Novedades sobre transgénicos. Boletín N° 527 de la RALLT

Idioma Español

China aprobó tres sojas transgénicas y un maíz de argentina; Río Cuarto: investigadores descubren daños genéticos en familias que viven a mil metros de las fumigaciones; Paraguay: Monsanto habría ganado gs. 15.000 millones con algodón transgénico; México: exigen a peña nieto impedir cultivo de maíz transgénico y apostar por variedades nativas destacado. Boletín de la Red por una América Latina Libre de Transgénicos N° 527

RED POR UNA AMÉRICA LATINA LIBRE DE TRASNGÉNICOS BOLETÍN 527

Argentina:

CHINA APROBÓ TRES SOJAS TRANSGÉNICAS Y UN MAÍZ DE ARGENTINA

RÍO CUARTO: INVESTIGADORES DESCUBREN DAÑOS GENÉTICOS EN FAMILIAS QUE VIVEN A MIL METROS DE LAS FUMIGACIONES

Paraguay:

MONSANTO HABRÍA GANADO GS. 15.000 MILLONES CON ALGODÓN TRANSGÉNICO

México:

EXIGEN A PEÑA NIETO IMPEDIR CULTIVO DE MAÍZ TRANSGÉNICO Y APOSTAR POR VARIEDADES NATIVAS DESTACADO

Notas desde la industria:

Argentina: GROBOCOPATEL. "LA DEKADA GANADA"

 

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CHINA APROBÓ TRES SOJAS TRANSGÉNICAS Y UN MAÍZ DE ARGENTINA

Buenos Aires , 9 de Junio de 2013

Fue en un encuentro entre Norberto Yauhar y su par de China, Han Chang Fu. Las sojas son resistentes a la imidazolidonas y al gufosinato y el maíz el 1161. “Es una de las noticias más importante para el país en términos de comercio exterior de los últimos tiempos”, dijo el ministro de Agricultura.

El ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Norberto Yauhar, informó hoy que la República Popular de China aprobó tres sojas transgénicas y un maíz, que incluyen la soja RR2BT, una soja resistente a las Imidazolidonas, una resistente al glufosinato y el maíz 1161.

Lo hizo al término de un encuentro mantenido con su par chino, Han Chang Fu, durante la jornada inicial del Primer Foro de Ministros de Agricultura entre China y América Latina, que se realiza en el país asiático.

Al respecto, Yauhar expresó que: “Es una de las noticias más importante para el país en términos de comercio exterior de los últimos tiempos”, y agregó que “el Ministro chino nos acaba de confirmar la aprobación de todos los eventos de maíz y de soja que teníamos pendientes, incluida la Intacta de Monsanto”.

Estos nuevos eventos permitirán producir y comercializar nuevos productos como estas tres variedades de soja y una de maíz que derivarán en significativos beneficios para la cadena productiva argentina.

Asimismo, el funcionario nacional confirmó la compra por parte de China del primer barco de maíz argentino, lo que implica la venta de las primeras 60.000 toneladas de este cultivo a través de una empresa privada nacional.

“En la próxima campaña ya vamos a poder estar utilizando estas semillas aprobadas y obviamente podremos comercializar más producción”, manifestó el jefe de la cartera agropecuaria nacional.

Por otra parte, en el marco de este foro internacional de agricultura, ambos funcionarios analizaron la relación bilateral, las oportunidades de inversión y comercio, y los estudios de factibilidad para construir zonas de desarrollo y procesamiento de productos agrícolas.

Al respecto Yauhar expresó que “se hizo una revisión de todos los programas que estamos llevando adelante.

En la mañana de hoy tuvimos una muy buena reunión con el vicepresidente del Banco de Desarrollo de China y todo su equipo con miras a futuros emprendimientos”.

