescadores. Hice un primer viaje a Belém y allí conocí al MPP, en 2011. Antes de eso, en mi comunidad, en el periodo 1993-2009, creamos un gran movimiento que resultó en un Acuerdo de Pesca en el río Amazonas, algo nunca visto antes. Decían que yo era la primera loca que se había atrevido a crear un Acuerdo de Pesca en el río Amazonas, varios pescadores ya lo habían intentado y no lo habían logrado.

Los Acuerdos de Pesca son reglas que las comunidades definen sobre cómo y qué quieren pescar; dijimos con qué modelo queríamos pescar. Ni los otros, ni el gobierno, nadie más nos tenía que decir cómo debíamos organizarnos, éramos nosotros mismos. En ese acuerdo establecimos que cada pescador y cada pescadora tenía una hora para salir a echar la red, a lo que llamamos tiro, para que todos pudie- ran pescar, porque era grande el conflicto y la gente se amenazaba entre sí. Creamos este acuerdo como una forma de evitar conflictos y funcionó; nos hicimos muy conocidos por este acuerdo. También creó mucha especulación y hasta criminalización, porque decían que yo no dejaba pescar a la gente. Pero luego, con los documentos que teníamos, pudimos comprobar que todo lo que hacíamos era para evitar conflictos y era una forma de organización que ellos no conocían y que precisaban entender. Hemos conseguido garantizar este acuerdo de pesca hasta el día de hoy y muchos pescadores y muchas familias tienen allí su principal ingreso.

Volviendo a mi historia, en 2017, ya estando en Vía Campesina, conocí el WFFP, y en la séptima asamblea, en Delhi, ya salí como inte- grante del Comité de Coordinación. Sigo siendo una de las coordinadoras nacionales del MPP y también integrante del comité del Foro. Estoy en la parte nacional y en la parte internacional.

- Tú siempre destacas la importancia de incluir la pesca en los debates sobre soberanía alimentaria y agroecología.

- Sí, siempre enfatizo la importancia de traer a cuento la pesca artesanal en la soberanía alimentaria como cultura, como tradición, como forma de vida, como alimentación sana. No es sólo la economía, en particular los gobiernos precisan entender que la pesca artesanal es muy importante para mantener la soberanía alimentaria. ¡Cuántas comunidades en Brasil y en el mundo sobreviven directamente de la pesca en pequeña escala, de la pesca artesanal, de esta cultura milenaria! Es importante juntarla con otras vertientes de la soberanía alimentaria; nosotros también producimos alimentos sanos. No solamente el pescado: quienes pescan también plantan, también cose- chan, también siembran.

- Caminemos ahora entonces desde tu territorio, en Pará, hacia los territorios globales. En las planicies de inundación del río Amazonas hoy en día, ¿cuáles son las principales amenazas a la pesca artesanal?

- La minería es una gran amenaza, debido a la contaminación por mercurio y por la contaminación del agua. Contamina el agua y conta- mina los peces.

Otra amenaza es la construcción de puertos para el transporte de granos de monocultivo (principalmente soja), que se ha intensificado mucho. A la Amazonía la han utilizado como espacio para grandes proyectos, para complejos portuarios, y eso supone una amenaza para los territorios pesqueros. El envenenamiento en sí por agrotóxicos también nos amenaza.

Otra amenaza son las emergencias climáticas, porque en muchos afluentes del río Amazonas estamos pasando por procesos muy tristes por la gran sequía y cada año esta sequía es más intensa. Dejó afluentes del río Amazonas completamente aislados, aisladas muchas comunidades de la Amazonía, hubo una gran muerte de peces y escasez de agua. El cambio climático ya aconteció, estamos viviendo procesos de emergencia; los gobiernos aún no han reconocido esto y es preciso que lo reconozcan.

Existe otra amenaza que nos quita el sueño: es la probable exploración petrolera en la región, que podría provocar un gran desas- tre ambiental y poner a la pesca en gran riesgo. Pondrá en riesgo la biodiversidad, pero también la pesca artesanal. Y, junto a eso, los parques eólicos, los llaman de energía limpia y los quieren poner tanto en el mar como en las playas.

- Imagino que muchas de estas amenazas también ocurren a nivel global; y quizás otras también.

- A nivel global también miro la emergencia climática porque en muchas regiones hay sequía y en otras hay inundaciones. En la VIII Asamblea del Foro Mundial, los distintos continentes presentes expusieron los desastres que ha significado el cambio climático para la pesca artesanal.

