"Nuestro camino es resistir en la vida comunitaria y campesina"
Rodolfo González Figueroa es activista y campesino perteneciente al Grupo de Agricultura de Agricultura Orgánica La Ciénega, grupo organizado en el sur de Jalisco, que tiene más de 20 años resistiendo frente a la agricultura extensiva e industrializada. En esta entrevista nos acercamos más a su historia, su filosofía y sus sueños para este 2022.
Jalisco, el estado que se declaró como el gigante agroalimentario de México, al año aplica alrededor de 370 millones de litros de plaguicidas en sus suelos agrícolas, invadidos cada vez más por monocultivos como la caña de azúcar, el aguacate y los berries. En los últimos años la evidencia de que el Valle de Autlán está contaminado por el uso de agrotóxicos se ha vuelto latente.
A continuación un breve recuento.
En junio de 2019 un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Guadalajara (UdeG) reveló la existencia de al menos cuatro tipos de herbicidas (glifosato, 2,4-D, molinato y picloram) en la orina de las niñas y niños de la telesecundaria «Venustiano Carranza», ubicada en la delegación de El Mentidero, en Autlán de Navarro. Dos años después, en octubre de 2021, el investigador experto en manejo de cuencas, Luis Manuel Martínez Rivera, confirmó la presencia de glifosato (herbicida) y malatión (insecticida) en una serie de pozos de agua del municipio que fueron muestreados por él durante una de sus investigaciones en la región.
En aquella ocasión, el doctor también realizó muestreos en el río Ayuquila y documentó que tanto el agua, como los seres vivos que habitan en este ecosistema acuático presentaban en mayor o menor medida algún grado de contaminación por agrotóxicos. Como parte de esa investigación se analizó el tejido de los peces y las heces fecales de las nutrias; en ambos casos se encontraron residuos de pesticidas.
Sin embargo, en contraparte a la destrucción e intoxicación ocasionada por los agrotóxicos y el modelo agroindustrial, en los últimos años han surgido en la región diversos proyectos, colectivos y grupos de personas que se han organizado para resistir desde la agroecología, la sustentabilidad, la defensa de semillas nativas y la soberanía alimentaria, en busca de caminar hacia una vida más digna.
Letra Fría conversó con Rodolfo González Figueroa, activista y campesino perteneciente al Grupo de Agricultura de Agricultura Orgánica La Ciénega, grupo organizado en el sur de Jalisco, que tiene más de 20 años resistiendo frente a la agricultura extensiva e industrializada, para conocer un poco más acerca de su historia, su filosofía y sus sueños para este 2022.
Me gustaría que retrocediéramos un poco en el tiempo y que me cuentes un poco acerca de la historia del Grupo de Agricultura Orgánica de La Ciénega. ¿Cómo nace el grupo?
El comienzo del grupo es por el año de 1996, cuando en La Ciénega se empiezan a hacer algunas prácticas agrícolas y demostrativas para ver los impactos que los monocultivos y los fertilizantes comenzaban a ocasionar en los suelos en aquel entonces, y se hacían algunos estudios de contenido de materia orgánica en el suelo y de la importancia de recuperar el sistema milpa que para los años 90 se comenzaba a perder, debido que a finales de los ochentas, principios de los noventas, se adopta el paquete tecnológico de la agricultura industrial aquí en el municipio como un modelo que supuestamente traería mayor producción y mayores ganancias para los productores. En esas décadas se dejaron de sembrar las semillas nativas; milpa, frijol, jamaica, cacahuate, entre otros cultivos.
Es en los últimos 50 años que un modelo agrícola extensivo e industrializado basado en el uso de químicos y en los monocultivos se impone en el mundo. En México la llegada de este modelo agroindustrial coincide con la instauración del neoliberalismo y otras políticas como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. De acuerdo con una nota realizada por la periodista Daniela Pastrana en Pie de Página, el glifosato, que es el herbicida más usado en el mundo, llegó a México en el año de 1981 con la entrada del modelo de producción intensiva de los agronegocios.
Entonces en 1996 y 1997 se realizan algunas prácticas y algunos campesinos comienzan a revalorar lo que estaban dejando de hacer. Dos años después, en mayo de 1999, el asesor agrícola colombiano Jairo Restrepo visita La Ciénega para dar un curso de tres días, al cual asistieron alrededor de entre 60 y 70 productores de El Limón y otros municipios de la región. Y pues ahí de alguna manera detona el movimiento y la certeza de que recuperar la agricultura orgánica tradicional, con semillas nativas, conocimiento y herramientas locales era lo que debíamos hacer. Y que el modelo que se estaba imponiendo a fines de los 80s y principios de los 90s en el ejido, de tecnología, fertilizantes, maquinaria y monocultivo no era viable.
A partir de ese momento el grupo de campesinos de La Ciénega sigue organizando uno o dos talleres por año relacionados con la aplicación de biofertilizantes, la elaboración de compostas y otros abonos orgánicos como el bocashi. Posteriormente en el año 2003, Jairo Restrepo regresa a La Ciénega a dar otro curso. Para esa ocasión ya lo acompañan más personas y los conocimientos en agricultura orgánica y agroecología cobran mayor fortaleza entre los campesinos; así es como el Grupo de Agricultura Orgánica de La Ciénega se consolida aún más.