El funcionario argentino adelantó que la entidad bancaria “está de acuerdo en acompañarnos en un proyecto que estamos presentándoles para reconvertir un millón de hectáreas alternativas a través de la aplicación de nuestros equipos de riego y toda la tecnología para que comiencen a ser productivas.

Para ello estaremos presentándole al Banco de Desarrollo de China un programa del que a priori hemos interiorizado al ministro Han Chang Fu, que dio su aval para que podamos seguir adelante con el proyecto”.

Fuente: www.lapoliticaonline.com

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Argentina:

RÍO CUARTO: INVESTIGADORES DESCUBREN DAÑOS GENÉTICOS EN FAMILIAS QUE VIVEN A MIL METROS DE LAS FUMIGACIONES

2 Junio 2013

Esas personas sufren el mismo deterioro que quienes están a 300 metros de los campos. Así lo revela un estudio de la UNRC realizado en Marcos Juárez.

Los últimos resultados de la investigación sobre el impacto de los agroquímicos en la salud que llevan adelante los biólogos de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC), Delia Aiassa y Fernando Mañas, resultan alarmantes.

Los análisis que los investigadores realizaron en la localidad de Marcos Juárez el año pasado revelaron que las familias que viven a mil metros de las fumigaciones poseen el mismo daño genético que quienes habitan a 300 metros de los campos. Debido a las fumigaciones, ambos grupos tienen más riesgo de sufrir abortos espontáneos, malformaciones y cáncer que el resto de la población.

El descubrimiento reabre el debate sobre la legislación vigente en la provincia y el país respecto a la aplicación de agroquímicos. Incluso, pone en duda la efectividad de las ordenanzas sancionadas en los últimos años en distintos municipios cordobeses, ya que la mayoría de estas normativas alejaron las fumigaciones a mil metros de las zonas urbanas.

“No encontramos diferencias, el riesgo es exactamente el mismo”, explicó Aiassa en relación al daño genético detectado en los dos grupos de familias de Marcos Juárez que fueron estudiados. Lo llamativo es que uno de los grupos vive a entre 800 y 1000 metros de las zonas pulverizadas y el otro a sólo 300 metros de los campos. Sin embargo, ambos sufren por igual los efectos tóxicos de los plaguicidas.

En concreto, explicaron los responsables del estudio, el daño encontrado en el material genético aumenta las posibilidades de padecer enfermedades de gravedad, ya que si no es reparado o eliminado por el organismo, quien lo padece puede sufrir abortos espontáneos, malformaciones en su descendencia o contraer algún tipo de cáncer. De hecho, estas son las enfermedades más comunes que vienen detectando desde la Red de Médicos de Pueblos Fumigados.

LAS POBLACIONES

La investigación de la UNRC se denomina “Evaluación del nivel de daño en material genético en grupos humanos expuestos a agroquímicos y sus implicancias en educación y legislación” y comenzó a desarrollarse en el año 2006. Desde aquel momento hasta ahora, el estudio fue abarcando a distintos grupos de poblaciones y alcanzando importantes resultados.

En una primera etapa, el estudio se basó en analizar el material genético de los aplicadores de agroquímicos, encontrando importantes daños en sus células. Luego, los investigadores decidieron estudiar a las personas que viven en cercanías de las tierras pulverizadas.

“Hemos trabajado en Las Vertientes, en Marcos Juárez, en los alrededores de Río Cuarto, Saira, tenemos algunas muestras de Rodeo Viejo, de Alcira Gigena”, enumeran los profesionales. Pero agregan que lo significativo no son estas localidades en particular sino la característica que comparten y que se repite en tantas otras: el hecho de estar rodeadas de campos fumigados.

Su último trabajo fue justamente el análisis de las muestras tomadas en Marcos Juárez durante el año pasado, cuyos resultados aún no han sido publicados y recién se están dando a conocer.

En ese marco, Aiassa relató que lo más significativo de este estudio es que tanto las familias que viven a 300 metros de los campos como aquellas que están a un kilómetro de distancia poseen el mismo daño en sus genes.

“Si comparamos el grupo de 300 metros o el grupo de 800 metros a 1000 metros con el grupo de referencia que estábamos utilizando -que son personas con las mismas características pero que viven mucho más alejados- hay un aumento significativo de ese valor de daño”, explicó.

Y agregó que, dada la fisonomía de la localidad de Marcos Juárez, las muestras de referencia no pudieron tomarse en la misma ciudad porque todos sus pobladores se encuentran, como máximo, a mil metros de las fumigaciones. “Eso es lo que creo que es significativo: es una población que está expuesta a contaminantes”, dijo.

Además, la investigadora explicó que todas las personas que son estudiadas deben cumplir con un protocolo, aprobado por un Comité de Ética para eliminar factores de confusión en los resultados. “Tienen que cumplir ciertas características para que nos acerquemos lo más posible a un diagnóstico que tenga que ver directamente con el plaguicida y no con otra sustancia contaminante a la que pueda estar expuesta esa persona”, precisó.

En base a ello, afirmó que los daños genéticos detectados se deberían a la cercanía con las fumigaciones a las que están expuestos estos grupos, más aún si se tiene en cuenta que tanto en Marcos Juárez como en el resto de la provincia de Córdoba se pulveriza entre seis y ocho meses al año. (el puntal)

Mensaje enviado por: Lic. Silvana Bujan

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Paraguay:

MONSANTO HABRÍA GANADO GS. 15.000 MILLONES CON ALGODÓN TRANSGÉNICO

Por Miguel Méndez Pereira ⋅ Junio 5, 2013

Mientras unos 30 mil campesinos quedaron endeudados. Miguel Lovera, ex presidente del Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (SENAVE), revela razones y datos del fracaso de la campaña algodonera desarrollada en base a semillas transgénicas.

Las variedades de semillas de algodón transgénico autorizadas por el gobierno de Federico Franco, y promovidas ampliamente por el mismo y la Unión de Gremios de la Producción, fueron un rotundo fracaso. El mandatario había defendido de manera férrea las semillas habilitadas a la multinacional Monsanto tras el golpe parlamentario, llegando incluso a vaticinar que gracias a los transgénicos “el paraguayito va a tener también su TV plasma, la antena parabólica y va comenzar a sentir los beneficios de su trabajo”. Sin embargo, se estima en un 50% la disminución en la zafra del algodón con respecto al año anterior. Sobre esto hablamos con Miguel Lovera.

¿Por qué fracasaron las semillas transgénicas de algodón?

En realidad las pérdidas son masivas, en realidad que lo que vendieron era solo la semilla y no todo el paquete tecnológico. Esa es la clave del fracaso en base a la teoría de aplicación de ese paquete tecnológico.

También el fracaso se debe a que son semillas totalmente extrañas a nuestro medio, son organismos no adaptados a las condiciones climáticas, agronómicas y biológicas que tienen nuestras variedades a lo largo de la historia. Ahí ya se empezó a desperdiciar ese gran potencial que traían las variedades nativas sobre las transgénicas.

Las variedades nativas son realmente buenas, producen una fibra de las mejores del mundo y de América. Son variedades sumamente rústicas, resisten el stress hídrico, toleran mejor el ataque de la bacteriosis (la famosa “enfermedad azul”), tienen requerimientos sumamente modestos en cuanto a fertilidad de suelo y aparte tienen un hábito de crecimiento que favorecen al manejo que le dan las familias campesinas. El tamaño de la planta es mediano, para no agacharse. Cosas así, que uno a la distancia las considera superfluas, pero que a la hora de ensuciarse las manos es sumamente importante para el productor.

Se reemplaza eso por una variedad que en realidad es producto de la biopiratería de mucho material genético desviado de nuestros campos y de nuestro sistema formal de fitomejoramiento, que se convierte en una variedad protegida. Y por sobre todo se aleja más de nuestras manos, al convertirse en una variedad transgénica está protegida por una patente, en base a otras legislaciones.

