Panorama Regional de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición

La edición 2024 del Panorama Regional de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición entrega una visión detallada de los indicadores de hambre, inseguridad alimentaria y malnutrición en cada uno de los países de América Latina y el Caribe y explica las causas por las que la inseguridad alimentaria de la región cae por debajo del promedio mundial, por primera vez en 10 años.

La edición 2024 del Panorama regional de la seguridad alimentaria y la nutrición en América Latina y el Caribe muestra una actualización del progreso de la región hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), específicamente la meta 2.1 (poner fin al hambre) y la meta 2.2 (erradicar todas las formas de malnutrición) para 2030.

El informe de este año analiza cómo la variabilidad del clima y fenómenos climáticos extremos —como sequías, inundaciones y tormentas— afectan la seguridad alimentaria y la nutrición. América Latina y el Caribe, siendo la segunda región del mundo más expuesta al clima, enfrenta desafíos significativos por el incremento de temperaturas y a la intensificación de fenómenos climáticos extremos.

Las principales causas de la inseguridad alimentaria y la malnutrición, se han intensificado: la variabilidad del clima y los fenómenos climáticos extremos, los conflictos, y las desaceleraciones y las recesiones económicas. Estos factores se combinan con causas subyacentes como el difícil acceso a dietas saludables, su alto costo, los entornos alimentarios inadecuados y la persistente desigualdad.

Para enfrentar esta situación, es necesario implementar un conjunto de políticas, inversiones y legislación que aceleren la transformación de los sistemas agroalimentarios y fortalezcan su resiliencia. La solución requiere un enfoque integral, interseccional y sistémico, basado en los derechos, que considere los medios de vida de las personas, facilite el acceso y la asequibilidad a dietas saludables y consolide la resiliencia de los sistemas agroalimentarios.

En este contexto, el informe exige cambios transformadores en todos los sistemas agroalimentarios, promoviendo la integración de estrategias climáticas, esfuerzos de mitigación de la pobreza y desarrollo económico inclusivo. El fortalecimiento de la resiliencia resulta fundamental para prevenir retrocesos en la seguridad alimentaria y la nutrición, evitar el deterioro nutricional en algunos países y continuar el avance hacia un futuro más equitativo, sostenible y con mayor seguridad alimentaria.

Este informe destaca la urgente necesidad de actuar rápidamente para fortalecer la resiliencia frente a los factores principales que afectan los sistemas agroalimentarios. Esto permitirá proteger el avance regional hacia la eliminación del hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición, garantizando al mismo tiempo la sostenibilidad a largo plazo.

La PARTE 1 muestra que América Latina y el Caribe ha experimentado una disminución del hambre y la inseguridad alimentaria durante dos años consecutivos, una tendencia única en el mundo. Este avance se debe a sólidos programas de protección social, esfuerzos de recuperación económica tras la pandemia de COVID-19 y políticas específicas dirigidas a mejorar el acceso a los alimentos. Sin embargo, persisten disparidades significativas entre las subregiones y la inseguridad alimentaria afecta especialmente a mujeres, poblaciones rurales y otros grupos vulnerables. La región no está en vías de alcanzar la mayoría de los objetivos de nutrición y, aunque la asequibilidad de una dieta saludable ha mejorado, mantiene el costo más elevado en comparación con otras regiones.

La PARTE 2 presenta evidencia reciente sobre la creciente exposición a la variabilidad y los fenómenos climáticos extremos en la región, y cómo estos afectan las cuatro dimensiones de la seguridad alimentaria: disponibilidad, acceso, utilización y estabilidad. La variabilidad y los fenómenos climáticos extremos reducen la productividad agrícola, interrumpen las cadenas de suministro de alimentos, elevan los precios de los alimentos y afectan los entornos alimentarios. Esto hace que las dietas saludables sean menos asequibles, especialmente para las poblaciones en condiciones de vulnerabilidad, al tiempo que modifican los hábitos alimentarios.

La evolución de los patrones climáticos no sólo impacta negativamente todas las dimensiones de la seguridad alimentaria, sino que también refuerza otras causas subyacentes de la malnutrición. Es así como, existe una necesidad urgente de transformar los sistemas agroalimentarios para hacerlos más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles.

En el CAPÍTULO 7 de la segunda parte se propone adoptar una cartera más completa de políticas, normativas e intervenciones. Estas medidas buscan aumentar la resiliencia de los sistemas agroalimentarios frente a las perturbaciones causadas por la variabilidad y los fenómenos climáticos extremos, que es uno de los principales motores del hambre y la inseguridad alimentaria. Además, esta sección presenta acciones y recomendaciones políticas para abordar las causas subyacentes que agravan los efectos negativos de los principales factores impulsores de la seguridad alimentaria y la nutrición, como el acceso limitado a dietas saludables y su alto costo, los entornos alimentarios insalubres y desigualdad persistente. 

La variabilidad del clima y los fenómenos climáticos extremos representan desafíos cruciales para la seguridad alimentaria y la nutrición, tanto en la actualidad como en el futuro. Para erradicar el hambre y la malnutrición en todas sus formas, los sistemas agroalimentarios deben lograr la resiliencia como objetivo fundamental.

- Para descargar el informe completo (PDF), haga clic en el siguiente enlace:

Fuente: Programa Mundial de Alimentos 

Temas: Salud, Soberanía alimentaria

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