Mujeres feministas en lucha por la soberanía alimentaria en Caaguazú, Paraguay
En el Departamento Caaguazú de Paraguay se conformó la Asociación de Mujeres Campesinas y Populares (Amucap) entre 2015 y 2016. Es una organización de mujeres campesinas e indígenas feministas que producen alimentos sanos, en un territorio que se encuentra en disputa frente a la territorialización del capital a partir de la ampliación de la frontera agrícola del agronegocio con un importante acaparamiento de extensas hectáreas destinadas a la producción de monocultivos de soja transgénica.
Este artículo forma parte de la revista Biodiversidad, sustento y culturas #112
Esta asociación nació a partir de experiencias organizativas de mujeres campesinas e indígenas.1 Se define como “una organización popular, con conciencia de las desigualdades de clase y género que perjudican a todas las personas. Apuestan por la democracia, solidaridad y unidad del sector popular en defensa de los derechos e intereses del sector campesino para la construcción de una sociedad solidaria y con justicia social”. (Amucap, 2019)2
En la práctica cotidiana de resistencia y lucha por la soberanía alimentaria de las mujeres organizadas en la Amucap, se visibiliza la profunda relación existente entre la lucha por la soberanía alimentaria, la producción agroecológica y el feminismo. Así lo expresa Magui Balbuena, fundadora de la organización: “La producción sana es una cuestión política que aportan las mujeres a la sociedad... el feminismo tiene que reivindicar el trabajo de las mujeres, la agroecología como una lucha frontal contra un sistema perverso que destruye el medio ambiente y que busca el lucro sin importarle la salud, la vida, la destrucción de nuestro entorno”. En sus palabras, uno de los objetivos principales de la organización es la lucha por los derechos de las mujeres, la igualdad real entre hombres y mujeres, igualdad que, para ser efectiva, debe desarrollarse a través de un verdadero proceso de cambio social, económico y político; es decir, de transformaciones estructurales.
“Optamos —otra vez— por una organización de mujeres porque en nuestra sociedad las mujeres relegadas sufren doble en la explotación y la violencia. Por eso tenemos como objetivo fomentar la participación de las mujeres en la lucha por la soberanía alimentaria, donde la agroecología es muy importante”. (Amucap, 2019)
En ese marco, la Amucap apoya las luchas de las mujeres contra la violencia de género, en defensa de la vida, con una participación activa con los movimientos sociales de mujeres, y también en organizaciones campesinas e indígenas, con las cuales entrelazan sus reivindicaciones sociales y económicas.
La Amucap comprende que la producción de alimentos y el cuidado de los bienes comunes de la naturaleza es responsabilidad histórica de las comunidades campesinas e indígenas. Otro de los objetivos fundamentales es la producción de alimentos agroecológicos sanos para sus familias, y para la generación de ingresos a partir de la venta en ferias locales. A partir de la vivencia y práctica productiva de alimentos agroecológicos en el trabajo organizativo en relación respetuosa con la naturaleza, su organización feminista aporta a la lucha por la soberanía alimentaria y territorial aprendiendo del cuidado de la tierra en el cultivo de alimentos sanos sin agrotóxicos y sin químicos, aplicando diversas técnicas como la nutrición del suelo y las plantas con abonos líquidos, compost elaborado con residuos vegetales y estiércoles, asociaciones/rotaciones de cultivo, cuidados del suelo, el agua y la diversidad natural en sus chacras y huertas.
“Hay muchas facetas en el proceso productivo agroecológico. Los cuidados de la tierra, la reforestación, volver a plantar árboles, son elementos con los que queremos conformar un sistema productivo alternativo que logre disminuir ese desastre ambiental que tenemos”.
Con estas prácticas buscan también prevenir enfermedades causadas por las fumigaciones con agrotóxicos y por los impactos de la alimentación con productos agroindustriales, que afectan la salud de las personas.
El proceso productivo se complementa con la comercialización colectiva autónoma de la producción de alimentos en ferias locales.3 En las ferias se establece un puente entre campo y ciudad que permite la politización del consumo de alimentos. Relata Magui Balbuena:
“Empezamos a tener una relación con la sociedad a través de nuestros productos, de comercializar nuestros productos orgánicos, sanos y sin venenos, sin agrotóxicos. Es diferente estar relacionadas con la sociedad a través de las ferias que armamos en la ciudad para vender productos, y trabajamos con la gente también en la compra de nuestros productos, al hablarles de la forma de producir y por qué decimos que son sanos, agroecológicos. Y que la gente, los clientes, valoren también el trabajo de las mujeres campesinas y la producción sana sin veneno”.
Las ferias permiten la sostenibilidad económica de la producción agroecológica que visibiliza el valor del trabajo de las mujeres campesinas e indígenas:
“Vamos teniendo ingresos económicos en nuestros hogares. Ayuda importante que no se ve porque en el campo la producción solo da el valor a los hombres”.
“En la práctica cotidiana éste es un gran compromiso y responsabilidad, pues requiere recuperar saberes y prácticas ancestrales del cultivo. Y la ponemos en marcha en espacios de reflexión, capacitación, intercambio de experiencias, a fin de lograr cambiar pautas, roles y formas de producción”.
Recuperar, preservar y cuidar semillas nativas y criollas constituye una práctica central en la lucha por la soberanía alimentaria en la Amucap, ya que éstas se encuentran en peligro de extinción debido a la ampliación de la frontera agrícola con semillas transgénicas, la masiva deforestación y las consecuencias del cambio climático en sus territorios.
En el escenario actual configurado por una crisis climática y ecológica sin precedentes, que se entrelaza con una crisis económica profundizada con la crisis sanitaria, las prácticas de las mujeres de producción agroecológica constituyen una verdadera lucha por la vida.
Para Amucap es imprescindible un urgente replanteamiento del modelo productivo agroexportador, y transformarlo a otro que tenga en el centro un respeto a la naturaleza y a las personas y que conlleve una recuperación ecosistémica. Es central producir alimentos sanos con base en una agroecología campesina e indígena para la soberanía alimentaria. Dice Magui:
“Necesitamos que desde el Estado se implementen políticas públicas para la producción sana, pensando en la vida, en la salud de la población: necesitamos gente con buena salud para trabajar. Los desafíos son grandes. Necesitamos capacitación, apoyo técnico, crediticio, mercado seguro, poder entrar al mercado y que haya mayor producción agroecológica”. (Balbuena, 2022)
Para que este camino sea posible, las compañeras de Amucap identifican la necesidad de transformar el modelo productivo de manera estructural, y construir otro nuevo donde: “todos los seres humanos podamos tener una vida de respeto, que nos haga felices, que nos haga sentirnos bien sin ninguna opresión, ni explotación”.
Referencias:
1 El antecedente es la Coordinadora de Mujeres Campesinas en el seno del Movimiento Campesino Paraguayo de los 80s en un contexto de clandestinidad por la persecución impuesta por la tiranía estronista. Este espacio feminista surgido de la lucha por la tierra, dio lugar al filo del nuevo milenio a la Coordinadora Nacional de Mujeres Campesinas e Indígenas (Conamuri), organización de la que se separaron algunas mujeres que conformaron la Amucap en Caaguazú entre 2015 y 2016.
2 Consultar publicación de Amucap en Facebook en 2019: https://www.facebook.com/Amucap/videos/347163149340579
3 Reciben el apoyo de la ONG Decidamos en la capacitación técnica en agroecología, y algunos insumos e infraestructuras para poder desarrollar eso. Desde el gobierno no hay nada absolutamente.
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