México: Pronunciamiento de las comunidades cheneras sobe la consulta Maya

Las Comunidades Mayas de Los Chenes en proceso de Consulta, emitimos este pronunciamiento para dar a conocer nuestro sentir sobre la situación actual de la Consulta sobre la siembra de soya transgénica en nuestro territorio y para exponer nuestras ideas para solucionar los graves problemas que afectan a nuestro municipio. Esta consulta fue ordenada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación por la violación a nuestros derechos como pueblo indígena.

Le escribimos desde el centro de la selva maya, el hogar del tucán, del tapir, el jaguar, el zapote, las abejas Meliponas, el tinto, la boa, el venado. Nuestro territorio siempre ha sido un municipio rico por su diversidad. Hemos producido grandes cantidades de chicle y producimos, junto con nuestros hermanos de la península de Yucatán, alrededor del 30% de toda la miel que exporta el país. Nuestra región es el centro de origen del maíz. Los mayas milenariamente hemos progresado por el conocimiento que tenemos sobre el manejo de los recursos de nuestro territorio, recursos que hoy se están perdiendo a pasos acelerados.

Nuestro territorio está siendo depredado por la agricultura industrial y los cultivos con semillas transgénicas. La deforestación está destruyendo las fuentes de néctar para nuestras abejas, nuestras selvas y su biodiversidad desaparecen, las corrientes de agua han cambiado, las lagunas y aguadas de las que hemos sobrevivido se están secando, y los animales silvestres aparecen muertos en las orillas de los mecanizados. De la misma forma nuestras comunidades han perdido su seguridad alimentaria, nuestra salud ha empeorado, nuestra agua se está contaminando, los campos se han llenado de químicos venenosos, nuestras abejas están muriendo y nuestros jóvenes no tienen tierras para trabajar. Nos sentimos en peligro de extinción. El modelo de desarrollo que existe en Hopelchén es un modelo contrapuesto a nuestras vidas, que viene impuesto desde el exterior.

Este modelo agroindustrial ha cambiado nuestra vida, y está llevando a la confrontación en nuestras comunidades. Nos está orillando a rentar y vender tierras, y con esto vamos perdiendo todas nuestras riquezas, incluyendo nuestros conocimientos ancestrales y nuestras semillas. Cada año es más difícil para nosotros producir maíz. Lo que se está haciendo es una violación a los derechos del pueblo maya porque se está decidiendo sobre el territorio sin que nosotros estemos participando en la definición de las políticas que nos están afectando. Tampoco se respeta nuestro derecho a disfrutar de un medio ambiente sano y a la salud, en esto se basa nuestro reclamo.

Esperábamos que la Consulta que se inició en abril del 2016 finalmente nos daría la oportunidad para participar, para dar a conocer nuestra visión y nuestras ideas. Sin embargo, nada se ha podido hacer. A lo largo de todos estos 28 meses, solo hemos sido discriminados y hostigados, no nos respetan como indígenas, no se respetan ni se reconocen los acuerdos a los que hemos llegado, el gobierno se empeña en dividir a las comunidades y desconocer a nuestros representantes, poniendo en duda nuestros usos y costumbres. No hay información suficiente, ni clara sobre lo que les hemos pedido: ¿cuánta soya transgénica se ha sembrado ilegalmente en estos años?, ¿cómo ha sido sancionado esta siembra ilegal?, ¿por qué no se detiene la deforestación ni la fumigación de plaguicidas con avionetas? No se respeta nuestra autonomía y libre determinación, ni se escucha lo que realmente queremos.

Aunque hay una orden judicial para la suspensión de la siembra de soya transgénica, cada año aumenta la siembra ilegal. Lo mismo sucede con las fumigaciones aéreas y con la deforestación. No nos han escuchado, nos sentimos discriminados. Esta Consulta es una simulación y burla. Las autoridades encargadas de organizar la Consulta (Cibiogem y CDI) no han cumplido con el mandato de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, no actúan de buena fe y van por las comunidades promocionando las bondades de la soya transgénica y minimizando las afectaciones que acarrea su siembra. Esto genera tensiones y conflictos en las comunidades. La Consulta ha sido un proceso con pocos resultados en la realidad. Hay incapacidad y falta de voluntad de las dependencias implicadas para frenar todas estas ilegalidades y acabar con la impunidad. Esto es muy lamentable.

