OMC: cosecha de mentiras, por Alejandro Nadal
Hasta hace unos días se decía en la Organización Mundial de Comercio (OMC) que las negociaciones comerciales sobre agricultura estaban estancadas por las diferencias insalvables entre Estados Unidos y Europa. Pero ahora estos dos gigantes han anunciado un acuerdo histórico que permitirá destrabar las negociaciones y asegurar el éxito de la reunión ministerial de Cancún
El 13 de agosto Estados Unidos y la Unión Europea dieron a conocer un documento marco con un acuerdo para desatorar las negociaciones comerciales sobre agricultura. Al día siguiente los encabezados de los principales periódicos estadunidenses y europeos hablaban de un avance espectacular en las negociaciones, y el vocero de la OMC, Keith Rockwell, hasta dijo que el acuerdo había "galvanizado" el proceso de negociaciones de cara a Cancún. ¿Realmente es un avance el acuerdo de Estados Unidos y la Unión Europea? El tema de los subsidios y ayudas a la agricultura es el terreno de prueba más importante. El Acuerdo sobre Agricultura (AA) obligaba a los países desarrollados a reducir aranceles 36 por ciento en promedio para el año 2000, mientras que los países subdesarrollados los reducirían en 24 por ciento para 2004.
Pero los trucos para darle la vuelta a estas obligaciones proliferaron y hoy los subsidios en los países ricos se estiman en 350 mil millones de dólares anuales, mientras que los subdesarrollados apenas pueden destinar a este renglón 27 mil millones de dólares. La hipocresía de Estados Unidos (incrementando los subsidios agrícolas en su farm bill) y Europa (con su política agrícola común disfrazada de compatibilidad con el AA) no tiene paralelo.
El AA clasifica en varias categorías los apoyos a la agricultura. En la caja ámbar se incluyen las medidas de ayuda consideradas como distorsiones para el comercio. Las medidas en este renglón están sujetas a un límite equivalente a 5 por ciento del valor de la producción total en el caso de los países ricos y de 10 por ciento para los subdesarrollados. El acuerdo EU-UE propone reducirlas, pero sin metas cuantitativas o calendarios ese ofrecimiento carece de credibilidad. No hay nada nuevo frente al compromiso adquirido por los países desarrollados al firmarse el AA en Marrakesh, en 1994. La caja azul incluye apoyos directos no ligados a volúmenes de producción. Estos apoyos están permitidos siempre y cuando cubran menos de 85 por ciento de la producción, se realicen sobre áreas determinadas y respeten ciertos parámetros sobre rendimientos. El acuerdo EU-UE no hace más que repetir el texto del artículo 6.5 del AA. Su "concesión" es sugerir un tope general de 5 por ciento del valor de la producción al final de un periodo no especificado. Pero las modalidades de contabilidad siempre han permitido a Estados Unidos y Europa darle la vuelta a estos topes. Por eso sus niveles de ayuda a la agricultura hoy son mayores que los de 1994. A cambio de estas "concesiones", Estados Unidos y Europa quieren beneficios en temas como el acceso a mercados de productos no agrícolas y las reglas de trato especial y diferenciado.
En relación con el acceso a mercados, el convenio EU-UE ofrece esquemas de desgravación que favorecen más a los países más ricos. A cambio presionarán para forzar mayor apertura en los mercados de los países subdesarrollados. Sobre el trato especial y diferenciado (TED) el documento EU-UE es una burla. En la reunión de Doha se decidió fortalecer y afinar las reglas existentes que permiten a los países subdesarrollados recibir trato especial en una multitud de renglones. Este mandato es uno de los más importantes porque la historia misma de las negociaciones comerciales está marcada por la búsqueda de un esquema razonable de trato especial diferenciado para países desiguales. Esa es la raíz del pensamiento de Raúl Prebisch.
En Doha se fijó un plazo para que el Comité de Comercio y Desarrollo (CCD) presentara un informe al consejo general de la Organización Mundial de Comercio. El plazo no se cumplió y al final, el CCD acabó pidiendo al consejo general aclarar el mandato de Doha. Es decir, se regresó al punto de partida. Ahora el documento "histórico" de Estados Unidos y la Unión Europea pretende engañar con una sola frase hueca pidiendo que las reglas del TED se ajusten para una nueva categoría de países: los exportadores netos importantes.
La apertura comercial ha perturbado los sistemas agrícolas en muchas regiones subdesarrolladas. Por eso millones de personas sufren hambre y malnutrición mientras en los países ricos se almacenan 100 millones de toneladas de excedentes de granos (parte de esta producción se está pudriendo por el largo tiempo de almacenaje). Si los países subdesarrollados no reaccionan, destrabar las negociaciones en Cancún será sinónimo de un desastre. Por el momento, este verano hubo una buena cosecha de mentiras en la OMC.
Fuente: La Jornada