¿Pan transgénico para los pobres?

Que la tortilla se vuelva,

que los pobres coman pan y los ricos mierda, mierda.

Chicho Sánchez Ferlosio

El 7 de octubre de 2020 se autoriza en nuestro país el trigo genéticamente modificado, el evento IND-ØØ412-7, que tiene tolerancia a sequía (HB4) y tolerancia al herbicida glufosinato de amonio ( www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/235913/20201009).

Sin embargo, su comercialización estará condicionada a la aprobación de Brasil, que es el principal importador. Argentina se convierte en el primer país del mundo en autorizar un trigo transgénico. Para el gobierno y ciertos sectores del agronegocio se festeja como un gol de media cancha, pero ha generado rechazo desde diferentes sectores ( www.pagina12.com.ar/302009-trigo-transgenico-mas-de-1000-cientificos-advierten-que-es-r).

Motivos para oponerse al trigo transgénico sobran: se profundiza el modelo del agronegocio; se aumentará el uso del herbicida glufosinato de amonio, que ya se aplica en otros cultivos como la soja (y que tiene mayor toxicidad que el glifosato); los restos de herbicidas podrán formar parte de manera directa del pan, un alimento básico y esencial del pueblo; podrá cultivarse en zonas marginales, con lo que se agravaría el proceso de agriculturización, profundizando el deterioro y la desertificación de los suelos y se podrá contaminar (por polinización en el cultivo o por mezcla en los procesos de comercialización) el resto de la producción de trigo no transgénico. Por todo esto, es claro que el gol es en contra de la soberanía alimentaria.

Por otro lado, se destaca que en el mundo está muy cuestionado el trigo transgénico, porque su harina forma parte esencial de la dieta de los pueblos de occidente. En ese marco puede haber restricciones fuertes en el mercado internacional y Argentina no tiene capacidad para mantener dos circuitos segregados de comercialización de trigo, uno transgénico y el otro no, y si mandamos un buque a Brasil y al hacer un análisis detectan el 0,004% de trigo transgénico rechazan el buque entero, dice un productor en una nota de El País https://elpais.com/internacional/2019/02/09/argentina/1549722520_670972.html

Pero, lo más interesante respecto de este tema lo dice Federico Trucco, titular de Bioceres, la empresa que desarrolla el trigo transgénico en Argentina, en la misma nota de ese diario:

“Hay un consumidor con un alto poder adquisitivo que busca comer cosas sanas y por algún motivo, lógico o emocional, asocia los OGM a cosas no sanas. Ese sujeto tiene un prejuicio contra el transgénico, contra la agricultura industrial y hasta no quiere consumir harinas. No apuntamos a ese tipo de consumidor sino al que busca alimentos baratos…”

Es verdaderamente indignante pero significativa esa frase. El descrédito de los transgénicos en el mundo y en nuestra sociedad, no ha generado hasta ahora que se modifique el modelo productivo, por lo contrario, el agronegocio redobla su apuesta y propone el camino de la segmentación: que los pobres coman mierda y que los ricos puedan elegir y pagar alimentos sanos.

Con el agronegocio no habrá soberanía alimentaria. Es imperioso que los pueblos del mundo luchemos para que la tortilla se vuelva. Quienes creemos en ese camino, hoy en Argentina debemos rechazar el trigo transgénico.

Nora Tamagno, 4 de octubre de 2020

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Nora Tamagno  ra.moc.oohay@ongamataron