Pueblos de América Latina y el Caribe en movimiento en la Conferencia del Clima

Nosotros, que somos representantes de organizaciones populares Latinoamericanas y del Caribe, esperamos que en la COP27, el Egipto y su pueblo nos reciban y apoyen para reflexionar acerca de la crisis climática, sus causas estructurales y sus consecuencias, para promover acciones efectivas para construir la justicia climática.

Parece distante el año en que se organizó la Rio-92, la primera Conferencia de Naciones Unidas en que la cuestión de la crisis climática se discutió en alto nivel. Ya denunciamos y alertamos sobre las consecuencias del calentamiento global sobre nuestros ecosistemas y los riesgos para la sobrevivencia en nuestro planeta. Sin embargo, las medidas necesarias para su mitigación no han sido implementadas por parte de los gobiernos y corporaciones que ignoraron y fueron negligentes contra los efectos de los bruscos cambios climáticos.

A los treinta años de aquella primera conferencia en Brasil, podemos hoy constatar que el actual escenario climático global es absolutamente trágico: millones de especies desapareciendo; crecimiento del desplazamiento de poblaciones afectadas por los extremos climáticos; nuestra propia sobrevivencia como pueblos y como especie está en riesgo. Tenemos una comprensión muy clara de la extensión potencial de esta crisis climática y de qué tenemos que hacer para enfrentarla efectivamente.

Es indiscutible que los cambios climáticos son consecuencia de las acciones humanas debido al modelo capitalista altamente consumidor de recursos naturales, como el agua, energía, biodiversidad, entre otros, y por disputa del uso y propiedad de la tierra, ya comprobados exhaustivamente por centenares de pesquisas científicas.

El planeta se incendia, se inunda, se reseca, y todos los seres vivos enfrentan condiciones incompatibles con la vida. Todo se incrementa en un contexto agravado de crisis democráticas y de graves violaciones a los derechos humanos y fundamentales por todos los continentes. Nuestras poblaciones son las menos responsables, pero nuestros territorios son los más dañados por la crisis.

Especialmente grave es la amenaza para la vida en los pequeños estados insulares en el Caribe, como las islas de Haití y República Dominicana, que pueden ver desaparecer gran parte de sus territorios con el aumento del nivel del mar y los golpes de fenómenos recurrentes y cada vez más intensos, en medio a las sucesivas crisis internacionales, incluyendo la crisis de seguridad alimentaria en curso, la desertificación y la escasez de agua.

También África y todo el Medio Oriente están siendo igualmente afectados de manera violenta, como podemos constatar por el “Apartheid climático contra el pueblo palestino”.

En este encuentro, que unirá las partes interesadas, gubernamentales y organizaciones de la sociedad civil, hacemos un llamado, por medio de nuestras redes internacionales, a todos los movimientos y organizaciones sociales de todos los ámbitos de resistencia y lucha de América Latina y el Caribe, desde el Egipto, a sumarse a la causa de la justicia climática, a no quedarse indiferentes a las acciones que ponen en  riesgos bienes comunes, como el clima y el agua, en cualquier parte en que esta se encuentre, sea en superficie, en subsuelo, en las cumbres nevadas y en los polos de la Tierra.

Nuestro llamado es por el compromiso con la radical transformación de este sistema económica-financiero, con propuestas concretas que rechacen  vehementemente las “falsas soluciones” en esos acuerdos políticos entre partes, como si el mercado financiero tuviese competencia para nos salvar de la crisis climática, cuando es justamente el principal responsable por esta crisis, llamamos para cambiarlo por otro modelo que sea socialmente justo, políticamente participativo e integrado, basado en el respeto a todos los seres vivos que compartimos la vida en el planeta, cuidando de las generaciones presentes y futuras.

Aprovechamos la ocasión para agradecer a nuestra anfitriona y todo el equipo de Radio Cairo, por este diálogo que permite unificar nuestras redes con la tradicional hospitalidad árabe, que nos es peculiar, en la COP27.

Fuente: Rebelión