Prohibir los transgénicos, ahora (I)
"Se trata de una difícil situación para el futuro de la alimentación y la agricultura, algo que debe ser cambiado tan pronto como sea posible, sobre todo en lo relativo a la agricultura transgénica que está fracasando en todos los aspectos. Esto sólo se puede lograr con la prohibición de los transgénicos, una medida ya emprendida por países y comunidades locales de todo el mundo."
SALUD Y RIESGOS AMBIENTALES
Especialmente a la luz de la Nueva Genética
Por la Dra. Mae-Wan Ho y la Dra. Eva Sirinathsinghji, 24 de mayo de 2013
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Prólogo
El Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Biotecnológicas (ISAAA), financiado por la Industria, sostiene que la superficie mundial de cultivos modificados genéticamente alcanzó las 170,3 millones de hectáreas en 2012, con un aumento de 100 veces desde que comenzó su comercialización en 1996, siendo “la tecnología agrícola que más rápidamente se ha adoptado en toda la historia de la Agricultura Moderna” (1).
Sin embargo, los cultivos transgénicos siguen confinados en 28 países, donde se ha plantado el 90% en sólo cinco años. Los Estados Unidos, con 69,5 millones de hectáreas, encabeza la lista, con el 40,8% de la superficie total; Brasil y Argentina, con 36,6 y 23,9 millones de hectáreas representan respectivamente el 21,5% y el 14.0% del total; Canadá y la India, con 11,6 y 10,8 millones de hectáreas, lo que supone el 6,8% y el 6,3% del total. De estos cultivos, casi el 60% son los cultivos tolerantes al glifosato; los cultivos Bt el 15% y otros tipos, el 25%. Los cultivos principales son solamente tres: la soja tolerante a los herbicidas (47%); el maíz (Bt 4%, y otros rasgos, 23%) y algodón (Bt 11% y otros rasgos, 2%).
Los transgénicos siguen limitados a dos rasgos en tres de los principales cultivos que se mantienen en la mayor en la mayor parte del mundo.
Una de las razones principales es su incapacidad para ofrecer nuevas características más útiles. Geoffrey Lean del diario The Telegrah señaló en la revisión del nuevo libro del profesor Gordon Conway, anteriormente Presidente de la Fundación Rockefeller y Jefe de la Asesoría Científica del Departamento para el Desarrollo Internacional, un conocido partidario de los transgénicos (2): “Lo que aparece en su libro, Mil millones de hambrientos, es que la tecnología de los transgénicos está lejos todavía de contribuir a vencer el hambre”. Pero, al contrario, la mejora convencional de los cultivos asistida por marcadores genéticos está haciendo increíbles progresos, como se señala en el libro de Conway. Los científicos del Instituto Nacional de Gran Bretaña (NIAB) acaban de crear unos nuevos híbridos de trigo que podrían aumentar los rendimientos en un 30%. Pero es en África donde las variedades del arroz Nerica están obteniendo hasta cosechas 4 veces más productivas que las variedades tradicionales, con unosperíodos de crecimiento más corto, con más proteínas, resistente a plagas y enfermedades, prospera en suelos más pobres, resistiendo la sequía; maíz más resistente a la sequía se está impulsando, con rendimientos del 20 al 30% superiores, en 13 países; el cultivo de la judías trepadoras en África Central; variedades de trigo que crecen en suelos salinos; y patatas resistentes al tizón, cultivos enriquecidos con vitamina A, hierro y otros nutrientes esenciales.
La otra razón es que los cultivos transgénicos y los organismos modificados genéticamente, incluyendo árboles transgénicos, peces y ganado, han ido obteniendo fracasos en todo el mundo y generando resistencia, saliendo a la luz el peligro que suponen a pesar de la ingente propaganda de las Corporaciones.
