Perú: Manifiesto por el día de la dignidad celendina
"Antes con los cascos de sus caballos, ahora con sus botas y maquinarias, los invasores siguen tomando nuestras tierras, matan, torturan y ofenden a nuestro pueblo, destruyen la tierra que nos da de comer, contaminan nuestras aguas, siembran pobreza allí donde crecían pastos de nuestros ganados y nuestros mejores alimentos."
Plataforma Institucional Celendina – PIC
MANIFIESTO POR EL DÍA DE LA DIGNIDAD CELENDINA
Una herida profunda hace sangrar nuestros corazones. Antes con los cascos de sus caballos, ahora con sus botas y maquinarias, los invasores siguen tomando nuestras tierras, matan, torturan y ofenden a nuestro pueblo, destruyen la tierra que nos da de comer, contaminan nuestras aguas, siembran pobreza allí donde crecían pastos de nuestros ganados y nuestros mejores alimentos. Y todo eso para buscar el oro que llevan a países lejanos para que adornen la vida de otros con el fruto de nuestra tristeza.
Los gobiernos han entregado el uso de las fuerzas armadas a los extraños que nos invaden, los policías ya no están al servicio del pueblo, sino de los sueldos de los invasores para cuidar los intereses de las grandes corporaciones.
Hemos resistido, sin violencia pero firmes, y en el camino hemos perdido el 3 de julio de 2012 a los hermanos Leonterio, José Faustino, José Antonio, Joselito, y a nuestro hermanito César, tan joven y lleno de promesas.
Somos perseguidos, calumniados, llevados a los tribunales, y en las ciudades los que siempre decidieron por nosotros dicen que somos extremistas, que somos enemigos del progreso, que somos ciudadanos de segunda categoría, que no tenemos derecho a decidir sobre el destino de nuestras tierras y de nuestra vida porque para ello somos un estorbo, arruinamos sus ganancias y espantamos sus capitales, eso dicen.
Nos dicen que sus construcciones funcionarán mejor que nuestras lagunas, hicieron una en Yanacocha, que inauguraron el 2008 y no funciona hasta el día de hoy. No aceptamos sus reservorios, porque nuestras lagunas funcionan bien. No existe tecnología que reemplace a la naturaleza.
De nosotros solo se acordaron cuando vieron el oro, ahora vienen a engañarnos con sus programas sociales y sabemos que se olvidarán de nuevo cuando no haya oro. Así lo vivimos en Cajamarca, ahora somos aún más pobres que antes.
Cuidamos nuestra madre tierra
Cuidamos nuestra tierra porque es nuestra madre y nos da la vida; cuando el invasor hiere a nuestra madre, nosotros, sus hijos reaccionamos y la defendemos con nuestras vidas. Por eso resistimos, porque no queremos ser más pobres todavía. Porque sabemos que solo nosotros entendemos cómo se puede diseñar un futuro mejor para nosotros, por la memoria de nuestros muertos y por las penas que ya hemos pasado, por todo eso nos mantenemos dignos cuidando lo que siempre nos dio vida y nos mantuvo durante generaciones.
Nuestra lucha es por nuestra tierra y la conservación de la naturaleza de acuerdo con nuestras formas de vivir porque sabemos que de nuestras aguas dependen las plantas y de las plantas dependen los animales, y los animales y los hombres vivimos del agua.
Y sabemos que la libertad, la justicia y la democracia son palabras que no tienen sentido si no conservamos nuestras fuentes de vida y las cuidamos, porque son ellas las que hacen que no sean solo letras en un papel.
Los cajamarquinos sabemos que por nuestras luchas somos ecologistas populares, porque cuando cuidamos nuestras fuentes de vida también lo hacemos para todos en nuestro país y en el mundo y que como nosotros hay muchos pueblos que luchan por lo mismo y con ellos somos hermanos: no estamos solos.
Todos los que luchamos por el buen vivir somos lo mismo en cada sitio en el que estamos, somos ecologistas del pueblo, somos ecologistas populares y ese lazo común nos une en las luchas, nos junta para los mismos fines que son la protección de nuestras fuentes de vida, del mundo que es de todos y para todos.
Por todo eso, hoy reclamamos que cada 3 de julio, la fecha en que fueron asesinados nuestros hermanos por las balas al servicio de los invasores, sea reconocida como el Día de la Dignidad Celendina.
Cada 3 de julio vamos a reafirmar nuestra vocación de resistencia y nuestro propósito de diseñar un futuro bueno para nosotros los celendinos, sin desmayo, porque nosotros somos parte de la tierra que nos vio nacer y a nuestros antepasados, nuestra historia se nutre de miles de años de trabajo y aprendizajes y no dejaremos que nos despojen de los lugares donde moran nuestros recuerdos y están presentes nuestras esperanzas.
Y cada 3 de julio haremos este juramento que ya hemos hecho sin palabras mientras resistíamos al invasor:
Juramos por la sangre de nuestros hermanos caídos y las lágrimas de nuestras madres y nuestros padres, por la tierra que nos vio nacer y donde descansan nuestros muertos, por las aguas y las plantas y los animales que nos acompañan y con los que vivimos, por el aire que respiramos y por el país grande en que vivimos que es el Perú pero es también el mundo, que vamos a resistir ante el invasor sin usar violencia pero con toda firmeza hasta que la amenaza sobre nuestras vidas y la de nuestros hijos e hijas y contra el futuro que anhelamos, ya no exista más.
Juramos mantener siempre nuestra dignidad y así rendir homenaje a nuestros hermanos que dieron la vida en defensa de nuestras fuentes de vida. Y este juramento será por siempre y para siempre presente en la memoria de todos los celendinos.
Celendín, 4 de julio de 2013
Hace un año. Pueblo de Celendín rinde homenaje a sus mártires.
Fuente: Tierra y Libertad