Nueve razones para decir NO a la agricultura por contrato con empresas palmicultoras
¿Por qué las y los agricultores campesinos pierden cuando producen para la industria del aceite de palma? Una publicación basada en experiencias de América Latina, África subsahariana y el sudeste asiático.
La cartilla explica cómo funciona la agricultura por contrato con empresas de aceite de palma y por qué este sistema constituye una amenaza para la agricultura campesina y la soberanía alimentaria. La publicación analiza las nueve promesas más comunes que hacen las empresas y, en especial, la información que esconden. Disponible en español, portugués, inglés, francés e indonesio.
El principal objetivo de las empresas de aceite industrial de palma es maximizar sus ganancias. Su estrategia es mantener bajos costos de producción y vender la mayor cantidad de aceite de palma posible. Cuanta más tierra controlen, más aceite podrán vender.
Con el pleno apoyo de gobiernos e instituciones financieras, las empresas palmicultoras han asumido el control de millones de hectáreas. Han destruido y contaminado zonas de pesca, suelos fértiles y bosques. Esta apropiación de tierras comunitarias por parte de las empresas también ha causado violencia hacia quienes viven en y alrededor de las plantaciones, incluyendo abuso y violencia sexual hacia las mujeres. Y los pocos puestos de trabajo que han generado para las comunidades son peligrosos y mal pagos.
Debido a la creciente resistencia a esas concesiones a gran escala, las empresas comenzaron a utilizar distintas estrategias para controlar las tierras comunitarias. Una de ellas es la creación de sistemas de pequeños propietarios o de cultivadores subcontratados. Otro nombre para esto es agricultura por contrato o alianzas con pequeños productores.
Lo que hacen estas empresas es proponer a las y los agricultores campesinos que cultiven palma aceitera en sus tierras y, a cambio, comprar todos los frutos de palma que produzcan. Los gobiernos generalmente apoyan estos sistemas, que se presentan como acuerdos en los que todos ganan. Pero en la realidad son una trampa. Las y los agricultures campesinos acumulan deudas desde el comienzo, pierden la libertad de decidir a quien vender su producción, sufren restricciones para plantar otros cultivos, pierden autonomía y hasta incluso, sus tierras. Estas son algunas de las principales consecuencias para quienes quedan atrapados en la agricultura por contrato. Así lo han demostrado experiencias en América Latina, África subsahariana y el sudeste asiático.
La agricultura por contrato les permite a las palmicultoras expandir el control sobre una mayor cantidad de tierras y aumentar su producción sin ser acusadas de convertirse en terratenientes o de desalojar familias campesinas. Los gobiernos también han comenzado a promover este tipo de mecanismos para evitar los conflictos sociales que se generan al otorgar grandes concesiones a las empresas. La agricultura por contrato también se ha convertido en una táctica de estas empresas para acceder a nuevos fondos, a menudo públicos, de bancos de desarrollo, organismos de ayuda, gobiernos y otros financiadores.
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