Los cultivos transgénicos apenas se cultivan en Europa, a pesar de que la Comisión Europea ha dado el visto bueno para su comercialización. 8 países de la Unión Europea han establecido prohibiciones totales en los cultivos autorizados: Austria, Francia, Alemania, Hungría, Luxemburgo, Grecia, Bulgaria y Polonia (3). Suiza estableció una moratoria sobre los cultivos transgénicos en 2008, que en principio finaliza en este 2013. Pero en marzo de 2013, el Parlamento suizo votó a favor de prolongar la moratoria, ignorando los resultados de su Programa Nacional de Investigación 59 (4), que “confirma la seguridad de la utilización comercial de los cultivos transgénicos y recomienda poner fin a la moratoria”. Además, algunas regiones y administraciones locales de los 37 países europeos se han declarado libres de transgénicos. A partir de 2010, son un total de 169 regiones, 123 provincias y 4713 gobiernos locales los que así lo han declarado, lo que supone 1 millón de hectáreas, afectando a 31.357 personas (5), y el movimiento crece con rapidez. [En España: ver aquí]
El corazón de los transgénicos se encuentra en los Estados Unidos, donde los fracasos de estos cultivos son bien visibles y más agudos (6), ( GM Crops Facing Meltdown in the USA, SiS 46) y donde actualmente se libra una batalla para el etiquetado de los productos transgénicos, que da derechos al consumidor frente al poder de la Industria Biotecnológica (7). Cerca del 95% de los estadounidenses apoya el etiquetado de los transgénicos. En octubre de 2011, el Centro de Seguridad Alimentaria de los Estados Unidos presentó un recurso legal con la FDA para exigir el etiquetado de todos los alimentos transgénicos. En 2012, 55 miembros del Congreso escribieron una carta al comisionado de la FDA en apoyo de aquella petición. La FDA ha recibido más de un millón de comentarios apoyándola, convirtiéndose en la respuesta popular más numerosa recibida en esa agencia. Por otra parte, 37 proyectos de ley de etiquetado de alimentos transgénicos se han introducido en 21 estados en 2013. En Washington, la senadora Barbara Boxer y el congresista Peter DeFazio han patrocinado conjuntamente la nueva legislación federal que exige el etiquetado de todos los alimentos transgénicos en los Estados Unidos. La ley Genetically Engineered Food Right-to-Know es el primer proyecto nacional de etiquetado que podría entrar en el Congreso desde 2010. El Partido Verde de los Estados Unidos ha dicho que Monsanto es “un riesgo para la salud pública y el medio ambiente”, y ha instado a una moratoria sobre los cultivos de alimentos transgénicos (8).
En noviembre de 2012, Perú impuso una prohibición de 10 años sobre los transgénicos, gracias al esfuerzo de los agricultores del Parque de la Papa en Cusco, una comunidad de 6000 agricultores que pretenden proteger la biodiversidad a toda costa, especialmente el maíz y la patata, de los que depende su supervivencia (9).
Ese mismo mes, Kenya prohibió la importación de productos transgénicos, con efecto inmediato (10). Una decisión tomada por el Gobierno en base a la “investigación inadecuada sobre los transgénicos y las evidencias científicos proporcionadas sobre la seguridad de estos alimentos”.
Un momento crítico
La creciente oposición a los transgénicos no ha hecho nada para disminuir la agresiva agenda expansionista del Imperio Corporativo de los Transgénicos. México es actualmente su principal objetivo. Las Empresas estadounidenses de Biotecnología Monsanto, DuPont y Dow han solicitado permisos para cultivas más de dos millones de hectáreas de maíz transgénico en el norte de México (11). México es la cuna del maíz y posee gran diversidad. Desde 2009, el Gobierno mexicano ha otorgado 177 permisos para el cultivo experimental, lo que supone 2644 hectáreas. El lanzamiento comercial a gran escala del maíz transgénico aún no ha sido autorizado, pero ya se ha descubierto contaminación transgénica en el maíz nativo, como resultado de lo que algunos consideran “una estrategia cuidadosamente planificada y perversa”.
