Poder corporativo 2003, por Carmelo Ruiz Marrero
De las cien economías más grandes del mundo, 51 son corporaciones transnacionales, no países. Estas grandes empresas usan su enorme poder para influir y hasta dictar las políticas sociales, económicas y comerciales de las naciones, usurpando los roles y responsabilidades del sector público, amenazando así la democracia y los derechos humanos, advierte el Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (Grupo ETC)
Cuando se habla de corrupción corporativa en la prensa comercial, el enfoque es sobre delincuentes individuales, como Enron, WorldCom y Arthur Andersen, como si simplemente se tratara de dos o tres manzanas podridas. Pero en su reciente informe "Oligopoly Inc.: Concentration in Corporate Power 2003", el Grupo ETC dice que "las firmas transnacionales continúan avasallando a gobiernos y subvirtiendo la soberanía nacional. Cuando los gobiernos sirven a intereses corporativos en lugar de los intereses de sus ciudadanos, se socava la democracia, se destruye la diversidad y se arriesgan los derechos humanos."
El informe usa como referencia una base de datos del Banco Mundial publicada en julio, entre muchas otras fuentes. Los datos incluyen los siguientes:
* El megadetallista Wal-Mart es la corporación más grande del mundo. El año pasado su ingreso total fue de $246,525 millones, una suma mayor que el producto doméstico bruto (PDB) de Suecia, Austria o Noruega. Es la décimonovena economía más grande del mundo.
* Puerto Rico, con un PDB de $67,897 millones, queda en el lugar 66, justo encima de Verizon, cuyo ingreso anual es de $67,625 millones. Nuestra economía es más grande que la de Hungría, Chile y Nueva Zelandia. Pero nos quedamos pequeños ante una veintena de empresas como IBM ($83,132 millones), General Electric ($131,698 millones), Toyota ($131, 754 millones) y Exxon-Mobil ($182,466 millones).
* Las ventas combinadas de las 200 corporaciones más grandes del mundo constituyen 29% de la actividad económica mundial pero sin embargo emplean sólo 0.9% de la fuerza trabajadora del mundo.
Rumbo al monopolio
Según el Grupo ETC, en el día de hoy las corporaciones tienden a la convergencia a un paso totalmente desbocado. En el sector farmacéutico, las firmas Pfizer y Pharmacia se fusionaron en abril para crear un gigantesco conglomerado. El engendro resultante, Pfizer Pharmacia, es la farmacéutica más grande del mundo, sus ventas anuales son de $42,281 millones y posee 12% del mercado mundial farmacéutico.
Sus rivales se han quedado enanos. Glaxo Smithkline queda en segundo lugar, con 8% del mercado ($26,979 millones en ventas) y Merck con 6% ($21,631 millones). Probablemente veremos pronto estas compañías y otras como AstraZeneca, Novartis y Aventis, combinarse también para poder competir con Pfizer Pharmacia.
Vemos esta tendencia en otros sectores también. Tras tragarse a varios de sus mayores competidores, como Sam's Club, Wal-Mart domina el negocio de ventas al detal en Norteamérica. Su ingreso es casi cuatro veces mayor que el de su competidor más cercano, el detallista francés Carrefour; y es seis veces más grande que el enorme detallista Costco. Wal-Mart comenzó a vender alimentos en 1988, y ahora es la mayor cadena de supermercado del mundo, con $50 mil millones en ventas de alimentos en Estados Unidos.
Patentemente absurdo
Una táctica monopolista menos conocida pero no menos importante son los derechos de propiedad intelectual (DPI). Mediante leyes nacionales, tratados de libre comercio y las disposiciones de la Organización Mundial de Comercio, los DPI otorgan derechos de monopolio (patentes) a individuos, empresas y gobiernos sobre productos intangibles del ingenio humano, como procesos industriales, programas de computadora , medicinas , música, libros y películas.
En años recientes estos derechos han sido extendidos a los seres vivos y sus componentes. Hoy vemos compañías de biotecnología patentando semillas, árboles, secuencias genéticas, proteínas y hasta células humanas.
Pero los DPI se están haciendo absurdamente onerosos, aún para las transnacionales. Desde 1995 el número de demandas relacionadas con patentes en las cortes estadounidenses ha aumentado diez veces más rápido que otros tipos de litigación, y algunos expertos predicen que de continuar las tendencias actuales, para 2005 se gastarán $500 mil millones anuales en la adquisición y defensa de patentes en Estados Unidos.
Es por esto que las grandes compañías ahora están compartiendo patentes. En abril de 2002 Monsanto y Dupont, empresas que dominan el negocio de las semillas y el campo de la biotecnología agrícola, acordaron compartir sus patentes de variedades de semillas lucrativas. En los meses que siguieron Monsanto llegó a acuerdos similares con Dow Agrosciences y Bayer Cropscience. El Grupo ETC sostiene que las autoridades antimonopolistas deben tomar acción contra este tipo de arreglo ya que equivalen a la creación de carteles globales de tecnología que eliminarán a los pequeños competidores y dejarán a los consumidores con menos y menos opciones.
Convergencia tecnológica
Otra tendencia que identifica el informe del Grupo ETC es la convergencia de tecnologías. A medida que se consolidan las corporaciones es imperativo capitalista el combinar las tecnologías. Primero vimos las corporaciones que venden semillas y otros insumos agrícolas combinarse con compañías químicas para formar la industria agroquímica. Luego, con el desarrollo de la ingeniería genética, las agroquímicas comenzaron a fusionarse con las farmacéuticas para formar gigantes corporativos que se dedican a las ciencias de la vida (life sciences). Estas compañías esperan poder usar la biotecnología para controlar nuestra alimentación y salud, las dos bases materiales de la vida humana.
Las ciencias de la vida se han combinado con la informática para acelerar el desarrollo de ambas. Los resultados han sido impresionantes:
* Tomó doce años y 250 personas para descifrar la secuencia genética de la bacteria E. Coli. Pero en septiembre la firma CuraGen anunció que puede descifrar la secuencia genética de un virus en sólo dos horas.
* Le tomó al Proyecto del Genoma Humano diez años de trabajo y $2,700 millones para secuenciar el código genético de nuestra especie. Hace apenas tres meses la compañía Affymetrix anunció que desarrolló un chip con toda la información del genoma humano, que costará $500 cada uno. Este aparato, del tamaño de una uña, le permitirá a su usuario analizar todos los genes en cualquier tejido humano.
Toda esta información genética será usada para la creación de semillas, alimentos, medicamentos, agroquímicos y mucho más. Pero dentro del contexto de monopolios sobre patentes y consolidación corporativa, estos adelantos tecnológicos se darán en servicio de las grandes empresas.
¿Entonces?
¿Qué implican estas tendencias corporativas y tecnológicas para la justicia social y el desarrollo sustentable? El Grupo ETC sostiene que retar la hegemonía de las transnacionales requerirá debate y participación pública a nivel local, nacional e internacional. Recomienda la organización que la ONU reactive su Centro sobre Corporaciones Transnacionales, que cerró en 1993, y que se apruebe una convención internacional para evaluar nuevas tecnologías.
Fuente: CLARIDAD