Mitos y Verdades de los cultivos transgénicos

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Greenpeace denuncia que la agricultura basada en semillas modificadas genéticamente y el uso masivo de agrotóxicos afectó la calidad del suelo cultivado, aumentó los costos de producción y puso en riesgo la salud de agricultores, comunidades rurales y consumidores. Este es el listado de mitos más difundidos sobre los transgénicos y sus soluciones.

25 marzo, 2016

 

MITO:Los cultivos transgénicos pueden alimentar al mundo.
Falso: Apenas cinco países poseen el 90% de las tierras cultivadas con transgénicos. Hay dos tipos de cultivo, soja y maíz, que suman el 80% del cultivo transgénico a nivel mundial. En Argentina, ocupan más del 70% del territorio cultivable. Recolectada la cosecha, el 25% se exporta, mientras que el resto se procesa, principalmente para utilizarse en alimento animal, biocombustibles o aditivos de alimentos y bebidas industriales. Solo el 15% de la producción es para consumo interno.
SOLUCIÓN: La agroecología busca producir comida donde hace falta. Mientras haya más diversidad en el campo, habrá más diversidad en el plato. La agricultura ecológica requiere de conocimientos locales profundos pero de pocos insumos externos y combustible fósiles.
MITO: “Los cultivos transgénicos son más productivos.
Falso: Una plantación que período tras período incrementa el usode agroquímicos no es sinónimo de productividad. Cada año sufren presiones de plagas y cambios críticos en el medio ambiente.

 

SOLUCIÓN: La agroecología logra un rendimiento más estable a través de la diversidad de cultivos. Son sistemas productivos mixtos, ganadero-agrícola, que no dependen de insumos químicos y por ende cuentan con un gran diferencial en su margen de ganancia.

 

MITO: “Los cultivos transgénicos son seguros e inocuos.”
Falso: No existe consenso científico sobre la inocuidad de los alimentos transgénicos. De hecho, en 2015 más de 300 investigadores independientes firmaron un pedido público para que por seguridad se evaluara caso por caso. La inseguridad de este producto no solo yace en su composición, sino en que son introducidos para tolerar agroquímicos, que luego contaminan el agua, el suelo, el aire y las comunidades cercanas.

 

SOLUCIÓN: Es necesario reducir la exposición de los alimentos a los plaguicidas tóxicos progresivamente, tendiendo a su eliminación; debemos llegar a acuerdos legales y controles efectivos.
MITO: “Los cultivos transgénicos son mucho más rentables para los agricultores.”
Falso: En los últimos 20 años los precios de las semillas transgénicas han aumentado en comparación a las convencionales, ya que estas semillas GM están protegidas por patentes. En Argentina el 50% de la producción de soja transgénica está controlada por el 2,6% del total de productores.

 

SOLUCIÓN: Remplazar la mayor cantidad de insumos externos es un estrategia que permite bajar los costos de producción. Los agricultores ecológicos conservan y seleccionan la mejor variedad propia de semillas, las intercambian entre colegas y de esta manera no dependen de las grandes empresas. Además, sus prácticas agrícolas ofrecen mayor cantidad de empleo y suman un valor agregado a su producto. Esto promueve autonomía y estabilidad económica.
MITO: “Los cultivos transgénicos son clave para convivir con el cambio climático.”
Falso: La ingeniería genética no ha producido cultivos que sean resistentes a las inundaciones o altas temperaturas, no existen cultivos transgénicos a prueba de sequía

SOLUCIÓN: La agroecología ofrece un sistema agropecuario donde cuidar la salud del suelo es uno de los pilares. Frente a una sequía o inundación el suelo tiene mayor capacidad de resiliencia y así puede adaptarse mejor a cualquiera de los dos eventos.

Greenpeace

Temas: Transgénicos

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