México: Declaración de Ek Balam
Reunidos en Ek Balam, Yucatán, México, en el centro de origen del maíz, 50 integrantes de pueblos originarios y campesinos del mundo, representando a organizaciones y miles de hijos e hijas de esta planta, declaramos lo siguiente:
Que las comunidades indígenas y campesinas somos las legítimas poseedoras, conservadoras y mejoradoras del maíz y toda la biodiversidad asociada, hemos creado y resguardado en nuestros territorios, durante siglos, la riqueza biológica y cultural del mundo, esto sirve para recordarnos que somos diversidad de colores, formas, olores, sabores y saberes diferentes.
1. Visualizamos el patrimonio biocultural de los pueblos y de la humanidad desde cuatro diferentes ámbitos: la vida, la comunidad, la soberanía alimentaria y la integralidad.
2. No domesticamos al maíz, él nos domesticó, forma parte de la madre tierra; el agua, el viento, los árboles, los animales y todos formamos parte de esta colectividad y reconocemos que fue la mujer la creadora de la agricultura y de esta planta sagrada.
3. El maíz es el centro de la vida con un valor sagrado para los pueblos originarios, junto con la biodiversidad y no son una mercancía.
4. Los pueblos originarios hemos conservado, mantenido y mejorado, día a día, hasta la actualidad, todos los maíces y la biodiversidad vinculada al
uso de la naturaleza.
Las y los participantes de este encuentro declaramos, a quienes se reúnen en Cancún durante el desarrollo de la COP13 lo siguiente:
1. El respeto a la cosmovisión, los usos y costumbres de pueblos indígenas y comunidades campesinas y sus territorios.
2. Respetar y reconocer las prácticas tradicionales colectivas de trabajo y solidaridad entre nuestras comunidades, lo cual ha permitido nuestra convivencia.
3. Toda ley aplicable a las semillas y diversidad biológica debe discutirse y consensuarse de manera representativa, a través del consentimiento libre,
previo e informado.
4. Que ninguna ley criminalice el intercambio y libre flujo solidario de semillas entre los pueblos originarios y campesinos.
5. Prohibir la entrada, siembra y comercio legal o ilegal de semillas transgénicas de maíz en todos los países cuyos pueblos originales han conservado y diversificado hasta la fecha esta planta y sus cultivos asociados. Prohibir también cualquier biotecnología que pongan en peligro la diversidad biocultural de los territorios de los pueblos originales.
6. Que los gobiernos nacionales prohíban a empresas nacionales y trasnacionales poner en riesgo, destruir, apropiarse o patentar los recursos naturales de nuestros territorios, los agroecosistemas, paisajes bioculturales y la biodiversidad en toda su expresión.
7. Promover iniciativas de producción agroecológica ejerciendo el derecho a la alimentación sana, segura y adecuada, de acuerdo con la identidad
cultural de cada pueblo, como estrategia política de soberanía alimentaria desde lo local.
8. Promover y fortalecer la participación directa de las mujeres de los pueblos y comunidades indígenas y campesinas, en la toma de decisiones relacionadas con la reglamentación sobre recursos biológicos y conocimiento tradicional asociado.
9. El fin de la discriminación por nuestra indumentaria, forma de hablar o color de piel.
10. Ampliar, fortalecer y articular las redes de producción y preservación de semillas nativas a nivel nacional.
11. Crear materiales de difusión, en las lenguas originales, apropiados para la realidad de nuestros pueblos y comunidades indígenas que ayuden a socializar leyes, tratados y convenios que se negocian a espaldas de los pueblos.
12. Que las instituciones de educación superior diseñen programas educativos basados en las necesidades y demandas de los pueblos originarios, surgidos del diálogo de saberes y la interculturalidad.
13. Cualquier resultado emanado de esta COP13 del CDB debe respetar los acuerdos internacionales de derechos humanos, particularmente la Declaración de las Naciones Unidas Sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y el Convenio 169 de la OIT, sin supeditar este marco a arreglos nacionales ni sub-nacionales; sólo así, con un respeto jurídicamente vinculante a nuestros derechos se garantizará que el CBD no incurra en violaciones a esos derechos inherentes. Reconocer que los pueblos originarios tenemos derecho a la libre determinación, lo que incluye mantener, controlar, proteger y desarrollar nuestro patrimonio cultural, conocimientos tradicionales, ciencias, tecnologías y culturas, comprendidos los recursos humanos y genéticos, las semillas, las medicinas, así como el conocimiento de las propiedades de la fauna y la flora.
Fuente: Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS)