México: Declaración final del Foro de Agrocombustibles
"En un contexto de crisis del campo y de la agricultura campesina e indígena, de conflictos agrarios contra las comunidades y el ejido, de pretensiones de privatizar el agua y los recursos de las comunidades, los agrocombustibles pueden ser una nueva amenaza del modelo neoliberal. Nos declaramos en defensa permanente de los territorios campesinos e indígenas, el ejido y la comunidad. No permitiremos que la expansión de los cultivos para combustibles agroindustriales se de a costa del despojo de sus territorios y recursos. Reivindicamos nuevamente la demanda de reconocimiento de los derechos de los Pueblos Indígenas y el derecho a su libre determinación"
Los días 30 y 31 de agosto del 2007, nos reunimos en la Ciudad de México en el Foro: Agrocombustibles y soberanía alimentaria, 260 personas representantes de 81 organizaciones sociales y civiles, 12 instituciones académicas y 3 gubernamentales, con asistentes de Brasil, Estados Unidos, Europa, El Salvador, Uruguay, Chile, Costa Rica y de la Ciudad de México, Colima, Chiapas, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Sonora, Sinaloa, Puebla, Tlaxcala, Morelos, Guerrero, Veracruz, Estado de México, Chihuahua, Hidalgo, Michoacán, Oaxaca. Querétaro Tabasco, Yucatán y Zacatecas, para analizar las distintas aristas de la producción de agrocombustibles.
Después de conocer y analizar la situación de los cultivos y producción de agrocombustibles en Brasil, Estados Unidos, Europa y países tropicales, como Indonesia, Tailandia, Colombia, en donde la fabricación de agrocombustibles inició antes, y de analizar el contexto internacional y nacional en el que se da el auge y promoción de los cultivos para su uso como combustibles concluimos que:
El discurso que desde los gobiernos y las empresas transnacionales promueve la producción de los agrocombustibles se ha construido colocándolos como la panacea que resolverá los impactos causados por los combustibles fósiles en el calentamiento global, sin tener que modificar los patrones de consumo sobre los que está construido el modelo civilizatorio occidental derrochador de energía. Sin embargo hay estudios científicos opuestos que sostienen que los agrocombustibles pueden reforzar algunas de las principales causas del calentamiento global.
La agricultura y la ganadería industrial, las plantaciones de monocultivos, junto con la deforestación para abrir nuevas tierras a la producción, son causa de cerca del 40 por ciento de los gases invernadero en el planeta. El cultivo de agrocombustibles aumentará el área cubierta por estas formas de producción, acompañado de la deforestación y el uso de insumos industriales que conlleva. Debido a que son especies de rápido crecimiento, los cultivos y plantaciones para agrocombustibles requieren cantidades de agua muy elevadas, que se suman al agua requerida para su producción en la industria: el proceso para producir un litro de etanol consume de 6 a 10 litros de agua. Así el cultivo de grandes áreas de agrocombustibles y su procesamiento llevará a la contaminación y mayor escasez de agua, al desecamiento de tierras, pozos, napas freáticas, arroyos y ríos.
Los agrocombustibles profundizan la competencia entre la agricultura industrial y la agricultura campesina, por la tierra, el agua y otros recursos escasos. Si se cumplieran las metas de producción de agrocombustibles de los países del norte ¾de por sí solamente un pequeño porcentaje del consumo total de combustibles fósiles en esos países¾ Europa necesitaría plantar 70 por ciento de su superficie agrícola con agrocombustibles y Estados Unidos tendría que utilizar toda su producción de maíz y soya como agrocombustibles.
Las empresas que producen transgénicos se han montando en la promoción de los agrocombustibles para abrir la puerta a cultivos transgénicos y justificar su uso. Para ello están desarrollando transgénicos específicos para agrocombustibles en maíz, caña de azúcar, soya, colza y otros cultivos, así como bacterias y enzimas transgénicas que se insertan en los cultivos o en el proceso de transformación de estos en etanol o biodiesel. La mayoría de los cultivos transgénicos serán no comestibles, elevando el riesgo de contaminación de los cultivos campesinos convencionales y en todos los casos representarán nuevas amenazas al ambiente y a la salud, por el riesgo de que terminen en la cadena alimentaria. También justifican la siembra de árboles transgénicos para producir etanol a partir de celulosa, introduciendo un riesgo aún más grande de contaminación, ya que los árboles duran muchos años y durante todo el tiempo emiten polen transgénico.
Como solución para evitar la contaminación, plantéan el uso de la tecnología “Terminator”. Pero el uso de Terminator para contener la contaminación también es una falacia, ya que no funcionará en la totalidad, y agregará nuevos problemas al difundir una tecnología de semillas suicidas que tendría grandes impactos en los cultivos, la naturaleza y los campesinos.
Detrás del auge de los agrocombustibles se encuentran las principales empresas transnacionales del sector automotriz, del sector energético y del sector agrícola, quienes los utilizan como una herramienta para favorecer sus intereses y avanzar en la concentración monopólica de sus mercados. Los agrocombustibles benefician a Cargill, Monsanto, ADM, Bunge, Chevron, Dupont, Toyota, Dow, British Petroleum, entre otras.
Es falso que los agrocombustibles no competirán con los cultivos básicos y que por tanto no afectarán la soberanía alimentaria, ya que la superfcie de los cultivos destinados a agrocombustibles forzosamente irá en detrimento de los cultivos alimenticios o se conseguirá abriendo nuevas áreas de cultivo, destruyendo selvas, bosques, acahuales.