Una de las principales amenazas que enfrentamos hoy es el involucramiento de los gobiernos con la acuicultura a gran escala y su falta de compromiso o su no compromiso con la pesca artesanal. En el COF (Comité de Pesca de la FAO) quedó claro, queríamos hablar de soberanía alimentaria, queríamos hablar de los diversos conceptos de lo que representa la pesca artesanal; pero sacaron la pesca artesanal de la agenda para hablar sólo de la acuicultura como potencial a gran escala para resolver el problema del hambre en el mundo. Nosotros decimos lo siguiente: no nos preocupa la cantidad, nos preocupa la calidad, porque no sólo queremos comer, queremos alimentarnos y alimentarnos con comida sana. No queremos cantidades de pescado envenenado, queremos pescado de buena calidad en nuestras mesas. Es necesario que el gobierno ponga atención.

Una de las principales amenazas a la pesca artesanal es el avance de la acuicultura a gran escala, el cultivo de camarón, que también viene destruyendo los manglares. Que destruye los entornos de reproducción de especies para crear grandes granjas camaroneras y piscícolas. En Brasil, la mayor epidemia ha sido la tilapia, y muchos territorios de pesca artesanal están siendo amenazados por este modelo capitalista. Digamos que hoy en día el capital constituye una gran amenaza para nosotros.

El capitalismo ha ido avanzando sobre nuestros cuerpos territorios. Hablamos de cuerpos territorios porque nuestros territorios son sagrados. No vemos nuestro territorio sólo como tierra y agua, sino como espacio sagrado, como espacio de libertad, como espacio en que rendimos culto a la naturaleza, donde amamos todo lo que hay en ella y la respetamos. El gobierno está ayudando al gran avance del capitalismo sobre nuestros cuerpos y, dentro de este avance, la privatización: quitar el derecho al acceso a las aguas.

Lo llaman economía azul, pero no es más que la privatización de los océanos, la privatización de los mares, la privatización de las playas, la privatización de los espacios de pesca artesanal. Lo que hace es precisamente transformar el espacio público, el espacio común, en espacios privados y eso nos quita totalmente la autonomía.

- Josana, hablas de la importancia del concepto de autoidentificación de “pueblos de las aguas”; no sólo considerar a los pescadores artesanales sino tener esta noción mucho más amplia. En Brasil ya se habla de la gente de los campos, de las aguas y las florestas. ¿Cómo ayuda esta denominación en la lucha de los pueblos pescadores?

- Los pueblos de las aguas no solamente son pescadores artesanales porque también hay otros pueblos que llamamos pueblos de las aguas que son ribereños pero no necesariamente son pescadores, que tienen otra fuente de ingresos pero también están en estos territorios. Pueblos de las aguas va más allá de la pesca artesanal. Muchos son pescadores que sólo pescan para su subsistencia y no se dedican a la pesca comercial; no sólo como economía, sino como cultura.

Siempre hemos planteado que las políticas públicas que sirven a los pueblos de las aguas deben incluir a los pueblos de los campos, de las florestas y de las aguas, porque muchas veces estamos en el campo, en la floresta y también en las aguas. No estamos en un solo lugar, nos movemos en estos diferentes espacios en el campo, en el bosque y en el agua.

-Teniendo en cuenta este análisis que haces sobre las amenazas y la situación actual, ¿cuál es la propuesta política del MPP?

-Primero, decir que hoy el MPP está presente en 23 estados. Nuestro proyecto político es la defensa de los territorios pesqueros tradicionales. Lanzamos una campaña en 2012 para un Proyecto de Ley de Iniciativa Popular que actualmente se tramita en el Congreso; buscamos el reconocimiento de los territorios tradicionales pesqueros porque reconocemos la importancia que tiene el territorio, pero el Estado también necesita reconocerlo. Aplicamos el Convenio 169, que nos da el derecho a la consulta libre, previa e informada presencial, y buscamos que el Estado reconozca la importancia no sólo de los bienes materiales, sino también de los bienes intangi- bles. Soñamos que se apruebe y que tengamos ese reconocimiento garantizado por el Estado.

Como movimiento nos enfocamos mucho en buscar que el Estado reconozca a los hombres y mujeres de las aguas como ciudadanos de derechos, de la autoafirmación, del autoconocimiento, del autorreconocimiento de sus territorios y de su actividad.

En Brasil vivimos un proceso muy intenso de violaciones de derechos humanos, en muchos territorios tradicionales de pesca hemos vivido este proceso de violencia tanto de forma institucional como también territorial. Y muchas veces hay apoyo del Estado para que esas violencias ocurran.

También nos enfocamos en la formación política de nuestra militancia, no sólo de la coordinación, sino de las bases. Nuestra base necesita conocer nuestra historia y nuestra lucha para que podamos expandir cada vez más este movimiento.

Y nos dirigimos a los espacios donde se discuten las políticas públicas. Queremos estar siempre presentes para poder hablar, no para hablar por nuestro pueblo sino para hablar por nosotros mismos, desde nosotros mismos y desde todo lo que creemos.

- Como parte de las herramientas o procesos de lucha, iniciaron un Tribunal Popular. ¿Cómo fue eso?

- Primero se lanzó el Tribunal Popular de la Economía Azul y luego vimos la realidad, no lo queríamos, ese nombre no funcionaba. Para sentir, para luchar en defensa de los derechos humanos y para hacer denuncias desde los diferentes territorios donde estamos sufriendo violaciones, era necesario abarcar todo. Así, a partir de 2023 lo llamamos Tribunal Popular Permanente de los Pueblos de las Aguas. El Tribunal es un gran instrumento de lucha, además del proyecto de ley. Tenemos un gran sueño de hacer que este Tribunal sea realizado a nivel internacional.

- Tomando esa última línea tuya, volvamos al ámbito internacional. ¿Cuál es entonces la propuesta política del Foro Mundial de los PueblosPescadores?

- A partir de la VIII Asamblea, el principal compromiso del Foro Mundial es defender la pesca artesanal y lanzar una campaña para combatir la acuicultura, diciendo que no es la solución para el mundo, no es la solución para la pesca; la acuicultura destruye a la pesca artesanal. También en cuanto a la emergencia climática, tenemos el gran compromiso de hacer el debate y estar en espacios defendiendo la pesca artesanal, pero siempre hablando del tema del cambio climático. Es necesario hacer que los distintos espacios reconozcan y le den la importancia real que se merece. 

Conceptos de las luchas de los pueblos de las aguas
Economía azul

Nosotros los pescadores artesanales no somos parte de la economía azul. La economía azul ha empeorado los conflictos en nuestros territorios y nos ha quitado la libertad, por lo que para nosotros la economía azul no es algo que surja de nuestro entendimiento. Es algo impuesto contra nuestra voluntad, invade nuestra privacidad, nuestra cultura, nuestra forma de ser.

Acaparamiento de las aguas

Es la privatización de nuestros territorios. Esto se hace con base en los mapeos de zonas costeras donde el Estado delimita e impone su propia voluntad y no respeta la consulta a las comunidades. Supone la privatización de los océanos.

Vallas en las aguas

El acaparamiento implica las vallas que se han construido en las aguas. Nosotros decimos que hay que derribarlas, porque no pueden existir vallados alrededor de las aguas. Hay que derribarlas porque nos rodean aquí, acorralan nuestra libertad.

Acuicultura

Algo que esclaviza a nuestros pueblos porque está dañando nuestra dignidad humana, está afectando nuestros territorios, está trayendo diversas formas de envenenamiento. Envenena los ríos y los cauces y ha sido un importante destructor del medio ambiente. Es algo muy depredador, una gran amenaza, un gran enemigo para la pesca artesanal.

Hidronegocio

Son los negocios que se están tomando los mares, que se están tomando los ríos, que están en estos espacios donde la pesca artesanal siempre ha sido predominante. Es el capitalismo en el agua.

Agroecología en las aguas

Es alimentación sana, comida sin venenos, comida que no es creada en un laboratorio. Para nosotros la agroecología en las aguas representa la soberanía alimentaria de los pueblos, representa la libertad, representa la cultura, representa la gente sana. Es algo que libera nuestras vidas, que nos trae futuro y esperanza; es esta sabiduría ancestral pero también esta renovación que se produce cada día a partir de los conocimientos. Busca el mejoramiento y el cuidado de las aguas, cuidar la biodiversidad, cuidar nuestros cuerpos, cuidar nuestros territorios. Se trata de garantizar la soberanía alimentaria desde las aguas, desde los pueblos de las aguas, los campos y las florestas, los bosques; pero, sobre todo, es algo que renueva y puede garantizar la salud de las generaciones futuras.

Soberanía alimentaria

Afirmamos que no habrá soberanía alimentaria si el Estado sigue destruyendo nuestros ríos, sigue quemando, sigue envenenando el suelo y envenenando el agua. La soberanía alimentaria de la pesca artesanal sólo se mantendrá fuerte si el Estado respetar y reconocer nuestros territorios y nos permitir seguir produciendo alimentos sanos a partir de la pesca artesanal y no ser criadores de peces en cautiverio.

Traducción: Maria José Guazzelli

- Para descargar el artículo (PDF), haga clic en el siguiente enlace:

Fuente: Revista Biodiversidad, sustento y culturas #123

Temas: Feminismo y luchas de las Mujeres, Pesca

Comentarios