México: De la Huasteca al Itsmo de Tehuantepec, resistir
"Desde el Itsmo de Tehuantepec hasta la Hustaca veracruzana, comunidades y pueblos se movilizan en acciones dislocadas para manifestar su malestar contra el modelo extractivo capitalista, en donde se funde el despojo con el ecocidio."
Por Rafael Sevilla Zapata
Colectivo Tajtolmej Taltipak A. C./Consejo Tiyat Tlali
Una resistente movilización recorre diferentes geografías de México; desde el Itsmo de Tehuantepec hasta la Hustaca veracruzana, comunidades y pueblos se movilizan en acciones dislocadas para manifestar su malestar contra el modelo extractivo capitalista, en donde se funde el despojo con el ecocidio.
En la Huasteca, en el municipio veracruzano de Tlapacoyan; como en Ixtepec, en el corazón del Istmo de Tehuantec, Oaxaca, integrados en diferentes espacios organizativos, luego de dos días de reflexión y análisis, expusieron un total rechazo al modelo extractivo que está alcanzando su peor expresión con la imposición de las denominadas zonas económicas especiales, que representan los sitios en donde se entretejen megaproyectos mineros, eólicos, gasoductos, presas, maquiladoras o mecanismos REDD, que amenazan toda forma de vida; que sólo vendrán a maximizar los ya comprobados daños ambientales, a la salud, sociales, económicos y culturales que este tipo de proyectos genera y que afectan directamente la vida de los pueblos originarios que vivimos en los territorios que intentan explotar.
Las organizaciones integradas en el Istmo de Tehuantepec convocantes como el Comité Ixtepecano en Defensa de la Vida y el Territorio, la Asamblea Popular del Pueblo Juchiteco, Procesos Integrales para la Autogestión de los Pueblos (PIAP AC), y en Tlapacoyan por la Asamblea Veracruzana de Iniciativas Ambientales (LAVIDA), la Alianza por la Cuenca del Río Bobos y la determinante participación del Comité Reordenamiento Integral Territorial de Cuetzalan, (COTIC), representan un esfuerzo sostenido para abonar a una estrategia que ha encuentrado en la Red Mexicana de Afectadas por la Minería (REMA) y el Movimiento Mexicano contra las Presas y Defensa de los Ríos, (MAPDER), referentes organizativos de resistencia, cuyas prioridades se inscriben en la movilización, en la información a contra corriente de los medios masivos de comunicación, en el cuidado de la tierra y sus bienes naturales, en cientos de talleres de capacitación en temas de derechos humanos, salud e incluyendo la incidencia socioambiental jurídica aún con el marco legal tan adverso… Todo, absolutamente todo lo necesario para detener embestida ambiental en ciernes.
Este ha sido el motivo principal de ambos encuentros: construir en confianza, refrendar la solidaridad entre los pueblos que rompiendo la geografía oficialista se moviliza por sus territorios, no sin dificultades y esfuerzos extraordinarios, para encontrase con el otro y la otra, compartir estrategias e intercambiar reflexiones, viajar muchas horas y preparar muchos tamales y agua fresca; pues tanto en Ixtepec como en Tlapacoyan nos oponemos al extractivismo y a la imposición de la zona económica especial por ser un modelo capitalista e industrial de apropiación y despojo de los bienes naturales que se ha impuesto a nivel mundial.
Entro los participantes la preocupación es alarmante ante este tipo de proyectos que destruyen la naturaleza y los bienes comunes, afectan directamente la fuerza de trabajo local, se apropian de las semillas nativas que son base de nuestra cultura, salud y alimentación, a demás de trastocar todos los medios de vida que nos son indispensables como el agua y la energía.
En ambas citas, se intercambian experiencias útiles para continuar fortaleciendo procesos organizativos en las comunidades, ejidos, bienes comunales y municipios que han alzado la voz para detener estos proyectos que, con el falso discurso del progreso y desarrollo, están generando el despojo del territorio y la destrucción de los bienes comunes naturales, lo cual en consecuencia, genera el desplazamiento forzado de miles de pobladores quienes pierden para siempre su vida sana, su conexión con la naturaleza y sus procesos identitarios y culturales, los que en conjunto son los que nos dan sentido de pertenencia.
Nuestro diálogo sirvió para actualizar la información sobre el Modelo Extractivo y en particular de los diferentes megaproyectos que siempre están encadenados entre sí y que han alcanzado su máxima expresión de usurpación con la descarada definición de las Zonas Económicas Especiales, en donde es manifiesto el cinismo desmedido con el cual, el gobierno antinacional y sumiso, en colaboración con todos los partidos políticos, han dispuesto cambios tanto a la constitución, como a diversas leyes y reglamentos, para que el despojo quede “legalizado” y con ello legitimen y permitan la voracidad, el saqueo, la contaminación, la destrucción y los irreversibles daños a la salud y el ambiente, que el modelo extractivo y sus megaproyectos ocasionan.
Se requiere desmontar el discurso de legalidad con el que se impone y simula leyes o iniciativas legislativas para operar a favor de las empresas, incluyendo la relamida Ley de Consulta, con la que se pretende maicear y dividir a las comunidades, porque lo único que han demostrado es su capacidad para engañar y hacer trampas que justifiquen su modelo de imposición y despojo. Por el contrario, son las asambleas agrarias, municipales y de barrios, el proceso basado en nuestro derecho a la libre determinación que desde hace siglos hemos asumido como elemento fundamental de consentimiento pleno, libre, informado y culturalmente adecuado, porque es ahí, en ese espacio colectivo, en el que mejor se emana el espíritu y ejercicio de nuestros derechos colectivos, por lo tanto, lo que ahí dirimimos fortalece nuestra autonomía y nuestra capacidad para decidir por nosotros mismos, siempre en total correspondencia con nuestro territorio y nuestros bienes naturales. Es ahí en donde decidimos el rumbo que deseamos como pueblo y para nuestras familias.
Y ante la embestida que se avecina, se reconoció que una forma efectiva de cuidar la tierra es mantener la cohesión y el cuidado mutuo ante la delincuencia que es usada para amedrentar a las organizaciones que se han puesto a la cabeza demandando a las Secretarías de Estado y empresas como PEMEX, o a las mineras canadienses Almaden Mineral’s y Candelaria Mining corp, esta última vuelve a pretender hacer pasar el Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA) para la etapa de exploración en Caballo Blanco, en Alto Lucero y Actopan, a 3 km de la nucleoeléctrica de Laguna Verde(!).
En la cita en Tlapacoyan tuvo presencia de actores de movimientos latinoamericanos internacionales que compartieron su experiencia en defensa del territorio de Perú, Ecuador y Brasil, en ocasión de la 21ª Asamblea del Pueblo Maseual, Totonaku y Mestizo por la Defensa del Territorio. Mientras, en el istmo de Tehuantepec, en el foro “El extractivismo o la vida”, se recibieron saludos del Movimiento Latinoamericano de Afectados por Represas (MAR).
De Tlapacoyan a Ixtepec, (y en octubre en Malinaltepec, Gro., en el “Encuentro Nacional contra el Modelo Extractivo Minero”) al igual que en otras partes del mundo se debate, se resiste y se actúa. “No pueden arrebatarnos lo que es nuestro”, es la resonancia en la memoria de los miles de participantes, que en ambos actos miramos en la resistencia un camino que va más allá del calendario electoral del 2018, pues es una agenda que insiste en nuestro derecho sine qua non a vivir sin violencia estructural, que es lo que representa el neo colonialismo extractivista, ecocida y patriarcal, racista y miserable.
Fuente: La Jornada de Oriente