Todo grupo tiene un objetivo en común, un camino que seguir. En el caso del Grupo de Agricultura Orgánica de La Ciénega, ¿cuál es ese objetivo?
Pues son muchos objetivos, pero el principal del grupo es tener una vida digna. También defender la vida campesina y el territorio de manera comunitaria; entender que la vida campesina, estar en el campo, sembrar nuestros alimentos también es una forma de desarrollarse de manera humana, totalmente bien. El objetivo pues es vivir bien en estos principios que se incrustan en esta filosofía, en este modo de vida que es complementarnos con la naturaleza, abrazarla como unidad, defender el agua, las semillas, la agrobiodiversidad, reconstruir nuestro territorio y nuestra memoria, y compartir lo que tenemos. Nuestro camino es resistir en la vida comunitaria y campesina.
¿Quiénes conforman el grupo?
El grupo somos una familia; es mi padre, es un amigo, es mi tío, son dos compañeros más de La Ciénega, son las compañeras de Las Comadres con quienes hemos trabajado mucho y siempre nos han apoyado. Entonces podemos decir que el grupo de Agricultura Orgánica de La Ciénega somos alrededor de 10 personas, entre mujeres campesinas, nosotros que somos entre campesinos y asesores agrícolas, y mujeres que también están ahí luchando desde el fogón, haciendo la transformación y comercialización del maíz.
Las Comadres es el nombre como se conoce a un grupo de mujeres de La Ciénega que desde el 2005 se dedica a hacer tortillas de maíz con nopal o chaya. Por más de 15 años estas mujeres han trabajado de lunes a sábado con un horario de siete de la mañana a las tres de la tarde. Ellas elaboran sus tortillas con el maíz orgánico de los productores de La Ciénega, muelen el nixtamal, a mano le dan forma a las tortillas y la cocinan sobre cuatro estufas que funcionan con leña. Además se dedican a hacer galletas de maíz y conservas como calabaza curtida y miel de abeja.
En contraparte a la agricultura industrializada y extensiva que recurre a los agroquímicos y a la explotación de los suelos para producir, ¿qué métodos utiliza o en qué se apoya la agricultura orgánica para cultivar alimentos?
Más que un método o una técnica, es una filosofía; un modo de vida basado en los principios de la sustentabilidad y la memoria campesina. Eso incluye el aprovechamiento de los recursos locales, la innovación campesina, la creatividad, la investigación académica, pero también el rescate de los saberes de los abuelos. Es la práctica constante de «Las» agriculturas, porque así como la milpa es diversa la agricultura también lo es: hay una agricultura que son los huertos familiares y comunitarios, otra agricultura es la del sistema milpa, otra es la de los sistemas intercalados con árboles frutales. Entonces más que en un método nos basamos en conocimiento, experimentación y memoria.
Rodolfo González Figueroa comparte que una parte crucial de la agricultura orgánica es el intercambio constante de conocimientos y experiencias de manera intergeneracional y el diálogo constante de campesino a campesino. Bajo ese principio fue que se originó la Comunidad de Aprendizaje Urbano Campesina de Autlán, iniciativa en la que participa el Grupo de Agricultura Orgánica de la Ciénega, y que precisamente el pasado año 2021 celebró su primer aniversario trabajando en promover las prácticas agroecológicas en la Sierra de Amula.
A lo largo de su primer año de creación, esta comunidad de aprendizaje, que también involucra el trabajo de otros grupos organizados como El Pedregal Agroecológico y los Ecolocos, impartió 10 talleres de temas relacionados con la agroecología, entre los que se cuentan: producción de hortalizas orgánicas, camas biointensivas de cultivo, tipos de siembra, elaboración de abonos orgánicos, bioconstrucción y huertos y semillas nativas.
De manera individual, el Grupo de Agricultura Orgánica de La Ciénega también ofrece servicios de asesoría y acompañamiento para otros campesinos y agricultores de la región. De esta manera han recorrido prácticamente todo el estado visitando instituciones, colectivos, ayuntamientos, juntas intermunicipales, escuelas, comunidades indígenas y ejidos para conversar y compartir conocimientos en torno a la agroecología.
¿En qué consisten estas asesorías y acompañamientos?
Precisamente con estos recorridos hemos generado cierta experiencia en la producción de alimentos sanos, en la regeneración de suelos y en técnicas de producción sustentable. En ese sentido compartimos acompañamientos en el entendimiento de la agroecología como un modo de vida, y facilitamos procesos en la cosecha, almacenamiento y reproducción de semillas, y en la elaboración de biofertilizantes y caldos minerales. También asesoramos a maestros, amas de casa, niños, niñas y jóvenes para crear huertos y espacios saludables, sea en escuelas, patios o áreas comunes. Lo que compartimos lo hacemos también desde el enfoque de la equidad de género, la defensa del territorio, de las semillas y la memoria campesina. No somos expertos, tenemos un poco de práctica y lo que hemos aprendido lo compartimos con mucho gusto en cualquier espacio donde haya voluntad de cambio.
