Martin Khor: paladín de los pobres y desfavorecidos
Nos entristece enormemente el fallecimiento de Martin Khor, un viejo amigo y colega, un luchador incansable por los pobres y los desfavorecidos, un convencido defensor de un multilateralismo más equilibrado e inclusivo, un intelectual como hay pocos y orador elocuente, un icono del Sur global digno de veneración, respetado por su lucha por la justicia y la equidad, contra la dominación y la hipocresía de las grandes potencias económicas.
Martin nació en 1951 en la Malasia colonial, todavía bajo el dominio británico, en el seno de una familia de periodistas. Tras cursar sus estudios primarios y secundarios en Malasia, obtuvo su licenciatura y su máster en economía en la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido y luego completó su segundo máster en Ciencias Sociales en la Universidad de Ciencias de Malasia, en 1978. En su tesis de maestría, encaró la naturaleza cambiante de la dependencia externa y la extracción de excedentes en Malasia al pasar de la condición colonial a la poscolonial, con una mirada sobre sus repercusiones en el alcance y los límites de la industrialización y el desarrollo; un estudio que dejó una huella indeleble en su compromiso y actividades posteriores, en un mundo caracterizado por relaciones de poder cada vez más asimétricas.
Martin comenzó su carrera profesional como funcionario en el Ministerio de Finanzas de Singapur antes de incorporarse a la Universidad de Ciencias de Malasia como profesor de economía en 1975.
En 1978 pasó a ser director de investigación de la Asociación de Consumidores de Penang, una organización independiente sin fines de lucro. La Red del Tercer Mundo ( Third World Network, conocida como TWN) fue creada en 1984 en una conferencia internacional sobre "Tercer Mundo: Desarrollo o crisis" organizada por la Asociación de Consumidores de Penang. En 1990, Martin se convirtió en el Director de la TWN, tal vez la ONG del Sur más importante del mundo, con presencia e incidencia mundial, tanto en el Norte como en el Sur, a través de oficinas, secretarías e investigadores, en Penang, Kuala Lumpur, Ginebra, Beijing, Delhi, Yakarta, Manila, Nueva York, Montevideo y Accra.
En 2009, Martin pasó a ser el director ejecutivo del Centro del Sur en Ginebra, una organización intergubernamental de países en desarrollo establecida en 1995 para realizar investigaciones sobre desarrollo nacional e internacional y prestar asesoramiento y apoyo a los países en desarrollo en diversos foros mundiales de negociación. Bajo su dirección, el Centro del Sur se convirtió en una importante voz en los debates sobre comercio e inversiones internacionales, propiedad intelectual, salud, macroeconomía mundial, finanzas, desarrollo sostenible y cambio climático. Durante su mandato, el Centro amplió considerablemente el alcance y la calidad de su investigación y asesoramiento en materia de políticas, alcanzando mayor reputación y un alto nivel de confianza entre los países en desarrollo en las luchas por proteger y promover sus intereses. Tras abandonar el Centro del Sur en 2018, Martin regresó a Penang, ya sufriendo de cáncer, y actuó como presidente de la junta directiva de la Red del Tercer Mundo hasta su muerte el 1 de abril de 2020.
Martin era un multilateralista acérrimo pero no un defensor de la globalización, al menos no en el aspecto neoliberal que adquirió a principios del decenio de 1980. Por una parte, era muy consciente de que los países en desarrollo por sí solos no podían obtener tratos justos ante los principales (y menores) países desarrollados en el sistema económico internacional. Por otra parte, sabía que las normas y prácticas multilaterales están desequilibradas, concebidas para someter a los países en desarrollo a la disciplina de los mercados internacionales, moldeados por las empresas transnacionales y las políticas egoístas de las potencias dominantes del Norte, que niegan a los países emergentes el tipo de espacios políticos de los que ellos mismos disfrutaron en el curso de su industrialización. Los esfuerzos de Martin se centraron en la remodelación de las normas y prácticas multilaterales como forma de lograr cambios sistémicos al servicio del desarrollo.
Martin hizo esto en tres frentes. Desde mediados de los años ochenta se centró principalmente en las cuestiones de comercio internacional, en particular las planteadas por las negociaciones de la Ronda Uruguay y, posteriormente, en la Organización Mundial de Comercio (OMC) y en los múltiples acuerdos de libre comercio y tratados bilaterales de inversión que impulsaron el cambio a un orden económico internacional neoliberal. Martin desempeñó un papel decisivo al señalar a estadistas y activistas las consecuencias de las nuevas normas comerciales sobre la industrialización y el desarrollo del Sur global, derivadas de las obligaciones más exigentes en materia de medidas arancelarias y no arancelarias, subvenciones industriales, inversiones y derechos de propiedad intelectual. Hizo varias propuestas de reforma en esas esferas para eliminar los desequilibrios y las limitaciones en materia de industrialización, y de diversificación económica en general, en el Sur global. Se opuso a los acuerdos de libre comercio con los países desarrollados porque reducen el espacio político de los gobiernos y amplían al mismo tiempo el espacio para las prácticas abusivas de las grandes empresas internacionales que dominan el comercio internacional. Estos acuerdos planteaban una amenaza aún mayor para el desarrollo que la anterior generación de normas comerciales del GATT. Tras el acuerdo de Marrakech, Martin fue una figura prominente que bloqueó los esfuerzos de los países de la OCDE por impulsar un acuerdo multilateral de inversiones y ampliar el programa neoliberal en la primera reunión ministerial de la OMC en Singapur y posteriormente en la tercera reunión en Seattle, Así como los intentos por diluir el Programa de Doha para el Desarrollo en la reunión ministerial de Cancún en 2003.