La otra importante estrategia del Imperio Corporativo de los Transgénicos es el monopolio de las semillas y del aumento creciente de su precio. Las semillas no modificadas genéticamente son rechazadas en favor de las semillas transgénicas, lo que reduce las opciones de los agricultores (12). Las cuatro grandes compañías de semillas biotecnológicas (Monsanto, DuPont/Pioneer Hi-Bred, Syngenta y Dow AgroSciences- ahora poseen el 80% del mercado del maíz en los Estados Unidos y el 70% del negocio de la soja. Los costes de las semillas han aumentado de dos a tres veces desde 1995. Esto supone un duro golpe para la vida de los agricultores de todo el mundo, especialmente en la India, donde la introducción del algodón transgénico ha coincidido con numerosos suicidios de agricultores (13), Farmer Suicides and Bt Cotton Nightmare Unfolding in India, SiS 45). Al mismo tiempo, los agricultores que quieren volver a cultivar semillas convencionales después de experimentar con los problemas relacionados con plagas y malas cosechas, se encuentran en dificultades por la escasa disponibilidad de las semillas no modificadas genéticamente (12).
Prohibición de los transgénicos, ahora
Se trata de una difícil situación para el futuro de la alimentación y la agricultura, algo que debe ser cambiado tan pronto como sea posible, sobre todo en lo relativo a la agricultura transgénica que está fracasando en todos los aspectos. Esto sólo se puede lograr con la prohibición de los transgénicos, una medida ya emprendida por países y comunidades locales de todo el mundo. Tenemos que unir nuestras fuerzas para poner poner fin al Imperio Corporativo de los Transgénicos.
Hace 10 años, 24 científicos de todo el mundo formaron un Grupo de Ciencia Independiente y elaboraron un informe (14), (The Case for A GM-Free Sustainable World, ISIS/TWN publication), que resume las evidencias acerca de los riesgos de los cultivos transgénicos y los beneficios de la agricultura ecológica, pidiendo una prohibición mundial de propagación en el medio de los organismos modificados genéticamente, solicitando un cambio hacia una agricultura sostenible no transgénica. Este informe fue ampliamente difundido, traducido a varios idiomas, y reeditado en los Estados Unidos un año después. Sigue siendo la descripción más concisa y completa sobre este tema, pero una nueva evidencia crucial ha salido a la luz en la última década, dando mayor fuerza a esa oposición.
En primer lugar, esa evidencia decisiva es la insostenibilidad y la destrucción que genera la Agricultura Industrial convencional, de la que los transgénicos es su muestra más extrema, en contraste con los éxitos probados de la agricultura ecológica no transgénica: productividad y capacidad de recuperación, beneficios ambientales y de salud, y en particular su enorme potencial de ahorro de energía y de emisiones de carbono, mitigando el cambio climático. Recogimos todo esto es un informe completo y definitivo en una publicación de 2008 (15), Food Futures Now *Organic *Sustainable *Fossil Fuel Free , ISIS/TWN publication). Nuestro Informe se muestra conforme con otros: Evaluación Internacional del Papel del Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología en el Desarrollo Agrícola (IAASTD) (16), informe que fue el resultado de tres años de consulta, involucrando a 900 participantes y a 110 países de todo el mundo, constituyendo un amplio consenso científico sobre la agricultura ecológica no transgénica, el camino que se debe seguir en la alimentación y la agricultura.
Para completar el asunto, es necesario reunir todas las pruebas en contra de los transgénicos en relación con su impacto en el medio y la salud, especialmente a la luz de los nuevos descubrimientos en Genética Molecular en los últimos 10 años. Esta es la razón principal para publicar el presente informe.
La Agricultura Transgénica es una receta segura para el desastre, algo que queda claro en este Informe. También se ofrece un camino a seguir hacia la transición a una agricultura sostenible, ya que permite que las comunidades locales de todo el mundo puedan tener seguridad en su suministro de alimentos en estos tiempos de cambio climático. Las futuras generaciones no nos perdonarían si no detenemos ahora la propagación de los transgénicos.
Fuente Original: ISIS
Fuente: Noticias de Abajo