A propósito de la voluntad de cambio, en un país, un estado, una región como la que habitamos, donde la agroindustria ha invadido gran parte del territorio, ¿cuáles son los principales retos que enfrenta la agricultura orgánica?
Un reto fuerte a vencer es la fascinación o enajenación de la sociedad ante un modelo agroindustrial y económico que está desvirtuado de los orígenes y de la esencia de la vida. Las personas tenemos el reto de romper ese paradigma impuesto, por este modelo hegemónico que desde la educación occidental, el marketing y propaganda engañosa, nos ha vendido la idea de que la agroindustria y el progreso es a lo que debemos aspirar.
Otro reto es que las agroindustrias generalmente se acompañan de grandes personajes corporativos que acumulan mucho poder, y es difícil de pronto perpetrar esa situación. Entonces es un gran reto hacer que la agroecología se siga extendiendo, tal y como lo ha hecho la agroindustria. Pero tampoco es el objetivo que la agroecología sea así de extensiva, sino que más bien el reto es que recuperemos la agricultura como un modo de vida, que lo practiquemos en lo cotidiano desde el hogar, en los patios y espacios públicos.
Poco a poco la realidad que se está viviendo en el mundo, desde el cambio climático, las crisis económica y sanitaria, creemos que harán caer en cuenta a la mayoría de la población que el paradigma impuesto es falso, y solo se trata de negocios y mercancías, y que no trata de alimentar a las personas, ni le importa el bienestar social, mucho menos el bienestar ambiental.
Si bien por un lado el año pasado enfrentaron y continúan enfrentando grandes retos, también ocurrieron algunos sucesos que vienen a respaldar y fortalecer el movimiento agroecológico en la región. Por ejemplo, el sábado primero de mayo del 2021, el municipio de El Limón, Jalisco, hizo historia al firmar la declaratoria que oficialmente lo reconoce como el primer municipio agroecológico a nivel nacional, ¿qué significó esto para el Grupo de Agricultura Orgánica de La Ciénega?
Para nosotros la declaratoria es algo que ya se había tardado. Nosotros la habíamos propuesto desde hace 20 años, pero no había existido está coyuntura de coincidir con representantes dispuestos a escuchar y con sensibilidad en el tema. En ese sentido creo que la pandemia favoreció la apertura de la ciudadanía para escuchar la importancia de hacer agricultura orgánica, y esto fue lo que permitió que el Ayuntamiento de El Limón nos diera puerta abierta para compartir todo el trabajo que veníamos haciendo desde el inicio, todo lo que se había logrado y que ya se había constatado en las primarias con algunos huertos y en las parcelas demostrativas.
Además con el contexto de intoxicación en El Mentidero, y más la visita internacional de gente de Argentina, que nos compartieron como ellos en el municipio de Marcos Paz se declararon agroecológicos, se fortaleció mucho la convicción de que el ayuntamiento se inclinara por este modelo, y se declarase agroecológico como un posicionamiento político a favor de la agroecología, y respaldando los veinte años de experiencia del Grupo de Agricultura Orgánica de La Ciénega.
¿Cómo apoyaron ustedes a esta transformación agroecológica en el municipio y la región?
Nosotros estuvimos ahí de manera central compartiendo nuestros testimonios y experiencia con los funcionarios públicos, con el Consejo Municipal de Desarrollo Sustentable, en el cabildo con los regidores, con los maestros de las escuelas y con algunos comisarios. Esto poco a poco permeó para que el primero de mayo de manera colectiva entre las instituciones, grupos independientes y el Grupo de Agricultura Orgánica impulsáramos esta declaración.
¿En qué tiene planeado trabajar el grupo este año? ¿Qué sueña el Grupo de Agricultura Orgánica de La Ciénega para el 2022?
Ya tenemos en perspectiva algunas actividades. La primera es queremos hacer algo en función a la campaña nacional de sensibilización sobre el decreto de la prohibición del uso del glifosato en la agricultura mexicana; aquí en el municipio planteamos realizar una campaña municipal de sensibilización en todas las comunidades, escuelas y ejidos, hablando con todo los habitantes sobre la importancia de este decreto, sobre lo fundamental que es continuar no solo desde la narrativa, sino también en la práctica haciendo agroecología.
Otra es que ya queremos consolidar la Red Agroecológica Autlán- El Limón- El Grullo. Lo que ya es seguro también es que seguro vamos a hacer el Tercer Festival de las Semillas y los Frutos Nativos en El Limón, por ahí en el mes de mayo.
Otro sueño es que para este 2022 podamos tener ya en todas las escuelas del municipio un huerto, y también un huerto comunitario en cada una de las comunidades. Así como seguir fortaleciendo las parcelas demostrativas y diversificando los sistemas productivos en el municipio. También queremos crear un Consejo de Agroecología de Jóvenes, intergeneracional en realidad, así como ya tener en el Ayuntamiento una Dirección de Agroecología y Soberanía Alimentaria, y un Reglamento Municipal de Agroecología.
Fuente: Letra Fría