Mejor comer cerdos y vacas felices

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A inicios de julio, el gobierno chino, a través de la Asociación para la Producción y Desarrollo Industrial, propuso a los grandes agricultores de Argentina una inversión de 27 mil millones de dólares para aumentar la producción de cerdos de 6 millones, que se crían hoy en Argentina, a 100 millones de cerdos en un periodo de 5 a 8 años, un aumento impresionante de la producción de carne únicamente de este animal, de casi 40 veces más. La producción de cerdos en Argentina cubriría 10 por ciento de la demanda de cerdos en China, que sufre ahora la Peste Porcina Africana (PPA), y que en los últimos años ha reducido hasta en 50% su producción.

Retrato de vaca, por Ivailo Nikolov

Los cerdos industriales son de los animales que más sufren. Se crían hacinados igual que las aves y reses, pero estudios han encontrado que sufren tristeza y enojo más que los pollos y vacas. Por su uniformidad genética, sus sistemas inmunológicos son muy vulnerables. Las crías son destetadas muy pronto y eso las deprime, les baja las defensas y comienzan a enfermarse. Como sienten el impulso de mamar, y están tan apretados, muerden las colitas a los que tienen cerca y se infectan masivamente. Entonces los operadores de los criaderos tienen que intervenir y también masivamente cortarles las colitas. Caminan en su propio estiércol mientras éste se va desaguando a las lagunas sanitarias, así que los saturan de antibióticos para prevenir que se enfermen, lo que les descompone aún más la salud. (Muchos aspectos de esta triste crianza los comparten con las reses y aves).

Por otro lado, en China se está poniendo de moda la venta en línea de “puercos felices”, a los que se puede observar en vivo desde su nacimiento, crianza y luego matanza y procesamiento. La empresa china de juegos Net EASE salió con la idea de los Happy Pigs a partir de la crisis de la Peste Porcina Africana y ya va por la producción de medio millón de cerdos “felices”. Los puercos aprenden a ir al baño en un lugar especial, tienen su lista de canciones para despertarse, comer, moverse y dormirse, y personal dedicado que los mima todo el día para asegurar que crezcan de buen humor.

Por supuesto estos cerdos felices son muy costosos y comprarlos es un lujo. Ya se ve que para proveer de carne de cerdo a la mayoría del pueblo chino se sigue la estrategia de criaderos masivos indignos, ahora exportados a Argentina.

La carne de cerdo tiene grasas benéficas equiparables al aceite de oliva, una cantidad enorme de proteínas y nutrientes que se asimilan fácilmente, por eso la recomiendan a deportistas y jóvenes en crecimiento. Uno de los productores de cerdo orgánico de México nos contó que la gama de sabores sabrosos que la carne de cerdo despliega en nuestro paladar es superior a la de cualquier otra carne. Tal vez por eso en el planeta se consumen más cerdos que vacas y reses. Pero todos estos beneficios desaparecen con la cría industrial. Un cerdo bien criado, con su salud íntegra, puede representar una alimentación tan rica que no es necesario consumirlo en exceso.

El informe  Tecno-fusiones comestibles – Mapa del poder corporativo en al cadena alimentaria, del Grupo ETC, describe algunos de los oscuros procedimientos de las principales corporaciones productoras y procesadoras de carne en el mundo. Denuncia que mantienen en secreto sus prácticas. Que nadie sabe qué están haciendo con las cruzas y la manipulación genética del ganado, y que los procesadores de cerdos, aves y reses son las compañías más corruptas entre las otras compañías de la cadena alimentaria: acusadas de soborno, engaño en el peso y el precio, sus ejecutivos son frecuentemente acusados de asociación delictuosa, daños contra la salud pública por epidemias de diarrea con sangre y daños urinarios, o salmonelosis. Estas empresas pagan miles de millones de dólares en multas por ruido, contaminación por desperdicios y plagas o porque tienen que retirar sus productos de los anaqueles.

El consumo masivo de carne es lo opuesto a comer la carne como medicina, como ritual, por que hay un festejo, o por necesidad nutricional. En su libro El dilema del omnívoro, el periodista Michael Pollan entrevista a Joel Salatin, en Virginia, Estados Unidos, quien tiene una parcela agroecológica con maíz, cebada, alfalfa, hortalizas, frutas y animales. Salatin explica que todos en su parcela saben matar los animales, que nadie tiene ese cargo fijo, porque matar mecánicamente es malo para el pensamiento y el espíritu. Quien mata en la fábrica, explica, ya no siente lo terrible que es terminar con la vida. Joel Salatin mantiene la sangre, vísceras y plumas en descomposición dentro de la misma parcela, en un lugar aparte pero cercano, de modo que el olor le recuerde a todos de dónde viene la carne que compran y comen, pero también para que sirva como composta, pues se degrada cumpliéndose cabalmente el ciclo de la vida y la muerte.

Aquí en México, en el Grullo, en el sur de Jalisco, el señor Lolo Castañeda, carnicero local, sacrifica una vaca grande o una ternera cada semana. Lleva el animalito a su local, allí lo tiene por las mañanas mientras los clientes pasan, saludan y eligen su parte. Ya que todos conocieron a la vaca o ternera, vieron lo sana y contenta que está y apartaron su pedazo, don Lolo la sacrifica, sabiendo que todos honrarán la vida del animal, el trabajo del criador y el del carnicero. Tal vez sea impensable rendir este tipo de homenaje a todos los animales que requerimos los comelones en las grandes ciudades. Tal vez pueda comenzarse por ser menos comelones.

Fuente: Desinformémonos

Temas: Ganadería industrial, Sistema alimentario mundial

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