Se queda el campesino atrapado y la opinión pública entre la propaganda y la presión del sector oficial, aliado de las transnacionales y enemigos de la cultura campesina. No solo aliados de las transnacionales sino que abierta y aviesamente orientados hacia el desplazamiento de una cultura campesina, considerada retrógrada o no lo suficientemente productiva para el nivel de ambiciones de nuestros jerarcas políticos y burocráticos del momento. Entonces se decide el sacrificio de toda una cultura campesina, no solo de un rubro, básicamente la cosa es “deshagámonos de esta gente que no produce mucho remplacémosla por estos empresarios y esta tecnología que sí produce mucho.”

¿Cuántas fueron las semillas transgénicas de algodón que se vendieron?

Oficialmente se importaron 60 mil bolsas. Con toda la propaganda que se hizo muchos empresarios con su “iniciativa privada” y su falta de escrúpulos han traído muchas bolsas de contrabando, se estiman unas 40 mil bolsas. De todas esas bolsas el fracaso ha sido masivo. Muchos campesinos dicen ‘yo pagué 400 mil o 500 mil por mi bolsita’ que da para una hectárea, y salió el 10% o no germinó en absoluto, o se tumbaron todas poco después de la primera germinación o no aguantaron la primera sequía.

¿Tenés una idea de cuánto ganó Monsanto con esas semillas?

Yo le calculo que por lo menos la mitad de lo que había costado cada bolsa. El precio que me dan los compañeros de las organizaciones es que la bolsa se vendía entre 400 y 500 mil guaraníes, entonces tendríamos alrededor de 15.000 millones, contando solo las que se importaron de manera oficial.

Legalmente tenemos que se sembró entre 60 y 70 mil hectáreas. Eso es lo legal. Pero según denuncian las organizaciones campesinas se habrían cultivado con semillas de contrabando unas 40 mil hectáreas. De esas casi el 90% fracaso.

¿Cuantos fueron los campesinos afectados por esta perdida algodonera?

Las organizaciones campesinas hablan de 30 mil campesinos que quedaron endeudados.

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México:

EXIGEN A PEÑA NIETO IMPEDIR CULTIVO DE MAÍZ TRANSGÉNICO Y APOSTAR POR VARIEDADES NATIVAS DESTACADO

por Servindi

Sábado, 08 de Junio de 2013 23:13

La Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC) en México, país que se constituye como el mayor importador de trigo de Estados Unidos, exigió al presidente Enrique Peña Nieto negar definitivamente los permisos de siembra comercial de maíz transgénico de Monsanto.

Esto luego de conocerse la decisión de Japón de anunciar la cancelación de las compras a futuro del trigo blanco y el de ración, al hacerse público el hallazgo de trigo transgénico en una hacienda del estado de Oregón en Estados Unidos.

La Unión Europea anunció por su parte la intensificación de sus verificaciones.

La noticia caló fuerte en el mundo agrícola ya que el cultivo de trigo transgénico con fines comerciales no está permitido en ninguna parte del mundo.

Luego de las respectivas pericias se supo que el trigo no autorizado resultó ser una cepa desarrollada hace más de una década por Monsanto y abandonada ante la oposición mundial al trigo transgénico. Las pruebas finales en terreno de dicha variedad habían concluido en 2005.

El descubrimiento hecho por el dueño de la hacienda que dio cuenta de la variedad de trigo por ser resistente a poderosos pesticidas ha sido considerado por el amplio sector que se opone a los transgénicos como una evidencia más de que este tipo de cultivos no se puede controlar.

Conocido el hallazgo, la ANEC, a través de un comunicado, exigió al mandatario Enrique Peña Nieto y a las secretarias que forman parte de la Comisión de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados –Sagarpa, Semarnat y Salud– negar definitivamente los permisos de siembra comercial de maíz transgénico.

