Protocolo de Kyoto: compraventa de derechos a contaminar, por Carmelo Ruiz Marrero

El Protocolo de Kyoto, acuerdo internacional firmado en 1997, supuestamente está orientado a combatir el calentamiento global causado por la contaminación atmosférica. Pero en realidad sus negociaciones, que continúan en proceso, no tratan sobre cómo reducir las emisiones de gases contaminantes sino sobre cómo facilitar un comercio internacional de "derechos a contaminar"

El Protocolo de Kyoto, acuerdo internacional firmado en 1997, supuestamente está orientado a combatir el calentamiento global causado por la contaminación atmosférica. Pero en realidad sus negociaciones, que continúan en proceso, no tratan sobre cómo reducir las emisiones de gases contaminantes sino sobre cómo facilitar un comercio internacional de "derechos a contaminar"

Entre las disposiciones de Protocolo se encuentran varios llamados "mecanismos de mercado", que incluyen el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), el cual le permite a corporaciones transnacionales contaminar todo lo que quieran, a cambio de financiar proyectos ecológicos en el tercer mundo. Por ejemplo, corporaciones petroleras como Exxon-Mobil o Shell podrían hincar pozos y construir refinerías en la jungla amazónica en Ecuador o Perú, o en Papua Nueva Guinea, y podrían "compensar" el daño ambiental financiando algún proyectito de energía renovable en Suráfrica o la India. O podrían donar dinero a algún grupo conservacionista, de esos que tienen presupuestos multimillonarios y oficinas en Wáshington y Nueva York, para que realicen algún trabajo de reforestación, digamos en Costa Rica. Como ven, las posibilidades de estos trueques son prácticamente ilimitadas.

No es de sorprender que ya hay empresarios e instituciones que se han metido de lleno en este gran negocio. Veamos unos ejemplos:

* Varias firmas noruegas han comprado grandes extensiones de bosque en Uganda para compensar por los bosques que han talado en su país. Ni las empresas noruegas ni el gobierno de Uganda consultaron el asunto con las 8 mil personas afectadas, mayormente pescadores y humildes campesinos, quienes habían usado los recursos del bosque de manera sustentable y sin causarles problemas a nadie. Ahora son extranjeros en sus propias tierras y se supone que se sacrifiquen para redimir los pecados ambientales de gente que ni siquiera conocen.

* En Uganda también está la compañía eléctrica TransAlta, de la provincia canadiense de Alberta, que pretende mitigar la contaminación de sus plantas generatrices reduciendo los peos que se tiran las vacas. ¡Así como lo leen! Las flatulencias de humanos y animales contienen metano, un gas que contribuye al calentamiento global. TransAlta está dándole a los ganaderos ugandeses un suplemento especial para sus reses que las hace menos flatulentas. Esto se supone que compense por la contaminación que la compañía crea en Alberta. Como ven, ningún esquema es demasiado demencial.

* En Tanzania la firma Tree Farms está estableciendo masivas plantaciones de monocultivo de pino y eucalipto para después vendérselas a contaminadores industriales en el hemisferio norte. Las corporaciones que las compren podrán usar estas plantaciones en su propaganda publicitaria y proclamar que así están neutralizando sus emisiones contaminantes. Los
empleados de estos monocultivos forestales reciben $1.05 al día por su trabajo.

Bosques falsos, desiertos verdes

Uno de los conceptos clave del Protocolo de Kyoto y su MDL es el de "sumideros de carbono" y "secuestro de carbono". El carbono es un elemento común en los gases contaminantes que calientan la atmósfera, y se le llama sumidero a cualquier cosa que lo saque de la atmósfera y lo "secuestre". ¿Y qué mejor sumidero de carbono que un árbol? Los árboles absorben el dióxido de carbono de la atmósfera y lo "secuestran" en su
madera.

Pero a los eco-tecnócratas del Protocolo de Kyoto aparentemente no les ha pasado por la cabeza que los árboles no viven para siempre y que cuando mueren su madera se descompone y todo el carbono que secuestraron vuelve a la atmósfera. ¿Cómo pudieron haber obviado ese detalle? Según el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales, en el Protocolo el debate serio, la evidencia científica y los esfuerzos reales por reducir la contaminación (no compensarla o mitigarla) han sido relegados a un segundo plano en aras del afán neoliberal de abrir mercados a como dé lugar.

El impulso para establecer sumideros de carbono en lugar de atender las causas de la contaminación atmosférica ha dado lugar a la siembra de enormes plantaciones de monocultivo forestal en el tercer mundo. El tamaño de algunas de estas plantaciones en Chile, Indonesia, Suráfrica y Brasil sobrepasan el millón de hectáreas.

Con toda la propaganda que vemos en todas partes en pro de la reforestación, uno pensaría que la siembra de árboles es una actividad inocua y nada problemática. Pero el plantar la misma especie de árbol en grandes extensiones de terreno presenta enormes problemas ambientales. Las plantaciones forestales han sido descritas por sus críticos como "desiertos verdes" y "bosques falsos".

Los árboles predilectos para estos monocultivos, como el eucalipto, son voraces consumidores de agua, un recurso ya de por sí escaso. Los cuerpos de agua cercanos se secan y no queda del líquido para la vida silvestre o para la agricultura en las áreas circundantes. Este fenómeno ha sido observado en plantaciones en Chile, Tailandia, Brasil, India y Suráfrica.

Dice el profesor Andrés Barreda, de la Universidad Autónoma de México, que las plantaciones forestales industriales "en realidad no son los complejos ecosistemas que nombramos genéricamente como bosques sino monocultivos estrictos emplazados sobre gigantescas áreas productivas (de varias decenas de miles de hectáreas) que vienen asociadas a la necesaria expulsión de la población rural, al desempleo que se refuerza con la mecanización de la producción forestal, al empleo intensivo de fertilizantes, pesticidas, herbicidas, etc., al desarrollo de plagas, al agotamiento y contaminación de mantos freáticos, a la destrucción de la biodiversidad."

Con los sumideros de carbono "se introducen directamente empresas transnacionales en los procesos comunitarios de gestión de los bosques. Se involucra a las comunidades dentro de una gran manipulación a escala mundial según la cual son las mismas empresas transnacionales que contaminan y que más amenazan con seguirlo haciendo, sin resolver ninguna de las causas reales del calentamiento atmosférico, las que justamente se visten de hadas madrinas para el apoyo de las depauperadas comunidades campesinas."

Alternativas

En numerosos lugares, como Tailandia, Uruguay, Suráfrica, Malasia, México, Indonesia, Hawai, Brasil, Congo y Filipinas, están surgiendo movimientos de protesta contra este modelo forestal, antiecológico e impuesto de manera antidemocrática, y en favor de bosques comunitarios manejados en el interés de las comunidades locales y la sustentabilidad ecológica. En Puerto Rico también tenemos los ejemplos del Bosque Corretjer y el Bosque del Pueblo y en el área metro el Bosque de San Patricio, todos manejados por comunidades.

Estas iniciativas, combinadas con la promoción de alternativas energéticas que no quemen combustibles fósiles, son más propicias para combatir el calentamiento global que los llamados sumideros de carbono.

Para más información:

http://www.sinkswatch.org/
http://www.cdmwatch.org/
http://www.wrm.org.uy/

Fuente: Semanario CLARIDAD

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