Es necesario cambiar por completo la mal llamada Consulta Indígena. La actual administración no mostró ninguna voluntad por favorecer un diálogo auténtico, actuó de mala fe y permitió la impunidad. No vemos ningún sentido de continuar con esta simulación, ni con esta burla. Las comunidades juntas hemos aprendido que tenemos derechos y que el gobierno está obligado a respetarlos y promoverlos. Ahora estamos más unidos y estamos dispuestas a construir una Consulta verdadera, en la que participemos con nuestros conocimientos y nuestra visión de futuro y desarrollo. Hoy las comunidades expresamos nuestra voluntad de continuar el diálogo con el nuevo gobierno que comienza en diciembre y pedimos que no se repita esto que nos ha pasado, que toda esta experiencia sirva para garantizar los principios de la consulta y un verdadero diálogo con el gobierno.

Queremos participar con libertad proponiendo políticas y soluciones para nuestros problemas. Que nos informen de manera clara y suficiente sobre los proyectos que lleguen a nuestro territorio, que nos consulten sobre su implementación. No estamos buscando frenar el desarrollo, lo miramos de otra manera. El desarrollo que nosotros buscamos toma en cuenta que nuestra región es distinta, su suelo es calizo y poroso, su agua corre debajo del suelo y se contamina con gran facilidad, nuestra economía depende de la venta de miel, y la selva y sus animales están en un frágil equilibrio compartiendo con nosotros. Queremos trabajar la tierra y producir alimentos sanos y que tomen en cuenta nuestra forma de vivir. Queremos que nuestras semillas se cuiden y se respeten.

El gobierno debe garantizar el bienestar de las comunidades por encima de los intereses de algunos cuantos. Nosotros podemos potenciar proyectos a través de nuestros conocimientos. Hoy las economías de nuestros pueblos estarían mejor si se hubiera impulsado la apicultura y la producción de maíz en nuestro municipio en lugar de la soya transgénica. Viviríamos en un ambiente más sano, y con una economía más sana, con mejores relaciones entre nosotros. Quienes promueven la siembra de soya sólo ven las tierras, pero los territorios son más que tierras, son personas, animales, plantas, vidas y cultura.

Queremos que nos traten como productores, y no como pobres. Que los programas gubernamentales promuevan la producción agroecológica, que sean oportunos y accesibles; que haya técnicos capaces que nos apoyen, recursos que fortalezcan nuestros propios sistemas productivos y nos hagan menos dependientes. Necesitamos precios de garantía para el maíz, créditos accesibles, asesoría para mejorar la comercialización de nuestros productos.

Es urgente detener la deforestación, la contaminación del agua, las fumigaciones aéreas, la perforación de pozos. Eso nos afecta a todos y todas las que vivimos en Hopelchén. Hay que reparar los graves daños que ya están hechos, pensar en estrategias para que el monte se recupere y lo podamos aprovechar de manera sostenible. No queremos más proyectos agroindustriales que promuevan la siembra de monocultivos y el uso de venenos. No queremos más riesgos para la salud y la vida de nuestros hijos, ni de nuestro patrimonio.
Cuidarnos a nosotros mismos y a nuestro territorio es parte de nuestra cultura. Es necesario que el diálogo entre comunidades y gobierno se de en un entorno de respeto, solidaridad y responsabilidad. Se deberá respetar la autonomía de los mayas y de nuestro municipio. De esta manera proponemos retomar la consulta con el nuevo gobierno.

Colectivo de Comunidades Mayas de Hopelchén

Fuente: MA OGM

Temas: Pueblos indígenas, Transgénicos

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