Como es conocido, el régimen anterior autorizó cultivos a cielo abierto de maíz transgénico en fase experimental y piloto. Monsanto fue uno de los beneficiados con estos permisos precisamente con un millón de hectáreas en Sinaloa y Tamaulipas, en el norte del país.

Al parecer aquellos permisos cedidos en el 2012 caducaron este año. Sin embargo, Monsanto no dejó pasar la oportunidad de solicitar nuevas autorizaciones, esta vez en los estados norteños de Chihuahua, Coahuila y Durango.

La ANEC se pregunta por qué en México el gobierno federal bajo la presión y el chantaje de Monsanto busca imponer la siembra y consumo de maíz transgénico, siendo que el maíz es el principal alimento.

“Somos centro de origen y diversificación y es el cultivo principal de millones de productores y sus familias”, explica en el comunicado.

Por todo ello, piden, en cambio, se anuncie y ponga en marcha un Programa Nacional para la Autosuficiencia Maicera con base en maíces nativos e híbridos convencionales y una estratégica integral de inversión, investigación aplicada, financiamiento, asistencia técnica y transferencia tecnológica.

Asimismo, solicita la organización local de productores, precios remunerativos, certidumbre en la comercialización, administración del comercio exterior del maíz, compras gubernamentales para pequeños y medianos productores, reserva pública de maíz, entre otras demandas.

Sobre el hallazgo en Oregón, Monsanto minimizó lo ocurrido señalando que se trata de unas pocas plantas mutantes, más aún cuando en EE.UU. se plantan aproximadamente 23,5 millones de hectáreas con trigo.

La gigante de la manipulación genética de semillas y de los pesticidas cuenta con ingresos anuales de 56 mil millones de dólares y vende cada año solo en sus variedades exclusivas por un valor de 13 mil 500 millones de dólares.

El hallazgo del trigo mutado podría tener un impacto a largo plazo sobre las perspectivas de exportación estadounidenses, en momentos en los que se espera una producción global sin precedentes.

Fuente: Servindi

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Notas desde la industria: Argentina

GROBOCOPATEL. "LA DEKADA GANADA"

Germán Mangione (SURSUELO, especial para ARGENPRESS.info)

Su presidente y cara visible se autodefine como un “sin tierra”, habla de una revolución agraria encabezada por los pooles de siembra y “el conocimiento”, y defiende la sojización asegurando que trae más beneficios que prejuicios. Una mirada sobre el Grupo Los Grobo, uno de los grupos empresarios que más creció en el campo durante el kirchnerismo y que comparte su visión del granero de China. Los Grobo inició sus actividades a mediados de los ‘80, en Carlos Casares, provincia de Buenos Aires, principalmente en la producción de granos. En ese momento la estructura operativa consistía de 3.500 hectáreas de campo, una pequeña oficina, un camión y cuatro empleados.

A partir de los años ‘90, la empresa modificó su estrategia y comenzó a establecer redes con productores y proveedores permitiéndole crecer en escala. A fines de esa década, de la mano de Gustavo Grobocopatel, la empresa se plegó a “la revolución técnica” operada en el agro, con la hipertecnificación de la producción. Como forma de esquivar las crisis que por finales de los ‘90 golpeaba a la Argentina, el grupo diversificó sus inversiones ingresando a varios países de la región. Comenzó a participar en Uruguay en sociedad con ADP, en Paraguay como Tierra Roja, en el negocio de harinas de trigo adquiriendo Molinos Cánepa, y en Brasil, en sociedad con PCP, adquiriendo y conformando diversas empresas, como por ejemplo CEAGRO.

El Grupo Los Grobo se autodefine en la actualidad como una empresa de producción y procesamiento de granos pero, fundamentalmente, es un grupo de prestación de servicios. Se orienta hacia la oferta de servicios de producción, acondicionamiento de mercaderías, logística, comercialización de granos y agroinsumos, servicios y asesoramiento financiero, información, manejo del riesgo, asesoramiento técnico y asesoramiento en gestión.

En el ‘94 Los Grobo sembraron 70 mil hectáreas y tenían 5.000 propias. Hoy su director se autodefine (casi cínicamente) como “un sin tierra”. Al igual que varios de los actores que en la actualidad dominan los agronegocios en nuestro país y nuestra región, el grupo empresario de Carlos Casares, vio la posibilidad de generar ganancias en el agro sin invertir ni correr los riesgos que implica la propiedad de la tierra.

En entrevista con el portal plazademayo.com, Gustavo aseguraba: “Se puede hacer producción sin capital porque te lo prestan. Se puede hacer producción sin trabajo porque lo tercerizás. Sin tierra, sin capital, sin trabajo. Podés hacer producción sin nada. Sin nada, no: lo único que necesitás es el conocimiento. Si vos tenés conocimiento, podés hacer un business plan y te prestan la plata. Si vos tenés conocimiento, podés convencer a este dueño de la tierra de que te la alquile. Si vos tenés conocimiento, podés desarrollar tus proveedores, que te hacen el trabajo por vos”.

Los Grobo explota hoy unas 280 mil hectáreas, asegura que no posee tierras propias, pero sí individualmente sus socios. No como grupo empresario. Centralmente explota campos ajenos en arriendo, aporta productos y servicios: semillas y fertilizantes.

La facturación anual de Los Grobo es de 900 millones de dólares en total. Entre el 40 y el 45% es en la Argentina, un 40% en Brasil y cerca de un 15% en Uruguay. Paraguay en menor medida. Actualmente estudian su ingreso a Colombia.

Una “déKada” ganada

En las últimas semanas, algunas declaraciones y movimientos financieros del Grupo despertaron en la prensa especializada las más variadas hipótesis sobre el futuro de las inversiones de Los Grobo en la Argentina. Luego de las declaraciones de su gerente el último 23 de mayo en el Primer Encuentro de Agronegocios Argentino-Brasileño, organizado por la Embajada de Brasil, la Cámara de Comercio Argentino-Brasileña y el Grupo Brasil, en las que Grobocopatel criticara la política agraria local al asegurar que “en la Argentina estamos secos por pagar 80% de impuestos”, se encendieron varias luces de alarma.

Sin embargo, y a pesar de las especulaciones, desde el Grupo y desde el gobierno argentino aseguran que no habrá desinversión en el país. Y en estos días se anunció también la compra de la firma Agrofina con un plan por 400 millones de pesos para desarrollar agroquímicos en el país. Y es que más allá de los chisporroteos mediáticos, las declaraciones altisonantes o la antigua retórica anti soja del gobierno nacional (hoy prolijamente silenciada) y las posiciones encontradas durante la crisis agraria del 2008, varios son los puntos de convergencia entre la política y los objetivos de ambos.

El crecimiento del grupo en la última década es una clara muestra de que en Argentina se puede hablar mal de la soja pero generarle espacio para fabulosas ganancias a quien la siembra, y también se puede ser un empresario que critica al gobierno que le permitió generar esas fabulosas ganancias.

La empresa de Los Grobo se configuró como el estandarte de la “nueva ruralidad”, una ruralidad vinculada a los avances científicos y a la hipertecnificación de la producción que fue creciendo en facturación e influencia a partir de la segunda mitad de la década del ‘90, pero que dio un salto en la última década con la expansión del boom sojero. Las mas de 60 mil hectáreas cultivadas en el país en la última campaña, una capacidad de acopio de mas de 1.600.000 toneladas y una facturación que rondó los 600 millones de dólares sólo en Argentina, hacen pensar que la sociedad gobierno-agronegocios tiene cuerda para rato.

La facturación del grupo pasó de 96,7 millones de dólares en 2003 a 1305,3 en 2012. Si bien esa es la facturación total de todas sus inversiones desperdigadas por el Mercosur, Argentina sigue representando como en el comienzo del negocio el mayor porcentaje de ganancias.

También durante estos años el grupo ha sabido aprovechar los “incentivos” gubernamentales. El caso más significativo es el creado por el gobierno destinado a otorgar compensaciones a operadores que vendan productos derivados de trigo, maíz, girasol y soja en el mercado interno, de forma de abastecer la demanda y el consumo del mismo. A través de la División Molinos, se comercializa harina tipo 000 para consumo masivo conforme la política de precios impulsada por la Secretaria de Comercio Interior y accediendo al derecho de compensaciones por el trigo molido para producción de harina.

El conocimiento como commodity

“La verdad es que con el Ministerio de Ciencia y Tecnología he tenido una excelente relación, con muy buenos resultados”, aseguró en entrevistas a la prensa Gustavo Grobocopatel. Y es que este es otro de los puntos de unión de intereses entre el gobierno y Los Grobo. En cada reportaje brindado por el ingeniero agrónomo devenido en empresario se encarga de remarcar que a diferencia de lo que ocurría con la producción años atrás, hoy el principal agregado de valor es el conocimiento.

En ese marco, llegó a afirmar que los pooles de siembra y los productores sojeros están protagonizando una “revolución agraria” sólo comparable con la Revolución Industrial inglesa. Esta sociedad estado-agroempresarios tiene su expresión concreta en instituciones como el INDEAR, centro de investigación tecnológica ubicado en Rosario que une a científicos del CONICET y a la Universidad Nacional del Litoral con empresarios del agro en la búsqueda de mejoras biotecnológicas que permitan aumentar los rindes y, por supuesto, las ganancias.

En esta visión, el Estado aporta el conocimiento y la preparación de los científicos y los empresarios el capital para la investigación. Y los resultados también se reparten, como en el descubrimiento del HB4, la construcción genética que permitió crear semillas resistentes a la sequía. Allí se generaron regalías para el CONICET y la UNL y la concesión del uso y la explotación del descubrimiento por 20 años a Bioceres, la empresa de investigación liderada por Grobocopatel.

Sin embrago, muchos científicos cuestionan ese modelo de asociación. Y es que tras estas sociedades lo que se oculta es el debate de dos ideas contrapuestas. Por un lado, el relato exitista y de progreso que pregonó la presidenta en la apertura de la asamblea legislativa del año pasado centrada en la idea de la exportación de conocimiento, una especie de commodity intelectual que, como en el caso de los naturales, parece orientarse en torno a las necesidades de las grandes potencias compradoras, dejando para nuestro país a lo sumo regalías o ingresos por su exportación.

“Son científicos argentinos que lo han patentado -patente argentina (aplausos)- asociados con una empresa argentina que acaba de firmar un joint venture con una empresa de origen estadounidense para la explotación a nivel mundial de este descubrimiento que puede reportarle al CONICET en términos anuales, considerando únicamente el mercado interno, algo así como 95 millones de dólares de regalías a partir de su explotación que se desarrollará en los años 2014 y 2015”, anunciaba Cristina. Una visión que comparten los socios privados del INDEAR, como afirmaba la cabeza visible del grupo económico Los Grobo: “Argentina exportará conocimientos y participará de una mega construcción colectiva donde la ciencia y los agronegocios ofrecen nuevas soluciones a los problemas de la humanidad”.