El segundo frente se refería a las cuestiones relacionadas con las operaciones de las instituciones de Bretton Woods, en particular la deuda y la financiación del desarrollo. Martin criticó durante mucho tiempo el Consenso de Washington y, en particular, el uso de condiciones de política impuestas por las instituciones financieras internacionales como parte de los préstamos. Estas imposiciones trataban de impulsar una serie de medidas perjudiciales para los países en desarrollo en nombre de la eficiencia, la competitividad y la atracción de inversores extranjeros. Después de la crisis financiera asiática de 1997, Martin argumentó en contra de la austeridad, abogando por controles de capital, mecanismos de liquidación ordenada de la deuda, disciplina multilateral sobre los tipos de cambio y las políticas financieras de las principales economías avanzadas y regulación y supervisión mundial de las empresas financieras internacionales de importancia sistémica. Fue un defensor especialmente firme de estas posiciones en su papel de miembro del Grupo de Helsinki sobre la globalización y la democracia. Martin tomó el timón del Centro del Sur justo antes de que se produjera la crisis financiera mundial de 2009 y se apresuró a prestar asistencia sustantiva a los países en desarrollo ese mismo año durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la crisis financiera y económica mundial y sus efectos en el desarrollo, identificando las cuestiones clave para ellos y trabajando para asegurar la inserción de estos temas en el Documento Final. Siguió impulsando con ahínco estas cuestiones a través de las investigaciones del Centro del Sur, al tiempo que añadía a su carga de trabajo las esferas conexas de las corrientes financieras ilícitas y las cuestiones de tributación internacional, a medida que los países en desarrollo solicitaban apoyo en estas cuestiones.
El tercer frente, cada vez más prominente, fue el cambio climático y el desarrollo sostenible, que adquirieron mayor importancia en los debates internacionales del nuevo milenio. Las cuestiones ambientales siempre habían formado parte de la labor de Martin en la Red del Tercer Mundo y como miembro de la Comisión sobre los Países en Desarrollo y el Cambio Mundial. Pero esto se amplió significativamente durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, en 1992 en Río de Janeiro. Posteriormente, Martin se convirtió en miembro del Grupo Consultivo sobre el Desarrollo Sostenible y asistió regularmente a las conferencias de las Naciones Unidas sobre el cambio climático que comenzaron en 1995, desempeñando un papel especialmente importante en la Conferencia de las Partes de Copenhague en 2009, en la que el descuido de la dimensión del desarrollo por parte de las economías avanzadas, su renuencia a reconocer responsabilidades comunes pero diferenciadas y su ingenua creencia en soluciones favorables al mercado para el problema del clima dieron lugar a debates enconados y al eventual colapso de la conferencia. Si bien reconocía claramente la necesidad de reducir el ritmo de las emisiones y proteger el medio ambiente, Martin tenía dudas de que las medidas promovidas por los países industriales pudieran convertirse en instrumentos para frenar el desarrollo en el Sur global. Bajo su dirección, una parte importante de la labor del Centro del Sur se centraba en esta cuestión. Durante este tiempo Martin fue un fuerte crítico de los derechos de propiedad intelectual, que se volvieron más estrictos a través de los acuerdos comerciales, que restringían la transferencia de las tecnologías necesarias para que los países en desarrollo luchen contra el aumento de las temperaturas mundiales y para mitigar los daños climáticos que ya estaban experimentando. Esta labor tuvo un paralelo en la lucha de Martin por aliviar la carga de los acuerdos de propiedad intelectual vinculados al comercio (ADPIC o TRIPs por su sigla en inglés), que dificultan a los países en desarrollo el hacer frente a las emergencias de salud pública. Gracias a una exitosa coalición de la sociedad civil, en la que Martin fue una figura fundamental, en 2007 se logró finalmente una enmienda permanente al acuerdo TRIPs. El apoyo de Martin a los países en desarrollo en las negociaciones sobre el cambio climático, llevado a cabo a través del Centro del Sur y la Red del Tercer Mundo, fomentó una mayor coordinación entre estos países para proteger y promover su espacio político en las negociaciones sobre el clima, destacando la equidad y subrayando la obligación internacional de las economías avanzadas de prestar apoyo a los países en desarrollo.
El enfoque de Martin para avanzar en soluciones progresivas en todos estos frentes siempre fue de una callada determinación impulsada por un compromiso apasionado de fortalecer la voz de los países en desarrollo. Tenía una envidiable capacidad para sintetizar y explicar complejas cuestiones de negociación a un amplio público y de una manera que pudiera atraer a los activistas y a los encargados de la formulación de políticas por igual. Se convirtió en un asesor de confianza para estadistas y diplomáticos de todo el mundo en desarrollo. Pero Martin se sentía igualmente cómodo participando en un debate productivo con los policy.makers de los países avanzados y las principales instituciones. Fue una voz singularmente calma pero autorizada para tiempos cada vez más angustiosos, que se ha silenciado demasiado pronto y en un momento en que su compromiso con la construcción de un mundo más justo y resistente es más necesario que nunca.
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Fuente: Social Watch