Los precios de los alimentos básicos para los consumidores están aumentando en todo el mundo: México, Alemania, Francia, Estados Unidos, como efecto del aumento de los precios internacionales de los productos agropecuarios, provocado directa o indirectamente por el aumento de la demanda de cultivos agrocombustibles. En la mayoría de los casos estos aumentos se han agravado por la especulación y control monopólico de los mercados alimentarios por las empresas transnacionales y por la eliminación de las funciones e instrumentos de regulación del Estado.
El aumento de los precios agrícolas ha favorecido a los campesinos y agricultores después de años de precios internacionales artificialmente deprimidos, sin embargo son aumentos coyunturales ya que las industrias buscarán exprimir a los campesinos para tener una mayor ganancia.
Después de años de falta de rentabilidad de la producción en el campo, de precios agrícolas internacionales artificialmente deprimidos, de reducción de subsidios para los campesinos pero no para los empresarios, de privatización de empresas públicas a favor de monopolios privados, los agrocombustibles tampoco disminuirán la pobreza en el campo, ya que aunque en el corto plazo se pueda observar un aumento de los precios de algunos productos agrícolas, los actores más poderosos de las economías presionaran para que la mano de obra, la energía y la materia prima para los alimentos sean lo más barato posibles, aunque el precio al consumidor y sus ganancias aumenten. En Brasil el precio de la caña se desplomó al aumentar su cultivo para producir etanol.
Estamos en alerta porque el gobierno mexicano ha colocado la producción de agrocombustibles como la solución a la crisis del campo y a la pobreza rural, pero por el contrario, las experiencias de Brasil y de los países del sur ¾Tailandia, Indonesia, Colombia, Costa Rica¾ nos han mostrado como el auge de las plantaciones de agrocombustibles han despojado a los campesinos y pueblos indios de sus tierras y del agua, han terminado con los procesos de reforma agraria al aumentar el valor de la tierra y la dificultad de los campesinos para acceder a ella, han estado asociados a la violencia y a la superexplotación del trabajo, a la falta de derechos laborales y humanos.
En un contexto de crisis del campo y de la agricultura campesina e indígena, de conflictos agrarios contra las comunidades y el ejido, de pretensiones de privatizar el agua y los recursos de las comunidades, los agrocombustibles pueden ser una nueva amenaza del modelo neoliberal.
Nos declaramos en defensa permanente de los territorios campesinos e indígenas, el ejido y la comunidad. No permitiremos que la expansión de los cultivos para combustibles agroindustriales se de a costa del despojo de sus territorios y recursos. Reivindicamos nuevamente la demanda de reconocimiento de los derechos de los Pueblos Indígenas y el derecho a su libre determinación.
Afirmamos el derecho de las organizaciones campesinas, comunidades y pueblos indios a decidir sobre sus semillas, formas de producción y recursos como agua, tierra. Defendemos las semillas campesinas y nos oponemos a la Ley de Producción, Certificación y Comercio de Semillas , a la Ley de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados y la Ley de Promoción y Desarrollo de Bioenergéticos que sólo benefician a las empresas transnacionales.
Estamos en contra de que las pretensiones de exportar etanol de caña a Estados Unidos se den a costa de la “flexibilización” del contrato cañero, de la reducción de los precios a los productores y de la reducción de las conquistas laborales de los trabajadores del ingenio y de la caña.
Nos oponemos a la expansión de los monocultivos de eucalipto, palma africana e higuerilla que están promoviendo para la producción de agrocombustibles.
Nos declaramos firmemente en contra de los cultivos y árboles transgénicos, así como de la tecnología Terminator. Los transgénicos son una de las mayores amenazas a las semillas campesinas, a la autonomía e independencia de los agricultores y a la soberanía alimentaria.
Rechazamos cualquier intento de introducir maíz transgénico en México, nunca dejaremos que destruyan nuestro patrimonio más antiguo y esencial para la vida campesina, la biodiversidad, el bienestar y cultura de todos los mexicanos.
Nos oponemos al control que tienen las transnacionales de la producción y los alimentos básicos para la población y denunciamos sus prácticas monopólicas en contra de productores y consumidores. Exigimos al gobierno mexicano que cumpla con sus funciones de regulación a favor de la población mayoritaria Demandamos que la soberanía alimentaria sea el principio rector de toda política agrícola y comercial.
Condenamos el aumento de la represión y la criminalización de las luchas sociales. Las organizaciones presentes demandamos de manera especial el respeto a los derechos humanos en el estado de Oaxaca, la liberación de los presos políticos, el cese a la impunidad, el hostigamiento y la represión que llevan a cabo el gobierno federal y estatal, en contra de la APPO, el movimiento magisterial y la sociedad oaxaqueña.
Ciudad de México, 31 de agosto del 2007
Centro de Análisis Social Información y Formación Popular (Casifop)
Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano (Ceccam)
Centro Nacional de Apoyo a Misiones Indígenas (Cenami)
Coalición de Ejidos de la Costa Grande de Guerrero
Grupo de Acción sobre Erosión Tecnología Concentración (Grupo ETC)
Frente Democrático Campesino de Chihuahua (FDCCh)
Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (Brasil)
Red de Investigación-Acción sobre la Tierra (LRAN)
Sanzekan Tinemi
Servicios del Pueblo Mixe
Unión de Organizaciones de la Sierra Juárez de Oaxaca (Unosjo)
Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA)