Mujeres y pobreza de tiempo en Chile
En este estudio, definimos una línea de pobreza de tiempo de 67,5 horas semanales de trabajo remunerado y no remunerado, considerando estándares básicos de ocio y autocuidado.

Esta investigación tiene como objetivo analizar las relaciones desiguales que se viven en el interior de los hogares, poniendo el foco en la organización diferenciada de actividades y en el uso del tiempo dentro de las unidades domésticas. El informe busca comprender las dinámicas de desigualdad y empobrecimiento desde una perspectiva temporal, con énfasis en la división sexual del trabajo, los roles de género y las tareas tradicionalmente asociadas a lo “femenino”. Se plantea que la relación entre desigualdad, empobrecimiento y tiempo es crucial para leer de manera multidimensional las distintas formas de discriminación que enfrentan especialmente las mujeres dentro del entramado social. Uno de los aspectos clave que aborda esta investigación es la pobreza de tiempo, un fenómeno que, a menudo, se oculta bajo la noción de “conciliación” de la vida laboral y familiar. Este concepto, lejos de ofrecer una solución, perpetúa la explotación de las mujeres, quienes, al ser las principales responsables de la reproducción social, se ven forzadas a asumir una carga excesiva de trabajo dentro y fuera del hogar. En este contexto, resulta fundamental visibilizar la pobreza de tiempo mediante indicadores claros que permitan medir y reconocer cómo la organización del tiempo refuerza las desigualdades estructurales de género y cómo estas son útiles para la acumulación del capital.
Contar con indicadores precisos de pobreza de tiempo es esencial para dimensionar la magnitud de este problema, ya que permite visibilizar cómo el tiempo de las mujeres se distribuye de manera desigual entre las tareas de cuidado, el trabajo remunerado y las labores domésticas no remuneradas. Estos indicadores proporcionan una herramienta clave para analizar la división sexual del trabajo, evidenciando cómo el tiempo de las mujeres se ve comprimido por las expectativas sociales y económicas que recaen sobre ellas. La importancia de estos indicadores radica en que permiten reconocer la pobreza de tiempo como una forma de discriminación económica y social. En lugar de considerar el tiempo como un recurso homogéneo, se debe abordar la desigualdad en la distribución de este, reconociendo cómo las mujeres, en particular, están sometidas a una presión constante para cumplir con múltiples responsabilidades. La visibilización de este fenómeno es fundamental para promover políticas públicas que distribuyan equitativamente las tareas de cuidado y que reconozcan el trabajo no remunerado, contribuyendo a la equidad de género en todos los ámbitos de la vida social y económica.
En este sentido, los hogares deben ser entendidos como unidades productivas, constituyendo un eslabón clave en las cadenas de valor y acumulación del capital. La organización del tiempo dentro de estas unidades domésticas está diseñada para sostener el sistema capitalista, donde las mujeres son quienes asumen la mayor parte del trabajo no remunerado, al mismo tiempo que deben suplir las tareas que los hombres no asumen. La incorporación de indicadores de pobreza de tiempo permite cuestionar esta distribución desigual, visibilizar las injusticias que conlleva y avanzar hacia un cambio estructural en la forma en que se organiza el tiempo y el trabajo dentro de la sociedad. En la primera parte de informe se plantean las líneas gruesas del análisis de la pobreza de tiempo, su relación con la división sexual del trabajo y los mecanismos de expolio que tiene el capital con las actividades no remuneradas realizada principalmente por las mujeres. En segundo lugar se explica la metodología para la medición de la pobreza de tiempo y la construcción de su indicador. Así mismo se caracteriza la tipologías de hogares que se utilizaron para la realización del análisis. En tercer lugar, se profundiza en los análisis y hallazgos del informe. Se caracteriza la pobreza de tiempo según Carga Global de Trabajo a través de diferentes categorías, como sexo, tipo de hogar y ciclo de vida familiar. Queda en evidencia que en cualquier categoría de análisis o cruce que se pueda realizar son las mujeres las que tienen una mayor carga de trabajo total y una mayor cantidad de horas dedicadas al trabajo doméstico. Lo que las expone a ser pobres de tiempo a lo largo de toda su vida.
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Fuente: Fundación Sol