Todos los caminos conducen a Beijing

Finalmente, hay una visión que termina uniendo al “rey de la soja” con la región y principalmente con la Argentina, o mejor dicho con el modelo de país que hoy lleva adelante la Argentina. En cada declaración o análisis, de los muchos que gusta hacer en conferencias o notas periodísticas Gustavo Grobocopatel, siempre se encarga de remarcar el rol que él cree que debe tener América Latina en el concierto mundial de naciones y que podría resumirse en su frase: “Este modelo sólo corre peligro si se mueren 500 millones de chinos”. Y es que la alianza, que él denomina natural, con el gigante asiático es el punto más álgido donde sus intereses convergen con los del modelo económico de Argentina, pero también del resto de los países del Mercosur. La idea del granero del mundo parece haberse achicado hasta la de ser el granero de China. Y, paralelamente, el receptor de sus manufacturas. Casi una reedición de la relación con la Gran Bretaña compradora de carnes y vendedora de manufacturas de principios del siglo pasado. Si bien, al igual que la presidenta, una y otra vez el líder de Los Grobos repite la necesidad de generar cadenas de valor que despeguen a nuestros países del fenómeno de la primarización de las economías en donde sólo se exportan commodities, los números parecen correr en otro sentido.

El comercio total entre China y América Latina aumentó de 2011 a 2012 un 8%, llegando a 255,496 millones de dólares. Las exportaciones chinas, principalmente manufacturas, a América Latina crecieron 11% a 131,042 millones de dólares, mientras las exportaciones latinoamericanas, granos o sus derivados, hacia China aumentaron 5% a 124,454 millones de dólares. Cuando la presidenta Cristina Fernández anunció el lanzamiento del Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial 2020 que pretende entre otros objetivos llevar la cosecha de granos de 157 millones de toneladas frente a los 100 millones actuales, seguramente Gustavo se frotó las manos, pensando en los negocios por venir. Consultado sobre el tema declaró: “Estamos todos con una expectativa positiva, porque por primera vez un presidente habla sobre esta visión. Ninguno lo había hecho antes. Menem nunca mencionó la palabra ‘soja’. Entonces, a lo mejor es una nueva etapa que lo que hace es facilitar que este proceso ocurra”.

Y, en ese sentido, parece marchar la política argentina. Recientemente en su visita a Beijing, el titular de la cámara de diputados Julián Domínguez explicaba que “desde el 2003, con Néstor Kirchner y luego con la presidente Cristina de Kirchner, Argentina ha preparado toda la infraestructura para darle al intercambio bilateral la profundidad y la dinámica que amerita un socio tan importante como China”. Y aseguraba que “Argentina aspira a producir 160 millones de toneladas de cereales y oleaginosas en 2020, y a profundizar el estándar de protocolo que nos permita una rápida autorización de los mismos para entender los eventos genéticos y biotecnológicos en ambas naciones”.

“Hay un gobierno que está alineado y la oposición en general también está alineada”, llegó a declarar Grobocopatel, consultado sobre el anuncio del Plan Agroalimentario y su intensión de intensificar la producción granaria, principalmente sojera en la Argentina de los próximos años. Y no parecía estar muy errado. No sólo el kirchnerismo peregrina a Beijing, como quien peregrina a la nueva meca de la economía global en busca de nuevos negocios y del estrechamiento de la relación comercial.

El primer ministro chino Li Keqiang recibió al presidente de la Cámara de Diputados y a una delegación de legisladores del Frente para la Victoria (FPV), la Unión Cívica Radical (UCR), Propuesta Republicana (PRO), Frente Amplio Progresista (FAP) y el Frente Peronista, a la que aseguró que la Argentina tiene “un enorme potencial en materia agropecuaria y alimentaria”.

Es entendible que el Plan Estratégico Agroalimentario le resulte al empresario Grobocopatel un anuncio “positivo”. El líder de los Grobo parece entender que la política agraria va mas allá de “las discusiones para la tribuna”, y que en esta idea de la soja como producto estrella vinculada al mercado chino pocas diferencias hay entre los que dirigen la política desde el oficialismo o desde la oposición. Grobocopatel parece tener asegurada otra década ganada, esté sentado quien esté sentado en el sillón de Rivadavia los próximos 10 años.

RALLT

Temas: Transgénicos

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